ESCUCHARJoaquim Vilá, director del Programa de Innovación del IESE, -una de las escuelas de negocios más prestigiosas de Europa-, pasó por Córdoba y expuso sobre la sensibilización de los directivos para el cambio permanente. Aseguró que los valores y la actitud de los líderes del proceso son más importantes que las competencias y la aptitud
Innovar es transformar nuevas ideas en resultados y sólo se innova cuando el cambio permite una mejora en el mercado o la empresa ofrece el mismo servicio pero con un mejor uso de los recursos. También se innova cuando se comienzan a hacer cosas distintas, ya sea en materia de procesos, conocimiento o relaciones. Desde luego, con todo, el requisito básico es “añadir valor”, según señaló a Comercio y Justicia Joaquim Vilá, director del Programa de Innovación del IESE, una de las escuelas de negocios más prestigiosas de Europa, quien en su paso por Córdoba habló sobre la “Sensibilización de la Alta Dirección para una Innovación Exitosa”.
En ese marco, Vilá afirmó que la sensibilización es la capacidad de crear una predisposición favorable a la innovación en todos los niveles, siendo el más crítico el de la alta dirección. Aseguró que para emprender un proceso de innovación es necesario que no existan factores perturbadores de la paz y que haya un alto grado de compromiso por parte de los directivos.
Éstos, como condiciones a priori, deben practicar la empatía, la tolerancia al error y, por sobre todas las cosas, deben tener la capacidad de ilusionar y de motivar con el ejemplo, como así también de reconocer y agradecer las contribuciones.
El estilo de la dirección
Pero antes de ese paso, Vilá recalcó los condicionantes necesarios que debe tener una empresa para que la innovación sea un éxito. En primera instancia, nombró el “compromiso de la alta dirección con el éxito del proyecto” y su “estilo de dirección”, sobre el que enfatiza el desarrollo de aspectos claves como la ambición, proactividad, el optimismo y la capacidad de ilusionar.
La empatía, cooperación, autocrítica, delegación, tolerancia error y proximidad con la gente son otros de los requisitos que deben reunir los directivos para encarar un proceso de innovación.
“La formación y la capacidad de ejecución son importantes, pero es esencial la capacidad de ilusionar.
“Los errores seguirán ocurriendo, pero si una persona es correcta en esencia, los errores que cometa no tendrán un impacto tan grave a largo plazo como los errores de una dirección dictatorial, que diga a aquellos bajo su autoridad cómo deben hacer exactamente su trabajo. Si los directivos hacen una crítica destructiva cuando la gente se equivoca están matando la iniciativa y es fundamental que mucha de nuestra gente mantenga la iniciativa, si aspiramos a seguir creciendo”, aseveró sobre el estilo de dirección un consejero delegado de una de las empresas asesoradas por Vilá.
Sobre este punto, la motivación en los empleados es fundamental, sobre todo por medio del ejemplo. “Mostrando que la innovación es relevante a la alta dirección y que se esto se traduzca a cosas concretas, como por ejemplo, el reconocimiento público de los buenos intentos aunque no hayan resultado en éxito”, apuntó el consejero español.
Paz mental
Respecto a otros de los condicionantes claves para que se desarrollo la innovación, Vilá resaltó que no deben existir factores perturbadores de la paz mental.
“Para toda empresa, en crisis o no, la innovación necesita paz mental. La perspectiva de tormenta a medio plazo es buena, la urgencia no lo es. Cuando el tsunami ya está encima, es demasiado tarde”, subrayó. Por otra parte, desmitificó la creencia de que una empresa en crisis financiera o sin recursos económicos no puede innovar. “La innovación no es cara, puesto que existen métodos simples para lograr los primeros éxitos. La falta de innovación en muchos casos es un suicidio, pero hay que hacer deporte antes de tener un infarto terminal”, graficó.
“La innovación usa recursos económicos sólo en las fases finales, cuando la incertidumbre ha bajado de forma sensible. En las primeras etapas consume tiempo de los directivos”, añadió.
En el mismo sentido señaló que los recursos económicos no son un freno. “La pereza mental sí lo es. Si la alta dirección muestra un compromiso en el tema, con un equipo directivo razonable se pueden hacer grandes cosas en innovación”, analizó Vilá, socio fundador de ToBeInn, la red de innovación a la que pertenece la cordobesa Evoltis y cuya misión es fomentar, organizar, sistematizar y sostener la innovación en las organizaciones.
Valores y actitud
Tras analizar el estado de situación de la empresa y comprobar si cuenta con estas condiciones, el especialista aseguró que en caso de tener que elegir nuevos líderes para encarar el proceso, o bien realizar una elección interna, se debe priorizar primero “los valores y la actitud de las personas”, por encima de las “competencias y aptitud”, aunque -aclaró- todos “tienen su influencia en el éxito”.
Luego de este diagnóstico, el proceso de sensibilización para la puesta en marcha de la innovación requiere de analizar los resultados en otras empresas, de ejecutar cambios, de volver a hacer diagnósticos de la salud estratégica de la empresa, de familiarizarse con la innovación y de mostrar métodos simples para pasar de un problema a soluciones creativas y creíbles.
Luego, además de las condiciones que deben reunir los directivos, sus acciones deben:
• apoyar en la identificación de problemas clave y oportunidades de negocio, para la innovación
• favorecer los primeros tests, talleres y campañas de ideas.
• mostrar interés en el proceso, hacer el seguimiento y dar apoyo.
• dotar de recursos a las mejores iniciativas y proyectos innovadores.
La innovación se introduce por etapas en una empresa; primero es la sensibilización, luego es hacer creíble el proceso, después vienen la sistematización y la consolidación. Una vez que la innovación se configura como un método, pasa a formar parte de la cultura de la empresa.
