ESCUCHARClaudia Torcomian, decana de la Facultad de Psicología de la UNC, reflexionó sobre las implicancias del anuncio y en ese marco consideró “positiva” la ampliación de la cobertura.
En el marco de la apertura del 138° período ordinario de sesiones de la legislatura de Córdoba, el gobernador Juan Schiaretti anunció el lunes último la obligatoriedad de la sala para alumnos de tres años en toda provincia. La iniciativa, que se impulsará por ley y se aplicará por etapas, generó distintas opiniones.
Claudia Torcomian, decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y magíster y doctora con orientación en educación, dialogó con Comercio y Justicia y reflexionó sobre las implicancias de esta nueva medida.
-Desde su opinión ¿está un niño de tres años preparado para asumir la obligatoriedad de la escolarización?
-Desde el punto de vista psicológico, no podemos señalar que los niños necesitan estar preparados para poder escolarizarse, porque en realidad hoy gran parte de la población infantil asiste a jardines maternales, a guarderías o a espacios de este tipo y, en general, podemos decir que disponer en lo estatal de esta posibilidad es un avance. Lo que despierta interrogante es el tema de la obligatoriedad. Es como la escuela media que actualmente es obligatoria, pero no siempre responde a las necesidades educativas de los adolescentes. Lo importante es la disponibilidad de esta opción. Pero la obligatoriedad es un tema a discutir, porque puede haber niños que tengan una situación en particular y quizás no sea conveniente que vayan al jardín, pero a la vez tenemos que tener en cuenta que para muchas mamás esto es una solución. En este último sentido, sí me parece positiva la ampliación de la cobertura.
-En estos días algunos especialistas indicaron que la medida no era acertada ya que a los tres años no es recomendable que los niños asuman las obligaciones de una rutina escolar ¿Qué opina usted sobre esto?
-El tema real es la obligatoriedad, porque uno podría preguntarse si es necesario que todos los niños de tres años vayan al jardín. En este sentido, es cierto que hay niños de tres años que tienen horarios mucho más flexibles. Igualmente, el nivel inicial nunca ha sido tan rígido en la normativa como el nivel primario sino que ha ofrecido mayor flexibilidad en varios aspectos.
-¿Qué desafíos plantea para escuelas y docentes esta incorporación temprana de los niños al sistema educativo?
-Me parece que en cuanto a desafíos, es importante tener en cuenta que hay un alto porcentaje de maestras de nivel inicial que todavía no han hecho experiencias con niños tan pequeños, y en ese sentido, la incorporación de jardines maternales va a requerir algún tipo de adecuación de la preparación que los docentes traen a las características de estos niños más pequeños. Así, será necesario acomodar un poco las maneras de funcionamiento del nivel inicial, porque trabajar con niños de temprana edad no es lo mismo que estar en las salas de cuatro y en las salas de cinco.
-¿Qué implicancias tendrá esta disposición para las familias, en relación con la intervención temprana del Estado en la crianza del niño?
-Siempre el ingreso a las instituciones obliga al niño a la incorporación de nuevas pautas y normativas y esto es todo un proceso. Por eso, entre otras cuestiones, las salitas de tres años tendrían que tener menor cantidad de niños. De hecho, hoy las salas de cuatro tienen menos alumnos que las de cinco. Ahora, es también necesario tener en cuenta que cuando los niños ingresan a la escuela, los ritmos familiares giran en torno a la escolarización. Sobre esto y en relación con las preguntas anteriores, en algunos casos, imponer un ritmo regular podría ser apresurado pero también hay muchas familias que lo necesitan. Por eso, la ampliación de la cobertura es positiva, pero la palabra “obligatoria” es la que hace ruido.
