Por Luz Saint Phat / [email protected]
El inicio de clases es una excelente oportunidad para recordar conceptos relativos a la convivencia en la era de la conectividad. Qué dice Unicef
Un nuevo ciclo lectivo comienza, en el cual niños, niñas y adolescentes inician otro trayecto de aprendizajes según cada nivel de formación.
Al mismo tiempo, padres, madres, docentes y los propios menores se enfrentan también al desafío que implica la incorporación de las nuevas tecnologías y la conectividad en los procesos de enseñanza y en la vida cotidiana.
En este sentido, vale destacar algunos conceptos que posibilitan comprender el complejo mundo de internet, los peligros que puede suponer, los derechos que deben ser considerados y las conductas o comportamientos que son necesarios fomentar o no.
Así, el primer concepto a considerar es el de “huella digital”. Según esta guía redactada por especialistas, esta noción refiere al “rastro que dejan nuestras actividades como fotos, videos, publicaciones y comentarios”.
“Toda la información que está en la web y que se asocia con nuestro nombre se convierte en la manera que tienen terceros para conocernos más y, por ende, forman parte de nuestra identidad digital”, agrega la guía, y resalta además la importancia de considerar que “las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) en general, e internet y las redes sociales en particular, son en la actualidad las principales fuentes de información que existen”.
“La huella digital incluye las publicaciones que un usuario realiza, aquellas en las que sea etiquetado o mencionado, las fotos o videos personales o subidos por otros, las páginas web donde se cite su nombre, las cuentas de usuario en redes sociales que estén asociadas a su nombre real, las noticias referidas a su persona y la participación como usuario en foros, salas de juegos, de chat u otros”, explica el documento, que contiene varios capítulos con recomendaciones.
En tanto, resalta “que, una vez que un dato o una imagen es subido a la web, es difícil de borrar ya que en internet no hay olvido” .
Sobre la base de estos conceptos, pueden especificarse riesgos a los cuales no sólo están expuestos los adultos sino, fundamentalmente, los menores, dado que éstos no siempre conocen el alcance de sus actividades en internet.
Unicef refiere que el principal peligro cuando “no se cuida la huella digital” consiste en “brindar información privada actual o del pasado a personas que no tendrían por qué recibirla”.
Así, “el usuario puede quedar relacionado con actividades o actitudes pasadas o erróneas que afectarán la opinión de quien busque información, pudiendo actuar como filtros de selección que le quiten la oportunidad de presentarse en forma personal”.
Qué hacer
Aunque esta información puede resultar algo abstracta para trabajarla en aulas y hogares, Unicef asegura que “es importante que los adultos dialoguen con niños, niñas y adolescentes una serie de conceptos claves para promover la concientización y lograr un uso responsable”.
Además, es clave que se pueda conversar sobre el “contenido que deben o no deben compartir públicamente y ayudarlos a respetar la privacidad de los demás”.
Algunas ideas que se recomienda transmitir son que la información que está en internet puede entenderse como una carta de presentación, que es necesario pensar qué se comunica y se comparte en estos espacios públicos, y que es importante la distinción entre vida pública y vida privada.
Así, el texto enfatiza en la necesidad de pensar “la construcción de la huella digital también de manera positiva” desde interrogantes como “¿qué quiero que vean cuando me buscan? ¿Cómo fomento que eso aparezca?”. Para ello, también puede ser útil trabajar casos reales, noticias, series o películas sobre el tema.
Otros aspectos
La guía que desarrolló Unicef -que ya cuenta con dos ediciones- también aborda otras cuestiones relacionadas con el mundo digital, como cyberbullying, sexting, grooming y ciudadanía digital.
La intención de la organización es definir estas prácticas y recomendar recursos e ideas para poder dialogar con los menores de edad sobre cómo descubrir en el mundo virtual comportamientos extraños.
Además, el énfasis está puesto en cómo desarrollar habilidades digitales “sanas” y “responsables”, dado que el acceso a las nuevas TIC también puede constituirse como una práctica de ejercicio de derechos.
“La tecnología debe plantearse como un medio y no como un fin en sí mismo: su introducción debe responder a un propósito pedagógico para el cual la tecnología digital sea un puente facilitador o potenciador”, dice una de las páginas finales de la guía.
Es fundamental, señala el documento, “no pensar la tecnología como un enemigo sino como una herramienta que cambia según su uso”.
“Si demonizamos las TIC nos corremos del escenario de preferencia de los chicos y chicas y cortamos la posibilidad de diálogo, diversos resultados y, en ese sentido, la educación que brindemos será clave”, asegura.