El burnout es uno de los males de estos tiempos convulsionados. Cómo prevenirlo y detectarlo es la clave, según un comunicado de la consultora Randstad
En un contexto de incertidumbre económica y de presión en el ambiente laboral, sobrevivir al fin de año puede ser una misión casi imposible.
Por esto, la consultora Randstad emitió un comunicado recientemente en el cual acerca pautas para prevenir y detectar el burnout.
“El cierre del año trae consigo una gran carga de estrés producida por una agenda cargada de innumerables reuniones y compromisos, la presión por alcanzar los objetivos proyectados, los balances que nos agobian, tanto a nivel profesional como personal, todo esto sumado al pico de actividades escolares y familiares y a un contexto de incertidumbre económica que agrava aún más la situación”, señalaron los especialistas.
En detalle, Andrea Ávila, CEO de Randstad para Argentina, Chile y Uruguay,indicó que “con el ojo puesto en el bienestar de sus equipos, las organizaciones están cada vez más atentas a los indicadores de salud, al clima interno y a la carga de trabajo que se da en esta época del año, buscando ayudar a los trabajadores para que puedan reducir el estrés laboral y alcancen un sano equilibrio entre vida profesional y laboral”.
“En este punto, el rol de los líderes y mandos medios resulta indispensable, para poder detectar cualquier signo de agotamiento dentro de sus equipos y actuar a tiempo, frente a un tema que debe ser tratado por profesionales de la salud”, agregó la referente.
En este sentido, Randstad recordó la definición de burnout (estado general de agotamiento físico, emocional y mental, resultado de situaciones de estrés crónico en el ámbito laboral) y compartió cuáles son los factores más importantes que constituyen un riesgo para el desarrollo de este tipo de malestar y que permiten detectarlo a tiempo.
El primero es una fatiga crónica, acompañada de problemas de sueño y afectaciones de salud. “Un indicador claro de estar padeciendo burnout es la sensación constante de cansancio, incluso después de un buen descanso, y en los casos más graves, la aparición de insomnio y dificultades para conciliar el sueño”, precisó el comunicado, al mismo tiempo que advirtió que esto se puede acompañar de cambios en el apetito y un cambio significativo en el peso. Dolores de cabeza y malestares de estómago son otros sintomas asociados.
En segundo lugar, se puede presentar una falta de concentración y descenso en el rendimiento laboral. “El cansancio extremo también puede llevar a las personas a manifestar dificultades para la toma de decisiones en su lugar de trabajo. Una decisión correcta y efectiva requiere de claridad de pensamiento y de un gran nivel de concentración, habilidades que se ven seriamente afectadas bajo los efectos del burnout. Todo esto lleva a una baja en la productividad y a que las responsabilidades laborales diarias se vivan como un gran peso”, detalló el texto.
Otro punto a considerar es el desinterés y la falta de motivación, dado que la persona no tiene energía y se angustia pensando en todas las obligaciones y compromisos que debe cumplir, pierde el entusiasmo y hasta puede sentir rechazo por su trabajo y su empleador, según se advirtió.
Finalmente, también surgen cuestiones vinculadas a la frustración, la irritabilidad y la negatividad, así como los problemas vinculares y el aislamiento. “El agotamiento también influye en la manera que tenemos de relacionarnos con jefes y colegas, haciendo que quienes lo sufren tiendan a aislarse y convertirse en personas poco colaborativas. Esto influye negativamente, por un lado, en la productividad de los equipos, y por el otro, aumentando los síntomas en la persona que lo padece al no sincerarse y pedir ayuda, hecho que incrementa el sentimiento de soledad y de incomprensión”, dijo Randstad.
Recomendaciones
“Muchas veces las exigencias en el trabajo nos abruman y no sabemos cómo lidiar con ese agotamiento. Es importante que desde las organizaciones estemos alerta, especialmente en esta época del año y frente al contexto de incertidumbre que suma el actual contexto económico, para poder detectar estas señales, actuar preventivamente y preservar la salud y el bienestar de los colaboradores”, explicó Ávila.
En este escenario, las recomendaciones de Randstad son:
1. Aprender a delegar tareas. “Uno de los grandes motivos por los cuales llegamos a un estado de burnout es por asumir más responsabilidades de las que somos capaces de abarcar. Es necesario aprender a delegar tareas y a registrar cuando no vamos a poder cumplir con todo lo que se nos pide. Hay que perder el miedo a exponer una situación como esta, ya que se trata de nuestra salud la que está en juego.”, explicó la consultora
2. Fijarse objetivos razonables. “Un gran tema, especialmente a fin de año, son las metas profesionales y personales. Tal vez muchas se hayan alcanzado e incluso superado, aunque posiblemente nos queden algunas en el camino. Frente a esta realidad, es aconsejable visualizar los objetivos para el año entrante de manera pragmática, con objetivos alcanzables y que contemplen también la faz personal, ya que el desarrollo profesional y la realización personal necesariamente van de la mano”, agregó el comunicado.
3. Establecer límites entre el trabajo y la vida personal. “Gran parte del estrés de fin de año surge por la dificultad para sostener una vida equilibrada dado que las jornadas laborales se vuelven interminables, los compromisos se multiplican y entran en tensión con nuestras actividades personales y familiares, que también se intensifican en esta época. Para esto, lo mejor es poner límites, aprender a decir que no para evitar sobrecarga de responsabilidades y compromisos”, se explicó.
También, indicaron los expertos, es importante el disfrute y el cuidado personal; la incorporación de técnicas para el manejo del estrés y la comunicación del desgaste a los responsables de la organización.
“Si bien estas sugerencias pueden ayudar, es importante recordar que cada persona es única, así como sus necesidades, por eso el rol de los mandos medios de las organizaciones son clave en la gestión del bienestar, que demanda líderes empáticos y centrados en lo humano”, concluyó Ávila.