Fernando Luciani, Director Ejecutivo del Mercado Argentino de Valores se refirió así a la puesta en marcha del nuevo instrumento financiero y al punto de equilibrio, que surgirá en un futuro no muy lejano
Fernando Luciani fue uno de los oradores del 10º Congreso de Mercado de Capitales que la delegación Córdoba del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) llevó a cabo el jueves pasado en la ciudad.
Junto a los representantes de los otros mercados, Luciani, director Ejecutivo del Mercado Argentino de Valores (MAV), especializado en productos no estandarizados, orientado a las pymes y a las economías regionales, se refirió al desarrollo del sector en el actual contexto de crisis.
En diálogo con Comercio y Justicia, profundizó algunos conceptos expuestos en su alocución y se explayó en otros.
-La baja del consumo y de la actividad, ¿cómo impacta en el crédito y en la demanda de productos de financiamiento pyme?
-La realidad es que el sector pyme es un sector vulnerable dentro de las estructuras empresariales del país, por lo que cuando hay una restricción en el consumo y en el crédito, esas empresas son las primeras que lo sufren. En ese marco es indudable que el desfinanciamiento aumenta y, si las tasas de interés no son normales -por decirlo de alguna manera- se dificulta todo el circuito económico y se empieza a deteriorar el capital de trabajo. Si a eso se suma el reperfilamiento, que de alguna manera sacó liquidez que las empresas usaban para los gastos corrientes, genera una situación de alta complejidad que es la que estamos atravesando. Y es compleja por distintos lugares, porque hay menos dinero y eso hace que haya menos consumo, porque la presión impositiva es fuerte y porque el nivel de tasas de interés es alto y eso deteriora el capital de trabajo que se ha venido manteniendo por muchos meses lo que genera que la dificultad del funcionamiento de las empresas pymes sea mayor. En todo ese escenario hay cosas positivas.
-¿Se refiere al crecimiento que ha tenido el uso de instrumentos pymes? ¿Cómo se explica eso en un contexto de alta tasa de interés?
-En algunos segmentos, el MAV ha crecido 400%. Concretamente en la comparación interanual del uso de cheques de pago diferido ligado a la cadena de valor. En promedio, el uso de instrumentos pyme creció 150% interanual. Distintos factores explican ese crecimiento. El primero es la contracción de otros ámbitos, es decir, el sistema financiero tradicional es el primero que se retrae cuando hay una crisis o una inestabilidad y eso lleva agua hacia otro molino. El otro factor es que el mercado de capitales por la diversidad de inversores que tiene por detrás no tiene posibilidad de correrse rápido porque hay distintos tipos de personas que financian. Entonces hay personas que compran cheques como compañías de seguros, fondos comunes de inversiones o personas físicas y cada una tiene su realidad y sus tiempos. Distinto es un sistema financiero que se retrae todo junto. El otro factor importante es que desde el sector público se ha generado un fondo público (Fondep) que sostiene la demanda de productos. Funciona como un comprador de última instancia para cuando no hay inversores privados comprando, entonces siempre se mantiene una regularidad en la demanda.
-¿Cómo está funcionamiento de la Factura de Crédito electrónica?
-Comenzó hace poco y soy muy optimista. Hoy más o menos unos 280 millones de pesos financiados por medio de empresas pymes que vendieron sus facturas, y soy optimista porque la maquinaria se empieza a mover. Es complejo todo lo que significa la irrupción de la factura de crédito electrónica, primero porque hay 1.400 empresas que están obligadas según el monto mínimo de factura a utilizar este instrumento. Ese monto a fin de año llega a cero por lo que todas las empresas van a estar alcanzadas. Esa baja progresiva va generando que cada vez haya más facturas dentro. Hoy hay casi 200 mil facturas dentro del régimen, aunque no todas dentro del sistema bursátil. Ése es un trabajo que hay que ir haciendo despacito, pero que genera un cambio de paradigma total, porque hay que construir la idea de que el financiamiento es algo bueno, de que el financiamiento no es el remedio a un problema, sino de que el financiamiento es una herramienta de crecimiento. Lo que nosotros vemos que va a empezar a pasar el próximo año, o un poco más adelante, es que muchas grandes empresas se van a dar cuenta que no es eficiente pagar dentro de los 30 días, que a lo mejor es eficiente pagar a seis meses. Y si eso va de la mano de que la pyme puede obtener una buena tasa de financiamiento, a lo mejor es más conveniente que pagarle el día 29. Eso va a empezar a pasar. Creo que la factura y esta armonía entre las grandes y las pequeñas empresas tiene que confluir en un punto de equilibrio en el que el instrumento les sirva a ambas partes, a la grande para mejorar sus ciclos de pago y a la pyme, obviamente para optimizar su caja.
-En la disertación mencionó que otro gran desafío es lograr que las personas estén dispuestas a invertir en instrumentos privados y no siempre en bonos del Estado ¿cómo se logra eso?
-Con mucha educación y difusión, y luego con que Argentina vaya teniendo un track record en el que las empresas también ofrecen productos. Es un paradigma general que nos persigue en Argentina, donde casi todo el mercado de capitales está basado en el sector público, pero eso también es porque el sector público tiene un peso relativo general muy alto ya que ronda entre 85 y 90%. Es decir, el Estado compite con las empresas por la misma plata. Entonces, en la medida en que eso sea tan dispar no hay tantos incentivos para que el ahorro vaya a la inversión productiva. Ése es el gran cambio que hay que hacer. El Estado debe generar políticas, los mercados de difusión, los agentes. Es el desafío para los próximos años, que la actividad privada tenga un crecimiento exponencial.
-¿Genera algún temor el próximo Gobierno?
-No, para nada. Si se toman los dos últimos gobiernos ha habido cierta continuidad en las políticas y ambos han dejado cosas. El gobierno anterior generó todo lo que son los fondos pymes, las estructuras base del cheque de pago diferido, las SGR. El gobierno actual lo siguió, lo potenció y agregó la ON Pyme, la factura de crédito electrónica y el Fondep. Todo eso es positivo, por lo que no tenemos temor el próximo gobierno; al contrario, creemos que se va a poder trabajar bien ya que muchas de las personas que estarán en la próxima etapa ya han estado antes. Hay que ser optimistas y trabajar todos hacia el mismo lado, reconstruyendo el capital de trabajo de las pymes.