La adolescente está sin paradero conocido desde 1983. Un fiscal de la Santa Sede hizo lugar al pedido de su familia para continuar la búsqueda de sus restos. Hace horas, su hermano afirmó que hay datos que salpican a allegados de Francisco
El pasado 9 de enero, la Oficina de Prensa de la Santa Sede informó que se reabrió el caso de Emanuela Orlandi, la joven que desapareció en 1983 cuando regresaba de la escuela de música a la que asistía.
En 2020, la Justicia del Estado Vaticano archivó la pesquisa, pero el fiscal Alessandro Diddi decidió reactivarla tras el último pedido de los deudos de la adolescente.
Lo promovieron en 2022, tras el estreno del documental de Netflix Vatican Girl (La chica del Vaticano), que revela información sobre un supuesto acoso de un alto funcionario a Emanuela.
Ahora, lo ocurrido se investiga desde cero.
La joven integraba una de las pocas familias que vivían dentro del Vaticano porque su padre trabajaba allí.
Hace casi 40 años, el 22 de junio de 1983, asistió a sus usuales clases de flauta. Llamó por teléfono a su casa y le avisó a una de sus hermanas que, fuera de la institución, un hombre se le acercó para hablarle desde un auto. Ésa fue la última vez que se supo algo de ella.
Luego, su familia recibió llamados de supuestos secuestradores que querían dinero para entregarla, un intercambio que nunca se concretó.
A lo largo de los años, la desaparición de la adolescente se vinculó con otros acontecimientos; entre ellos, el complot para asesinar a Juan Pablo II y el escándalo financiero que involucra al banco del Vaticano.
El reciente documental de Netflix, de cuatro episodios, explora aquellos escenarios. Además, ofrece el testimonio de una amistad de la joven, que afirma que semanas antes de desaparecer le dijo que un importante clérigo se le insinuó sexualmente.
El hermano de Orlandi, Pietro, anunció en diciembre pasado una nueva iniciativa para crear una comisión parlamentaria que investigue el caso.
En declaraciones a RaiNews24, Pietro Orlandi calificó la decisión de Diddi como un “paso positivo”.
Los Orlandi nunca dejaron de buscar a la menor y hacen campaña para que se esclarezca lo sucedido.
Más allá de las teorías y de las investigaciones, todo pareció estancarse durante años, pero durante la última década, las autoridades vaticanas accedieron a abrir ciertos espacios en busca del cuerpo de Emanuela, sin éxito.
En 2012, la familia pidió una investigación cuando se encontraron restos óseos sin identificar al lado de la tumba en la basílica de San Apolinar de Enrico De Pedis, el jefe de la Banda de la Magliana, el grupo mafioso romano que operó entre 1970 y 1980.
En julio de 2019, la procuración de la Santa Sede abrió las tumbas de dos princesas alemanas en el cementerio teutónico, tres meses después de que los deudos recibieran una misiva anónima con la imagen de un ángel sobre la tumba de dos princesas alemanas en el cementerio Teutónico.
La carta estaba acompañada con una foto del panteón y el mensaje “busquen donde apunta el ángel”. Las sepulturas estaban vacías.
Poco antes se analizaron huesos hallados en el sótano de la embajada de la Santa Sede en Roma (nunciatura) pero se determinó que eran más antiguos.
Hace horas, en Roma, en un encuentro en la Asociación de la Prensa Extranjera, Pietro Orlandi le reclamó al papa Francisco que la reapertura de la causa, uno de los grandes misterios de Italia, se haga con “honestidad y transparencia”.
Agregó que los papas y el Vaticano “habían decidido alzar un muro” en torno a la historia de su hermana “porque quizá la verdad es tan dura que inclinaría negativamente la imagen de la Iglesia”. Sin embargo, estimó que es posible que haya habido un cambio de posición en las altas esferas de la institución.
Además, dijo que hay pruebas que salpican a dos personas cercanas al sumo pontífice.
También aclaró que la reapertura del proceso no se le notificó de forma oficial y aseguró que su abogado pidió un encuentro para “proponer nombres a los que interrogar”.
Sobre las nuevas pruebas, citó capturas de pantalla de una conversación por Whatsapp entre “dos personas muy próximas al papa” -no reveladas- que entre finales de 2013 y 2014 hablaban de documentación sobre Emanuela y del cardenal español Santos Abril y Castelló. “Es como si hubieran encontrado algo dentro de un lugar con referencias precisas a Emanuela”, valoró.
Asimismo, abogó por la “máxima colaboración” entre la Santa Sede y el Gobierno italiano.