ESCUCHAREste miércoles, Alberto Fernández aterrizó en Mendoza como estaba previsto en la agenda oficial. Fue recibido en la IV Brigada Aérea por dos personajes menores de la política: el diputado provincial José Luis Ramón (habitual aliado del FdT en el Congreso) y el secretario de Malvinas Guillermo Carmona.
El presidente de la Nación inauguró la ampliación de la Planta Depuradora de Líquidos Cloacales, en la localidad de El Paramillo, acompañado por el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis.
El intendente de Lavalle, Roberto Righi, es otro de los que acompañó al jefe de Estado: “Orgulloso que el Presidente nos visite, va a recorrer obras estratégicas para la provincia, tenemos planteado, si se puede, recorrer la doble Mendoza-San Juan“, sostuvo el mandatario comunal.
Al mismo respecto añadió: “Los intendentes vamos a estar todos (del PJ). No coincido con el punto de vista del gobernador, tienen que trabajar junto con el Presidente, no voy a darle clases de política”.
Martín Aveiro, intendente de Tunuyán, también se dejó ver allí y dijo estar “feliz y contento de que podamos estar con el Presidente, no todos los días tenemos esa suerte. Katopodis es la herramienta directa con los municipios“.
Respecto de la ausencia del gobernador mendocino pronunció: “Entiendo lo de Portezuelo y los enojos. El gobierno nacional tiene un poder de gestión único, como la provincia y como los municipios pero tienen que trabajar en conjunto. Espero verlos juntos”.
El gobernador Rodolfo Suarez desistió de estar presente junto al jefe de Estado. Tampoco lo hicieron personajes relevantes del PJ, como la senadora Anabel Fernández Sagasti y la intendenta de Santa Rosa y presidenta del Frente de Todos, Flor Destéfanis. Menos aún el senador provincial Lucas Ilardo.
La relación entre el mandatario provincial y Fernández se quebró a partir del laudo arbitral en contra de los intereses de Mendoza en al disputa con La Pampa por Portezuelo del Viento.
El desplante de las principales figuras de la política provincial es un llamado de atención para un presidente que sigue viendo de qué manera se devalúa la investidura presidencial. Quizás el mayor «logro» de la gestión de Fernández fue conseguir que la máxima autoridad política del país no sea la persona más importante de la atividad.
