El tan esperado final del juicio comenzó ayer con la última palabra de los que posteriormente serían condenados. Salvo el ex capitán Jorge Acosta, todos hicieron uso del derecho, se declararon inocentes y desconocieron lo que se ventiló en la causa. Luciano Benjamín Menéndez reforzó una vez más su argumento de que “esto fue una guerra subversiva” y que “ostentamos el dudoso mérito de ser el primer país en la historia del mundo que juzga a sus soldados victoriosos, que lucharon y vencieron por orden de y para sus compatriotas”.
En medio de un clima tenso, agregó: “Los argentinos sufrimos el asalto de los subversivos marxistas que por orden de la Unión Soviética y de su sucursal americana Cuba, que se proponían someter a nuestro país a su sistema y sumarlo a su satélite. Era la guerra revolucionaria. A lo que la subversión apuntaba era al alma de nuestro pueblo para someterlo a un régimen despiadado”, dijo dirigiéndose al Tribunal Oral Nº1.
En medio de la alocución y tras reiterados gritos de “que se calle este genocida”, el presidente del tribunal, Jaime Díaz Gavier, hizo retirar de la sala a una militante de derecho humanos.
Menéndez continuó diciendo que los “delincuentes subversivos” habían ensangrentado el país durante 10 años, asesinando a 1.500 personas, el 60% miembro de las Fuerzas Armadas y el 40% civiles y que, en ese lapso, cometieron 21.600 atentados. Por lo que cuestionó: “¡¿Y nosotros estamos siendo juzgados?!”.
Finalmente, dijo que los guerrilleros derrotados se mimetizaron en la sociedad y que “no se han sacado aún la piel de cordero porque les falta todavía dominar algunos resortes del poder”. Y aludió indirectamente al actual Gobierno: “Confío en que los guerrilleros del 70, hoy en el poder, no puedan consumar sus propósitos de imponernos su régimen autoritario y que los argentinos detengamos esa marcha hacia al abismo y recuperemos el imperio de la ley, de la Constitución, de la libertad y la Patria para la libertad”.
El resto
A su turno, Hermes Rodríguez, apuntó que quien se encontraba a cargo del Destacamento de Inteligencia 141 durante la fecha de los hechos de la causa era el coronel César Anadón (fallecido). Dijo que no conocía a las víctimas y él no había sido mencionado durante el juicio por lo que consideró que su accionar fue deducido, sin elementos. Luis Manzanelli también señaló no conocer a las víctimas, mientras que Carlos Vega alegó no recordar nada y que nunca mató ni maltrató a nadie. “No soy un asesino”, concluyó
Por su parte, Carlos Díaz y Oreste Padován dijeron que esperaban el fallo con serenidad, mientras que Ricardo Lardone apeló a que ninguno de los testigos lo mencionó. En general, sostuvieron que actuaron bajo el Código Militar y elogiaron la defensa oficial.