Sucesores pagan daño moral a hija no reconocida de su padre

El tribunal entendió que la madre de la demandante no tenía responsabilidad por el accionar de quien fue su pareja durante cuatro años y no aceptó a su hija como tal, pese a tener contacto con ella cuando era pequeña

La Cámara 8ª Civil y Comercial de Córdoba confirmó que los sucesores de un hombre deberán indemnizar por daño moral mujer por reconocimiento tardío a una mujer que resultó hija del causante.

Los sucesores se habían agraviado porque en el juicio no se incorporó a la madre de la accionante, a quien reputaban también responsable por no entablar la acción de reconocimiento, a lo que el tribunal respondió que ese trámite es personal e intransferible y que la progenitora -madre soltera al nacer la accionante- no podía asumir las consecuencias del accionar del finado, quien conoció del nacimiento de la actora y la mantuvo hasta sus cuatro años.

La cámara integrada por Gabriela Eslava y Héctor Liendo indicó que, si bien es cierto que los representantes legales de las personas menores de edad cuentan con legitimación activa para incoar las respectivas acciones de filiación ante la falta de reconocimiento, también es cierto que de la omisión de ejercer tal acción no puede derivarse antijuridicidad alguna, toda vez que el derecho de accionar es una facultad y no un deber.

En esa dirección se apuntó que el Código Civil y Comercial (CCyC) prevé una norma específica para los casos en que sólo esté registrada la filiación materna de una persona menor de edad, disponiendo que en tal supuesto, el Registro Civil debe comunicar al Ministerio Público dicha circunstancia, organismo que deberá procurar la determinación de la paternidad y el reconocimiento del hijo por el presunto padre, agregando que a estos fines, deberá instar a la madre a suministrar, bajo juramento, el nombre del presunto padre y toda información que contribuya a su individualización y paradero.

Antijuridicidad

El tribunal entendió que no puede derivarse del no ejercicio de la acción por dicha representante legal -en este caso la responsable parental de la hija inscripta sólo con filiación materna-una antijuridicidad suficiente como para formar un litis consorcio pasivo, con quien omite ejercer un acto personal como es el de reconocimiento de un hijo.

Por su parte, los jueces señalaron que el reconocimiento filiatorio compulsivo, por medio de la acción de filiación que prospera, así como tampoco ocurre con el acto de reconocimiento voluntario, no asegura el ejercicio de una parentalidad responsable, “entendida como lo que hemos antes señalado, la presencia efectiva en la vida del hijo/a, donde a la asistencia material se sume la contención afectiva para un desarrollo sano en la conformación de la identidad y tránsito de la infancia a la adultez”.

Así, se sostuvo que conforme el planteo de los apelantes, a la hora de pretender endilgar responsabilidad a la progenitora por la omisión de reconocimiento del causante, se está haciendo referencia a un factor de atribución subjetivo, que no se configura desde ningún punto de vista.

La cámara concluyó que la postura adoptada por los demandados -endilgarle responsabilidad a la madre de la demandante- no era de recibo, debiendo analizarse con una adecuada perspectiva de género.

Relación

El tribunal recordó que la propia actora en su demanda señaló que su madre y el progenitor se conocieron en 1963 y que de la relación de cuatro años entre ellos, nació ella, debiendo entonces valorarse que los estereotipos deben ser analizados conforme las circunstancias de modo y tiempo, y no pudiendo ignorarse que en aquellos tiempos los mismos estaban profundamente arraigados en nuestra sociedad.

En el fallo se plasmó que la pretensión de los apelantes de adjudicar responsabilidad a la progenitora de la accionante, quien asumió los deberes parentales de cuidado y protección de manera exclusiva, en litis consorcio pasivo con quién no reconoció a su hija y le negó el derecho a la parentalidad, “resulta claramente inadmisible y revictimizante de la antes nombrada en su condición de mujer”.

Frente a ello, se destacó que, tal lo señaló la demandante, ser madre soltera, implicaba en tiempos pasados no muy lejanos, “un sinnúmero de dificultades vulneralizantes que acentuaban, desde un contexto interseccional, la desigualdad estructural de la mujer respecto del varón”.

En resumen, de las pruebas se acreditó que el causante se habría hecho cargo de los gastos de crianza de la actora hasta los cuatro años de edad para luego ausentarse, denotando así el conocimiento de su paternidad.