Revocan condena a empresario que no reconoció a su hija

Debía pagar 13 millones de pesos en concepto de daño moral y pérdida de chance. Para la Cámara de Apelaciones de Bell Ville no se probó que el hombre hubiera conocido la existencia de una hija

La Cámara de Apelaciones de Bell Ville revocó una sentencia que ordenaba a un empresario de Monte Maíz a pagar 13 millones de pesos e n concepto de daño moral y pérdida de chance a una hija extramatrimonial no reconocida .

Según consta en el expediente, el progenitor recién reconoció a su hija en el Registro Civil, en 2019 , cuando fue notificado de la demanda de filiación y se sometió a una prueba de ADN, que corroboró su paternidad. En ese momento, la demandante ya había alcanzado los 38 años de edad.

En la sentencia de grado, e l juez Civil y Comercial de 3° Nominación de Bell Ville, Eduardo Pedro Bruera, consideró probado que el demandado conocía, desde su concepción, que la mujer era hija suya y que, a raiz de esta decisión, ésta se vio privada del aporte económico de su progenitor –especialmente los primeros años de su vida-, lo que impactó negativamente en las posibilidades ciertas de una mejor calidad de vida.

“Es notoria la diferencia que se advierte -desde las aristas social, emocional y económica- respecto de las posibilidades con las que contaron sus hermanos biológicos. Las ostensibles asimetrías se vieron materializadas a partir de la concreción de los estudios superiores/universitarios, obtención de logros económicos, viajes realizados, propiedades habidas, participación en sociedades comerciales, etc.”, enfatizó el magistrado en aquélla sentencia.

El fallo fue recurrido por el empresario ante la Cámara integrada por los <a href="http://Revocan condena a empresario que no reconoció a su hija Debía pagar 13 millones de pesos en concepto de daño moral y pérdida de chance. Para la Cámara de Apelaciones de Bell Ville no se probó que el hombre hubiera conocido la existencia de una hija La Cámara de Apelaciones de Bell Ville revocó una sentencia que ordenaba a un empresario de Monte Maíz a pagar 13 millones de pesos en concepto de daño moral y pérdida de chance a una hija extramatrimonial no reconocida. Según consta en el expediente, el progenitor recién reconoció a su hija en el Registro Civil, en 2019, cuando fue notificado de la demanda de filiación y se sometió a una prueba de ADN, que corroboró su paternidad. En ese momento, la demandante ya había alcanzado los 38 años de edad. En la sentencia de grado, el juez Civil y Comercial de 3° Nominación de Bell Ville Eduardo, Pedro Bruera, consideró probado que el demandado conocía, desde su concepción, que la mujer era hija suya y que, a raiz de esta decisión, ésta se vio privada del aporte económico de su progenitor –especialmente los primeros años de su vida-, lo que impactó negativamente en las posibilidades ciertas de una mejor calidad de vida. “Es notoria la diferencia que se advierte -desde las aristas social, emocional y económica- respecto de las posibilidades con las que contaron sus hermanos biológicos. Las ostensibles asimetrías se vieron materializadas a partir de la concreción de los estudios superiores/universitarios, obtención de logros económicos, viajes realizados, propiedades habidas, participación en sociedades comerciales, etc.”, enfatizó el magistrado en aquélla sentencia. El fallo fue recurrido por el empresario ante la Cámara integrada por los vocales Juan Pablo Miguel, Santiago Gonella y Mara Cristina Baeza. A diferencia del juez de grado, los camaristas concluyeron que no se pudo acreditar en la causa que el demandado efectivamente tuvo conocimiento del hecho generador de la hipotética y primigenia obligación de reconocer a la hija como presupuesto para atribuirle culpa o dolo. Además, el tribunal destacó que no existen dudas acerca de que la carga de la prueba necesariamente recaía en cabeza de la actora. Sobre la valoración de la prueba y los testimonios recogidos en la causa, la Cámara precisó que los denominados testigos de oídas resultan insuficientes para justificar el hecho sobre el cual se depone. Por lo tanto, “carecen de eficiencia probatoria las declaraciones de los testigos que no tienen un conocimiento directo y personal del hecho sobre el que deponen”. Asimismo, la Cámara subrayó que los indicios deben ser “graves, precisos y concordantes” ya que solo así tales inferencias presuncionales (indicios) conforman un medio de confirmación de los hechos investigados. En el caso en análisis, los vocales entendieron que existió una arbitraria valoración de la prueba que “implica desatender las reglas de la sana crítica racional, y por tanto, la violación del principio de razón suficiente”. Si no sabía, no hay culpa “No puede hablarse de conducta ilícita si la persona, cuya paternidad finalmente se ha acreditado, ignoraba que había tenido una hija”, remarcó el fallo. Y agregó: “Si el hombre no sabe de la existencia de ese hijo porque la madre no se lo ha comunicado en ningún momento, no es posible que derive la ignorancia en una responsabilidad civil. A su vez, la Cámara aclaró que cuando el supuesto padre, informado de la existencia del hijo, tiene serias y fundadas dudas acerca de la paternidad que se le atribuye realiza diligentemente todas las pruebas necesarias para develar la realidad de ese vínculo, tampoco está actuando de una manera antijurídica. “Tan solo está postergando en el tiempo una decisión hasta que se aclare si existe el vínculo que se le atribuye”."> vocales Juan Pablo Miguel, Santiago Gonella y Mara Cristina Baeza.

A diferencia del juez de grado, los camaristas concluyeron que no se pudo acreditar en la causa que el demandado efectivamente tuvo conocimiento del hecho generador de la hipotética y primigenia obligación de reconocer a la hija como presupuesto para atribuirle culpa o dolo .

Además, el tribunal destacó que no existen dudas acerca de que la carga de la prueba necesariamente recaía en cabeza de la actora.

Sobre la valoración de la prueba y los testimonios recogidos en la causa , la Cámara precisó que los denominados testigos de oídas resultan insuficientes para justificar el hecho sobre el cual se depone . Por lo tanto, “carecen de eficiencia probatoria las declaraciones de los testigos que no tienen un conocimiento directo y personal del hecho sobre el que deponen”.

Asimismo, la Cámara subrayó que los indicios deben ser “graves, precisos y concordantes ” ya que solo así tales inferencias presuncionales (indicios) conforman un medio de confirmación de los hechos investigados. En el caso en análisis, los vocales entendieron que existió una arbitraria valoración de la prueba que “implica desatender las reglas de la sana crítica racional, y por tanto, la violación del principio de razón suficiente”.

Si no sabía, no hay culpa

“No puede hablarse de conducta ilícita si la persona, cuya paternidad finalmente se ha acreditado, ignoraba que había tenido una hija”, remarcó el fallo.

Y agregó: “Si el hombre no sabe de la existencia de ese hijo porque la madre no se lo ha comunicado en ningún momento, no es posible que derive la ignorancia en una responsabilidad civil.

A su vez, la Cámara aclaró que cuando el supuesto padre, informado de la existencia del hijo, tiene serias y fundadas dudas acerca de la paternidad que se le atribuye realiza diligentemente todas las pruebas necesarias para develar la realidad de ese vínculo, tampoco está actuando de una manera antijurídica. “Tan solo está postergando en el tiempo una decisión hasta que se aclare si existe el vínculo que se le atribuye”.