Según un informe de la ONG Freedom House publicado esta semana, la libertad en la red se resiente en todo el mundo por undécimo año consecutivo, con China a la cabeza entre los países con más restricciones.
El documento “Libertad en la red en 2021” analiza la situación de 70 Estados y califica de 0 a 100 puntos la posibilidad que tienen los ciudadanos de usar internet de forma libre en cada lugar.
China se sitúa por séptima vez como el país peor parado (con tan sólo 10 puntos), superado por Irán, Myanmar y Cuba.
Encabeza la lista Islandia, con 96 puntos, seguida de Estonia, Canadá y Costa Rica.
Freedom House planteó una serie de recomendaciones para los gobiernos, como proteger la privacidad y la seguridad de los usuarios, garantizar la transparencia y la diversidad en internet y, en última instancia, proteger la libertad global en la web.
En 2020, Freedom House alertó sobre el efecto negativo de la pandemia en la libertad en el ámbito de internet y advirtió de que los gobiernos contaban con el pretexto de proteger la salud pública y evitar la desinformación cuando bloqueaban las comunicaciones.
De los 70 países analizados, 45 tuvieron acceso a programas que les permitieron extraer datos de la población sin su consentimiento.
Taiwán
Taiwán, analizado por primera vez, obtuvo el quinto puesto en la clasificación, por delante de Alemania, Francia y Reino Unido.
Según Freedom House, para contrarrestar la influencia del gobierno chino, desarrolló regulaciones que les garantizan a sus habitantes un entorno cibernético en el que puedan expresarse libremente y sin bloqueos, según el informe.
A la sociedad en general, Freedom House le aconseja que informe sobre el peligro de la censura a los demás, que trabaje de forma conjunta con los legisladores y las empresas y que acuda a la justicia para denunciar restricciones en la red.
Una de las principales cuestiones que plantea Freedom House en su informe es el hecho de que las grandes tecnológicas tengan el poder de bloquear a usuarios, como ocurrió en enero con Donald Trump.
Cabe recordar que esa acción generó un complejo debate sobre la censura, que no cesa.
A principios de septiembre, Brasil aprobó una ley que les impedirá a las empresas tecnológicas moderar los contenidos y censurar a los usuarios sin el aval de un tribunal.
En el momento en el que se produjo el veto al ex presidente estadounidense, Amnistía Internacional aseguró que como Facebook y otras compañías tienen “un enorme poder para decidir qué se puede decir y qué no” en sus plataformas, es necesaria una regulación por los gobiernos.