Rechazan que haya existido relación laboral entre un pintor autónomo y un corredor inmobiliario

El tribunal concluyó que, con la prueba producida por el demandado, en la causa se desvirtuó la presunción de un contrato de trabajo

Después de que se acreditó que el accionante no se desempeñaba bajo relación de dependencia con el demandado sino que éste -en su carácter de corredor inmobiliario- lo recomendaba para realizar la pintura de los departamentos que tenía en alquiler, estando a cargo del demandante convenir con los inquilinos los trabajos y su precio, la Sala 6ª de la Cámara de Trabajo de Córdoba rechazó la demanda contra el agente de bienes raíces.

El pintor demandó reclamando indemnización por antigüedad, omisión de preaviso e integración del mes de despido y otros rubros laborales. Relató que ingresó a trabajar en relación de dependencia jurídica, técnica y económica bajo las órdenes del demandado, quien le indicaba las tareas que debía llevar a cabo y le abonaba sus haberes.

El accionante afirmó que el demandado se dedica a la venta, alquiler y mantenimiento de propiedades inmuebles y que durante el tiempo que duró la relación laboral realizó tareas de reparación, ejecución, mantenimiento y transporte de las propiedades que administra, tales como traslado de mobiliario, mampostería, pintura de casas y aberturas, reparación de sanitarios y electricidad.

Impedimento

El trabajador continuó narrando que, ante el impedimento de prestar tareas y la clandestinidad registral en que se encontraba, intimó al corredor inmobiliario a los fines de que le aclarara su situación y lo inscribiera en los registros correspondientes, bajo apercibimiento de despido, medida que debió concretar por el rechazo de su pretensión.

A su turno, el demandado negó que el actor hubiese trabajado en relación de dependencia con su parte o que le hubiese impartido órdenes, subrayando que es corredor inmobiliario y titular de un establecimiento afín, por lo que realiza actividades propias de su profesión, tales como la venta y alquiler de inmuebles, y que nunca tuvo personal a su cargo que hiciera actividades de mantenimiento de propiedades en esos inmuebles.

El demandado afirmó que, por una relación personal con el pintor, lo recomendaba cuando debía realizar tareas de reparación o acondicionamiento de las propiedades que administraba. Pero que la relación contractual ocurría entre el accionado y el cliente, quien le explicaba las tareas a realizar, recibía el presupuesto y, en su caso, le encargaba el trabajo y se lo abonaba; es decir, las labores a realizar y la modalidad así como el pago era acordado directamente entre el cliente y el accionante, siendo ajeno el demandado a esa relación.

Negativa

Al resolver, el juez Tomás Sueldo, después de evaluar la prueba prod ucida, indicó que el demandado negó la existencia de la relación de dependencia económica y jurídica invocada en el libelo inicial por el accionante aunque consintió la realización de tareas en las propiedades que administraba, argumentando que había un mecanismo de asignación y distribución de esas labores en las que su intervención se limitaba a recomendar al pintor.

Frente a ello, la sala entendió que se desvirtuó la presunción de contrato de trabajo con la prueba producida por el demandado y, a los fines de desentrañar los extremos controvertidos, destacó que el reconocimiento de la prestación de servicios cumplida por el accionante, aun cuando se discuta quién era el beneficiario directo o el que encargaba los trabajos, torna aplicable la presunción de existencia de contrato de trabajo contenida en el artículo 23 de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT).

Sin embargo, el vocal estimó que el accionado logró refutar la aludida presunción, con la prueba testimonial aportada al proceso, pues se demostró que D. se desempeñó como prestador de servicios autónomo o independiente, desarrollando actividades de mantenimiento, pintura y refacciones de viviendas, para lo cual contaba con la asistencia de un ayudante, que estaba bajo sus órdenes y directivas.

Deponentes

Por ello, el tribunal indicó que los deponentes propuestos por el inmobiliario, cuyas declaraciones no fueron impugnadas, fueron claros y concordantes en el sentido de que D. -por recomendación del demandado- hacía trabajos de pintura en sus respectivas viviendas o en las de sus inquilinos, por los que percibía -en mano- el importe presupuestado y luego fijado por el propio D.

Desde otro ángulo, se enfatizó que el actor no aportó elemento de convicción alguno, que no sólo corrobore la presunción del artículo 23, LCT, sino que reste eficacia probatoria a la prueba oral ya analizada, incurriendo incluso en contradicciones al absolver posiciones respecto de lo afirmado en el escrito introductorio; por ejemplo, cuando sostuvo que era el inquilino quien fijaba los horarios (posición quinta), mientras que al demandar consignó que cumplía una jornada laboral de lunes a lunes de 9 a 17, hecho que -claramente- tampoco quedó demostrado en el proceso.