Rechazan demanda porque la motociclista no respetó la prioridad de paso

Al analizar la mecánica del accidente de tránsito en una encrucijada no semaforizada, el tribunal concluyó que la motociclista incumplió la ordenanza municipal de tránsito y no acreditó que la contraria circulaba a excesiva velocidad

Al quedar acreditado que la accionante no respetó la prioridad de paso de quien circula por la derecha en el cruce de una intersección no semaforizada, el Juzgado de 40ª Nominación Civil y Comercial de Córdoba rechazó su demanda al no existir responsabilidad del demandado.

Respecto del hecho, el juez Alberto Julio Mayda indicó que la concordancia existente entre lo manifestado por la actora al demandar y el expreso reconocimiento de la parte demandada al contestar, así como las constancias del sumario penal, permitieron tener acreditadas las circunstancias de tiempo, lugar y personas del accidente.

El magistrado examinó que la actora reconoció que accedió a la encrucijada de las calles Leartes y Estados Unidos (barrio San Vicente) desde la izquierda del demandado, agregando que la informativa de la Municipalidad de Córdoba detalla que Estados Unidos funciona con único sentido circulatorio y Leartes es de doble sentido, no existiendo semáforos ni señalización que regule la prioridad de paso en la intersección.

De ello se desprendió que el vehículo del demandado venía por la derecha de la motocicleta, con prioridad de paso, y que la ordenanza municipal de tránsito establece que el conductor que se aproxima a una encrucijada no semaforizada (como es el actual supuesto) debe, en todos los casos, reducir la velocidad y ceder, siempre y espontáneamente, el paso a todo vehículo que se presente por una vía pública situada a su derecha, por lo que si el motociclista es el que no respeta la prioridad de paso, luego no puede reclamar el resarcimiento de los daños.

Para el tribunal, era la conductora de la motocicleta quien tenía la obligación de aminorar su marcha y ceder el paso al vehículo que se presentara por su derecha, lo que no aconteció.

El juez analizó que la actora sostuvo que se encontraba terminando de cruzar la encrucijada, mientras que los demandados sostuvieron que fue en el medio de la intersección, advirtiendo de que el perito en accidentología vial informó que el siniestro ocurrió en la zona central de la calzada, no existiendo ningún otro elemento probatorio que desvirtuara tal conclusión.

De ello el magistrado derivó que la actora no había logrado superar la encrucijada ni se encontraba saliendo de ella, como adujo.

Por otro lado, con relación a la localización de los daños de los vehículos, el informe técnico mecánico obrante en el sumario penal señaló que en el vehículo del demandado el impacto se produjo en el ángulo delantero izquierdo, resultando con daños en paragolpes, chapa, grilla, parabrisas sector izquierdo, óptica izquierda, espejo retrovisor y guardabarros, todos del sector delantero del rodado, en tanto que la motocicleta tuvo impacto en el sector delantero y lateral derecho.

Evaluación

En consecuencia, concluyó el juez que si la actora se hubiera encontrado saliendo de la encrucijada, no se advierte fácticamente de qué forma el rodado del demandado podría tener el lugar de impacto en el sector delantero izquierdo -como ha quedado acreditado en autos- sino que hubiera tenido que localizarse predominantemente en el sector delantero derecho.

En esa dirección, Mayda apuntó que naufraga la hipótesis de la actora acerca de que se encontraba saliendo de la encrucijada, sin perjuicio -como según se vio- de que, aun cuando hubiera estado un poco más adelantada en el cruce, eso no tornaría inaplicable la prioridad del demandado.

De otro costado, el fallo manifestó que la velocidad con la que el demandado accedió a la intersección no pudo ser tan elevada, conforme la propia confesión de la actora realizada y ratificada en su alegato, cuando afirma que “(…) el demandado se encontraba estacionado a la izquierda de la acera e inició su marcha sin advertir de que la motocicleta ya estaba trasponiendo el cruce de las arterias (…)”, de lo que infirió que indudablemente no podría haber alcanzado una gran velocidad si estaba estacionado antes de emprender la marcha y accedió a la encrucijada.

Confesión

Asimismo, el tribunal consideró que la citada confesión no hace sino reforzar la responsabilidad endilgada a la actora, puesto que si aduce haber divisado al demandado que se encontraba estacionado y que luego emprendió la marcha para cruzar la intersección, está reconociendo, sin más, que no respetó la prioridad de paso del demandado, puesto que no frenó ni cedió el paso a éste.

Por otra parte, en la decisión se analizó que el peritaje oficial probó que la intersección mencionada tiene una visibilidad óptima, no registrándose -según el material fotográfico aportado- ningún elemento extraño que hubiera podido dificultar la visión de la actora al momento de acercarse a la mentada intersección.

En consecuencia, en el fallo se resolvió que, al no acreditarse que el daño invocado constituya una derivación causal del proceder de la demandada por el que ésta deba responder, y siendo que, por el contrario, ha quedado acreditado que los daños se deben a la exclusiva culpa de la víctima, no cabe otra alternativa que el rechazo de la pretensión.