“Se advierte que la exigencia ilegítima fue formulada con una evidente tonalidad amenazante y que infundieron temor en las víctimas lesionando su libertad psíquica de autodeterminación. En ese contexto, resulta que las intimidaciones y exigencias en un marco de violencia verbal y psicológica que padecían las víctimas, exceden con creces lo tolerable y han tenido idoneidad para causar en los sujetos un estado de constricción”.
Bajo esa premisa, la Cámara Federal de Casación Penal (CFCP) ratificó la condena de 7 años de prisión que se le impuso a Mauro Novelino, un narco de Santa Fe, por amenazar desde la cárcel, a través de Whatsapp, a dos funcionarios públicos, con el fin de evitar su traslado a otro penal.
Los mensajes y llamadas intimidantes fueron dirigidos al intendente de Venado Tuerto, Leonel Chiarella, y al secretario de seguridad de la ciudad, Sergio Maidana, a quien el delincuente le escribió, entre otros mensajes: “Tenes contacto con los de arriba? Desiles (sic) q me dejen de trasladar de aca para alla por hay balas para todos. Empezando por chiarela. Ok?”.
Sobre Novelino ya pesa una sentencia a 15 años de prisión por narcotráfico y robo, entre otros ilícitos.
En abril pasado, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2 de Rosario le sumó la sanción de 7 años por coacciones agravadas por tener como propósito la obtención de alguna medida o concesión por parte de cualquier miembro de los poderes públicos. Entre ambas, se conformó una pena única de 21 años.
Las amenazas fueron enviadas desde el Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz, donde el narco de 33 años cumplía la prisión preventiva que dispuso un juez de Venado Tuerto, en una causa en su contra por liderar una asociación ilícita.
El jefe comunal de aquella ciudad lo denunció en distintas oportunidades por la coordinación de actividades vinculadas al negocio de la droga que tenían impacto en su municipio. Antes, Novelino estuvo alojado, de manera ininterrumpida, desde julio de 2020, en las cárceles de máxima seguridad de Trelew y de Resistencia.
En Resistencia le encontraron teléfonos que fueron analizados y se comprobó que negociaba la compra de estupefacientes con un policía jubilado y con una mujer, ambos de la provincia de Córdoba.