ESCUCHAREste martes se escuchará a los testigos que vieron cuando el joven fue asesinado a golpes a la salida de un boliche en Villa Gesell. También lo hará quien era su novia
Los padres de Fernando Baéz Sosa, el joven que murió por una salvaje golpiza en la puerta de un boliche en la localidad balnearia de Villa Gesell (Buenos Aires) en enero de 2020, declararon este lunes en la primera audiencia del juicio oral que se realizó en la sede de los tribunales de Dolores.
El debate se inició pasadas las 10 y luego de varios planteos de nulidad de la defensa, que intentó frenar el inicio del debate, el Tribunal Oral Criminal N° 1 inició el juicio oral que ocurre a tres años del asesinato del joven estudiante de abogacía.
Las duras declaraciones de los padres conmocionaron a todos los presentes de la sala. La primera en hablar fue la madre, Graciela, quien relató que su dolor es eterno. “Siento que mi corazón sangra todo el tiempo. Ojalá hubiera un remedio para calmar tanto dolor. Soy una persona muy infeliz. Fernando… mi Fernandito era la alegría de mi vida”, dijo, profundamente angustiada.
“Para nosotros, los sábados y domingos eran sagrados. Éramos felices. Compartíamos en familia. Él iba a fútbol los sábados y cuando estaba por llegar, me avisaba para que fuera calentando la comida. Ahora todo cambió para nosotros.
La mujer aseguró que no entiende por qué les pasó esto: “Me siento a veces culpable de haberlo enviado a ese lugar, pero también se merecía esas vacaciones con amigos. Antes de viajar le dije que se cuidara y que no confiara en nadie. Ese día me dijo: ‘La maldad no existe”.
Más adelanté agregó: “Nunca creí que mi hijo iba a ser velado en su colegio, donde él siempre decía que iba a ayudar como agradecimiento. Fer nunca discriminaba a nadie como él ha sido discriminado. No le tuvieron piedad. Me duele tanto lo que le hicieron. Lo llamaban ‘negro’. No era así, era mi príncipe. ¿Con qué derecho le arrebataron la vida a Fernando? Me quedé sin nada. No tengo razón para vivir”, aseguró.
Quebrada en llanto, aseguró que todavía tiene la cama de Fernando armada y su ropa en el placard, “que cada tanto lavo, plancho y acaricio”.
Fue en ese momento que la presidenta del tribunal le preguntó si se sentía bien y le ofreció parar su testimonio si no estaba en condiciones de seguir. Pero Graciela se negó. “Me siento bien. Quiero hablar por él. Quiero contar cómo era”, respondió.
Luego fue el turno del papá de Fernando, Silvino, quien recordó cuando tuvo que ir a reconocer a su hijo a la morgue: “Fue duro porque una parte de mí estaba tirada en una bandeja de acero inoxidable con la cabeza reventada”. Y continuó: “Estaba chorreando sangre por todos lados. No lo podía tocar”.
“Señores jueces, acá están escuchando el relato de un padre que ha perdido todo: ha perdido la felicidad, las ganas de vivir, de luchar y perdió lo mejor de todo, que es el abrazo de su hijo. Durante mucho tiempo tuve una enfermedad en los riñones e hice un año y seis meses de diálisis. Me costó tanto… pero abría la puerta de casa y Fernando se colgaba de mi cuello: ‘¿Cómo estás papá?’, me decía. Y ese tipo que venía muerto de la diálisis terminaba más vivo que nunca con el abrazo de su hijo. ‘Cuando sea grande te voy a dar mi riñón…’, me decía.
Nueva audiencia
El juicio se reanudará este martes con la declaración de los amigos que acompañaban a Fernando en la noche del crimen, quienes también fueron golpeados por los acusados. Asimismo, se espera el testimonio de Julieta, la entonces novia de la víctima.
Máximo Pablo Thomsen; Ciro Pertossi; Enzo Comelli; Matías Franco Benicelli; Blas Cinalli; Ayrton Michael Viollaz; Lucas Fidel Pertossi y Luciano Pertossi están imputados por los delitos de homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas, y lesiones leves.
Durante las 22 audiencias se espera que los más de 130 testigos declaren y puedan dar camino hacia el veredicto final, en el que existe la posibilidad de que los jueces dicten prisión perpetua para los ocho acusados.
