El equipo de Antropología Forense encontró un sacro, dos costillas y fragmentos de huesos semiquemados. Las excavaciones se prolongarán por varios meses. Fuentes judiciales opinaron que no se trataría de la fosa mayor.
“Este hallazgo es muy alentador”, le dijo a Comercio y Justicia Darío Olmo, miembro fundador del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), quien desde hace diez años trabaja con el resto de sus compañeros en las excavaciones de los predios del Tercer Cuerpo del Ejército, en busca de quienes desaparecieron en el centro clandestino de detención de La Perla durante la última dictadura militar.
Ayer, por primera vez, el EAAF pudo dar con restos fósiles de origen humano a unos pocos kilómetros de La Perla. Un verdadero hallazgo que abre las esperanzas de que, finalmente, los familiares de desaparecidos puedan encontrar el cuerpo de sus seres queridos. Sólo en ese centro clandestino el número de muertos superó el millar.
Pese a todo, una fuente vinculada con la investigación judicial fue cauta: “A mi criterio, los huesos encontrados corresponden a un episodio de inhumación en un momento dado y pueden ser uno o varios. Me inclino a pensar que es algo puntual, no la fosa masiva”, señaló.
Sin embargo, la misma fuente también dejó abierta la posibilidad “de que sean restos que quedaron tras la ‘limpieza’ que hicieron los militares en el año 1979, cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) estaba por llegar a Argentina.
“Hasta que no se termine de retirar el material no se va a saber si es un caso puntual o si metieron todo ahí”, concluyó la misma fuente judicial.
Qué y dónde se encontró
Los fósiles fueron descubiertos en los hornos de la estancia La Ochoa. Se encontraron pocas piezas, pero indudablemente humanas, confiaron los especialistas. Se trata de un sacro y dos costillas, mezclados con escombros y tierra; además, hay diferentes fragmentos de huesos semiquemados.
Los trabajos sobre los hornos de la estancia comenzaron a fines de la semana pasada y era uno de los pocos lugares que aún no habían sido explorados por el EAAF.
Se trata de una construcción grande, que se derrumbó tras una explosión provocada. Son hornos que entraron en desuso en 1975. Por estas características, Olmo anticipó que el trabajo demandará varios meses. “Hay que vaciar todos los hornos, sacar los escombros y ver qué se encuentra”, precisó.
Sobre las las piezas halladas dijo “que están muy bien conservadas”, gracias a los los restos de cal presentes en el lugar del hallazgo.
A lo largo de la causa judicial hubo varios “testimonios de segunda mano” de personas que recordaron que, siendo chicos, sus padres les contaron que habían sentido olor a carne quemada en los hornos de la estancia La Ochoa.
“Era un comentario del lugar, porque en esa zona hay un caserío muy pequeño. Vivía allí gente que antes trabajaba en la cantera o en las quintas que alquilaban”, remarcó la fuente consultada.
(Ver también: Ocho respuestas…)