martes 19, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Mediación y medios de comunicación

Por José F. Arce * y Soledad Vanzan **
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Hablando sobre mediación entre nosotros, surgió el tema sobre las noticias publicadas en los medios -diarios, portales-, lo que se dice y hace en los foros en Internet, etcétera. Esta conversación motivó que nos hagamos varias preguntas.

La primera es si es posible hacer una especie de medición respecto de las noticias que se publican de mediación; otra respecto del rol que juegan los medios de comunicación en la sociedad y, finalmente, cómo los mediadores estamos aprovechando las ventajas que nos ofrecen los medios de comunicación para favorecer la profesión y el instituto en sí.

Vimos primero que cuando uno lee las noticias del mundo respecto de mediación en los distintos medios informativos, se puede hacer un mapa interesante de la variedad de ámbitos que abarca. Por ejemplo, se pueden encontrar artículos sobre “mediación carcelaria”, “mediación y violencia de género”, “mediación en las relaciones de consumo”, “mediación de seguros”, “mediación empresarial”, “mediación escolar”, “mediación judicial -en las capitales y sedes del interior-”, “mediación on line” y mucho más.

A su vez, si alguno de los lectores “googlea” (busca en Internet en cualquier buscador) la palabra mediación en Argentina (los resultados cambian dependiendo de dónde estemos físicamente) encontrará que la mayoría de las noticias son sobre mediación judicial en distintas provincias, algunas ofertas académicas y pocas que describan de qué se trata la mediación o estén dirigidas a los internautas o sociedad en general.

A nivel de redes sociales (RS), existen hashtags (temas) que llegan a ser trend topics (tendencia) respecto de mediación; existen grupos y foros en distintas redes, como Facebook (RS Informal) o LinkedIn (RS Profesional). Televisivamente la gente asimila, lamentablemente, la mediación con los famosos talk shows televisivos (lo más conocidos fueron los de Moria Casán y Lía Salgado) en los cuales las conductoras, lejos de mediar, llevan a las partes -con una herramienta fundamental del mediador como es la pregunta- a niveles de conflictividad altísimos y no les interesa el conflicto, su resolución ni las personas. Y en la prensa gráfica sólo en editoriales especializadas encontramos referencias específicas.

Es claro, nos dijimos, este panorama completo lo vemos quienes estamos constantemente formándonos en la materia; pero ¿Qué pasa con el resto de las personas?, ¿Esta mediatización actual (organizada o no, mucha o poca) ayuda a que la gente conozca más y empiece a ver este método como alternativa real? ¿Qué hacemos los mediadores al respecto?

Luego de ver este escenario, lo primero que se nos viene a la mente es repensar el rol de los que impulsan y creen realmente en el instituto, mediante el cual muchas veces, no sólo pretenden ofrecer un servicio sino que buscan las formas de que otros puedan mediar en ámbitos donde éstos no pueden llegar. Pasa con la mediación carcelaria, en la que se pretende que los propios internos sean mediadores; también en la mediación escolar en la cual se intenta que los docentes o los propios alumnos sean capacitados para estas tareas, que lamentablemente está en auge gracias al fenómeno del bullying escolar. Es dable destacar que sucede en casos en los que las legislaciones no dicen nada, y las iniciativas no surgen del estado.

Estos últimos ejemplos, aun sin intervención del Estado, implican una gran ventaja desde nuestra perspectiva. Se trata de empezar a educar en la gestión personal de los conflictos, sin buscar alguien externo (hetero-composición) de la comunidad que se trate. Quizás se está empezando a pensar que las formas que solucionaban los conflictos muchas tribus de la antigüedad, e incluso de la actualidad -cuando eran los jefes y ancianos los que resolvían los conflictos-, son ahora viables.

Estos son modelos útiles para empezar a cambiar a una sociedad a una “cultura del acuerdo” y sacarla de la “cultura del litigio”. Creemos que si seguimos con esta mentalidad terminaremos con una justicia, que en palabras del sociólogo Z. Bauman, será líquida.

Por último, hablar hoy de poder medir de alguna forma la mediación (o algún aspecto de ella) por lo que se difunde en los medios a través de estos fenómenos, es una cuestión que debemos tomar con pinzas, ya que la información que se difunde no está organizada a nuestro entender, tal cual lo expusimos antes. Todo esto permite darnos cuenta que la mediación, aunque está de a poco ganando terrenos antes impensados, necesita de nuestra intervención organizada para su mayor eficacia.

Con estos comentarios sólo pretendemos reflexionar que nosotros, por el sólo hecho de ser mediadores, ya estamos divulgando y difundiéndola, pero la idea es poder tomar un mayor protagonismo a través de los medios, sacando provecho de las redes existentes o creando nuevas. Existen otras comunidades de mediadores que ya se han organizado, quizás podemos empezar en Córdoba con el grupo de Facebook llamado “Asociación de mediadores de Córdoba”. Esperamos que el ejemplo cunda.

(*) Abogado, mediador (**) Abogada, mediadora

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