La jueza Mariana Wallace, titular del Juzgado de Niñez, Adolescencia, Violencia Familiar y de Género de 4° Nominación de Córdoba, se trasladó a la localidad de Villa Unión, en Santiago del Estero, para tomar una audiencia con una niña de seis años que actualmente vive con su abuela paterna. Esta decisión marca un cambio de enfoque en la práctica judicial, acercando a los magistrados a las personas y buscando soluciones más humanas y personalizadas.
La menor, que originalmente vivía en la ciudad de Córdoba junto a sus padres y un abuelo, fue separada de su hogar tras una denuncia realizada por una vecina. La Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) intervino y constató que la niña no estaba recibiendo los cuidados necesarios y que se encontraban vulnerados sus derechos. Como resultado, la Senaf dictó una medida excepcional para retirarla del entorno familiar, decisión que fue convalidada por el juzgado.
Inicialmente, la niña fue alojada en un hogar residencial en Córdoba. Sin embargo, la Senaf impulsó luego un proceso de reintegración con su abuela paterna, residente en Villa Unión, lo que marcó una nueva etapa en su situación. Esta medida debía ser controlada por el tribunal para asegurar su legalidad y garantizar el bienestar de la menor.
Con el objetivo de proteger el proceso de adaptación y la estabilidad emocional que la niña comenzaba a desarrollar en su nuevo entorno familiar, la jueza Wallace decidió trasladarse personalmente hasta Santiago del Estero para llevar a cabo la audiencia. Evitó así que la menor tuviera que enfrentar el desgaste de un traslado a Córdoba, demostrando un enfoque centrado en su bienestar.
En la audiencia, tanto la niña como su abuela fueron escuchadas bajo todas las garantías procesales. Para asegurar la participación completa del equipo judicial, aquellos funcionarios que no pudieron estar presentes físicamente se sumaron por videoconferencia, permitiendo un desarrollo íntegro del procedimiento.
Un nuevo enfoque judicial
Esta actitud refleja una tendencia creciente entre los magistrados hacia un ejercicio más cercano y humano de la justicia, evitando procesos burocráticos que puedan afectar negativamente a las personas involucradas. La intervención de la jueza Wallace, en línea con las recomendaciones de la Senaf, se centró en garantizar los derechos de la niña y en mantener la integridad de su proceso de recuperación e integración familiar.
Con estas adecuaciones procesales, el tribunal no solo protegió la integridad física y emocional de la menor, sino que también marcó un precedente en la búsqueda de una justicia más sensible y orientada a las necesidades de las personas.