El dinero para comprar el auto no gratis; debe ser considerado un préstamo

El tribunal ponderó la prueba, que mostró la existencia de un empréstito entre las partes -no una donación-. Si bien éstas habían mantenido un noviazgo en el pasado, los jueces destacaron que esa relación sentimental no existía [privado]

Al quedar demostrada la entrega del dinero por parte del accionante a una persona con quien años atrás lo unió una relación sentimental, demandada en la causa, para que la mujer adquiriese un automóvil y sin que se probara que dicho acto fue a título gratuito, la Cámara en lo Civil y Comercial de Bell Ville revocó la sentencia de grado que rechazaba el planteo y ordenó la restitución del monto reclamado, al considerar que lo convenido entre las parte fue un préstamo.

La jueza de grado había desestimado la acción por cumplimiento del mutuo, por $381.000, en 2017, que José Luis Márquez invocó frente a la demandada Laura Muguruza, quien aducía que el dinero era una donación a su favor. La magistrada consideró que la prueba testimonial no daba certeza de que efectivamente se hubiera producido préstamo de dinero alguno.

Error

Los camaristas Damián Esteban Abad, José María Gonella, y Juan Pablo Miguel advirtieron que la a quo partió de un error conceptual, al sostener que el contrato de mutuo es real, cuando, sin perjuicio de haber desaparecido ahora la clasificación, los cambios operados en la legislación de base lo regulan en todo caso y por sus presupuestos, como uno consensual.

Si alguien efectúa un pago a quien no es su acreedor, tal pago no tiene causa ni razón de ser y, por consiguiente, el ordenamiento jurídico impone su devolución, ya que no puede entenderse una traslación de bienes desprovista de causa.

Según la cámara, la magistrada no buscó la acreditación del perfeccionamiento del contrato con la prueba de la entrega efectiva de la cosa (como si se tratara de un contrato real), ya que convalidó lo que ambas partes habían reconocido: una transferencia del dinero.

De ello, los camaristas derivaron que correspondía dilucidar a título de qué Márquez y Muguruza entendieron que debía considerarse esa traslación patrimonial; es decir, la voluntad que las partes tuvieron al momento de contratar.

En tal sentido, la cámara remarcó que la cuestión a dirimir era si el dinero que entregó el actor para la compra de un vehículo para la demandada se trató de un préstamo de dinero (mutuo) o una donación.

La alzada consideró que en la sentencia de grado se dijo que no se logró acreditar que se hubiera contratado mutuo, pero resulta que si alguien efectúa un pago a quien no es su acreedor, tal pago no tiene causa ni razón de ser y, por consiguiente, el ordenamiento jurídico impone su devolución, ya que no puede entenderse una traslación de bienes desprovista de causa, por lo cual si no ha habido un pago ha mediado un enriquecimiento sin causa, que es el que da lugar a la repetición.

Testimonios

La cámara sostuvo que los testimonios marcan indicios sobre la conducta precedente de Márquez con relación al motivo de la transferencia cuestionada, y que hacen presumir que su verdadera voluntad efectuar un mutuo, resaltando que debe entenderse que quien quiere hacer una donación, no anda propalando a todo el mundo que es un préstamo, tal como el accionante le dijo al gerente de la concesionaria donde se compró el vehículo.

El tribunal indicó que si el propósito del actor era haber donado el vehículo, pues debió haberlo hecho por escritura pública, según lo impone el artículo 1552 del Código Civil y Comercial, por lo que no habiendo acudido a esa forma, se desplaza el argumento de la liberalidad del acto, por lo que se impone atender el planteo de que se trató sólo de un contrato de mutuo, que no exige formalidad alguna.

El fallo valoró que, dado el valor comprometido, no se puede “considerar que se haya tratado de un mero presente de uso, o un simple regalo inspirado por un sentimiento de afecto, o un testimonio de buena amistad motivados en el precedente de la relación sentimental preexistente y ya agotada”.

Los jueces agregaron que, dado que quien realiza un acto gratuito está disminuyendo su patrimonio sin compensación alguna y que estos tipos de actos pueden presentar fuerte incidencia jurídica (en la legítima de los herederos, en defraudar a los acreedores o incluso conducir a la indigencia del propio otorgante), la ley impone no sólo un mayor rigorismo formal, sino también una interpretación más restrictiva.

Impensado

La decisión observó que, aun sin descartar el afecto y la buena relación que pueda haber quedado luego del noviazgo terminado entre las partes, “resulta impensado que -por un compromiso de gratitud o buena amistad sobreviniente- al mes siguiente de la ruptura condicionamientos morales, de conciencia o de gratitud hayan llevado a Márquez a regalar un vehículo de las características de que se trata”.

La cámara entendió que fue probado que la voluntad de Márquez no fue otra que otorgar un préstamo a la demandada, pues no habiéndose acreditado otra causa, “debemos tener aquélla por cierta una vez que fue descartada -por los motivos expresados- toda liberalidad”.

Finalmente, los camaristas apuntaron que negar el derecho al reintegro equivaldría a permitir un enriquecimiento indebido, por lo que en el fallo se resolvió que, debe admitirse entonces el recurso de apelación intentado por el actor, ordenando a la demandada la restitución del importe reclamado en concepto de mutuo.