El jefe de fiscales aseguró que las desprolijidades en una causa “no son malas en si mismas” y valoró que el funcionario acusado diligenció las pruebas que luego sirvieron para condenar a los acusados por la desaparición de Nicolás Sabena
Walter Guzmán continuará siendo fiscal en la ciudad de Río Cuarto luego de que ayer el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial de Córdoba (jury) resolvió por unanimidad absolverlo de culpa y cargo.
Previo a ello, el fiscal General Alejandro Moyano, desestimó la acusación por considerar que no se pudo comprobar durante el juicio político el mal desempeño que se le achacó al funcionario judicial por la causa Sabena.
El desenlace que tuvo el juicio político no sorprendió. A lo largo del debate los testigos que declararon lo hicieron en favor del funcionario riocuartense. Ninguno pudo demostrar los maltratos que denunció la madre del joven desaparecido en 2008. Cabe aclarar que esto era previsible atento a que los testigos que pasaron por la sala de audiencias fueron empleados de Guzmán o actuales compañeros de trabajo y eran testimonios ofrecidos por el mismo fiscal. Pero lo que terminó de derrumbar la acusación fue la declaración del fiscal de Cámara de Río Cuarto, Jorge Medina, único testigo que podía relatar las irregularidades denunciadas en la causa que instruyó Guzmán. Fue el director de la causa designado por el entonces fiscal general Darío Vezzaro para “encaminar la instrucción” tras los reclamos de Rosa Sabena.
Medina -quien fue citado en dos oportunidades- viajó a Córdoba para la última jornada de testimonios y aunque dio fe de algunas desprolijidades en la instrucción de la causa Sabena, fue muy cauto y su declaración no alcanzó para convencer al tribunal sobre el mal desempeño de Guzmán.
En su alegato, Moyano justificó a Guzmán al sostener que “el desorden al que hizo referencia Medina “no es malo en sí mismo si no tiene consecuencias. Existió pero no impidió que la investigación avanzara o que le fuera negado a las partes el acceso al expediente”.
Advirtió, a su vez, que el acusado tomó las medidas de prueba que dirigieran la investigación hacia la familia Vargas. Y recordó que las tres condenas que recayeron sobre los imputados fue colectada casi por completo por Guzmán. “La causa tenía cuatro cuerpos cuando la toma Medina y no eran sólo papeles, sino pruebas” dijo.
Allanamientos
Uno de los cargos más importantes que pesaba sobre el fiscal de Río Cuarto tenía que ver con las llamadas que se realizaron a los sospechosos -que luego fueron condenados – antes de ser allanados. Los testimonios recolectados no pudieron confirmar que la orden la hubiera dado Guzmán.
Sobre el particular, Moyano hizo referencia al testimonio del policía Pereyra, quien reconoció haber efectuado las llamadas pero negó que se las hubiera ordenado el fiscal.
Los testigos también echaron por tierra la acusación de Rosa Sabena sobre las seis horas que debió esperar antes de que le tomaran la denuncia y ninguno demostró algún llamado a Guzmán esa noche. Incluso, todos coincidieron en que Guzmán no estaba de turno, sino que lo estaba el fiscal Javier Di Santo.
Tras el alegato del fiscal General, que en menos de una hora echó por tierra la acusación, el Tribunal decidió adelantar el veredicto que estaba previsto para hoy. Pasó a deliberar y horas más tarde confirmó lo que ya todos sospechaban: por unanimidad se desestimó la denuncia contra el fiscal riocuartense.
La denunciante y madre de Nicolás Sabena -quien todavía continúa desaparecido- se retiró de la sala de audiencias sin hacer declaraciones.
Guzmán, en tanto, se emocionó hasta las lágrimas y se abrazó con sus familiares. “Se pudo demostrar en la audiencia que todos los reproches que se me formulaban no existieron o no pudieron ser corroborados. Ahora termina el proceso de destitución y continuaré desarrollando mi función como hasta la fecha”.
Los fundamentos se conocerán el próximo jueves.