Definen vínculo laboral de tambera en una explotación rural

La Cámara en lo Civil y Comercial, Laboral y Contencioso-administrativo de Bell Ville consideró como ex empleador de una accionante al titular de una explotación tambera, descartando la validez de un contrato de asociación tambera firmado entre éste y quien fuera el concubino de la mujer, ordenando el pago de las indemnizaciones por despido al haberse negado la existencia de una relación laboral.

La mujer denunció que ingresó a prestar servicios el día 20 de abril de 2011, como peón rural en un campo que alquilaba a la familia F. y que su actividad era la de ordeñadora.

El juez Damián Esteban Abad analizó que si bien el régimen legal vigente establece que el vínculo que une al tambero con quien dispone del predio rural, instalaciones, bienes o hacienda -y tiene a su cargo la dirección y administración de la explotación- es de carácter asociativo y no laboral, “ es preciso realizar una evaluación integral de los hechos probados a fin de descubrir la verdadera naturaleza del vínculo existente entre las partes ”.

Así, al analizar los contratos se advirtió que los mismos no han sido homologados por la autoridad jurisdiccional, derivando que si bien no resulta un requisito que haga a su validez, “ es un indicio más que suma para la presunción de que la relación pretendidamente asociativa nunca existió ”.

El magistrado valoró que la pericia contable detectó que, según los registros de la AFIP, “ el demandado no registraba actividad alguna relacionada a la actividad agropecuaria, mientras que durante la vigencia de los contratos que trajo a juicio la registraba como elaborador de quesos, productor de leche bovina e invernador de ganado bovino ”, no aportándole “ facturas que debieran haber sido emitidas por el demandado ”.

Por ello, se concluyó que los contratos asociativos de explotación tambera entre el demandado y el concubino de la actora “ fueron una simulación hecha con el propósito de ocultar un contrato de trabajo, por lo que la prestación de servicios de la actora no lo era como trabajadora del presumido tambero, sino como empleada dependiente del demandado ”.

Diferenciación

Para el vocal, no se configuró una relación entre las partes de naturaleza asociativa, “ pues no han actuado de forma conjunta y participativamente de acuerdo a los derechos y obligaciones prescriptos por la ley 25169, en el manejo y dirección del tambo compartiendo ganancias y soportando pérdidas, por lo que los mentados contratos traídos por el demandado le resultan inoponibles a la actora, con quien se configuró nomás una relación laboral directa ”.

Por ello se tuvo por cierto que la actora fue efectivamente contratada bajo las órdenes y en interés del accionado, conforme la modalidad descripta en la demanda y por los períodos allí referenciados, y que realizó las labores que describió en la extensión de las jornadas previstas legalmente, ya que la prueba de una prestación de tareas diferentes correspondía al demandado que, como dije, no ha desvirtuado de manera alguna, sino más bien lo contrario, al haber dejado todo firme desde su contumacia procesal (confesional ficta y negligencia probatoria supra relacionadas).

En cuanto al distracto, indicó el juez que se tiene por formalmente producido cuando, impuesto el demandado del emplazamiento para que aclare la situación laboral de la actora, aquél la niega de manera rotunda, con lo que causó injuria suficiente para configurarse la situación de despido apercibida.