Aun en caso de sospecha de delito, la Cámara Nacional del Trabajo consideró que constituye causal de despido la orden del empleador para que las operarias de su empresa se quiten la ropa. El hecho ocurrió en julio de 2005 en un taller de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuando el demandado le ordenó a parte del personal femenino -entre ellas, una menor de edad- que se quitara sus vestimentas.
El tribunal condenó al demandado a indemnizar y le impuso las multas que prevé la legislación laboral para casos en los que el empleador obliga al dependiente a litigar, concluyendo que el episodio denunciado quedó acreditado.
Por su parte, el accionado había negado la relación laboral y, según la Cámara, creó una situación, haciendo figurar que alquilaba el local -aunque el locador nunca apareció en el juicio- y colocó a una familiar como la titular de la explotación comercial.
Para el tribunal, la conducta del verdadero patrón buscó "ocultar las condiciones indignas de labor a las que sujetaba a sus empleados", como la contratación de menores con jornadas extensas, salarios irrisorios y abuso de posición dominante.