El año pasado, en plena escalada de la denominada “crisis del fentanilo” en Estados Unidos, las autoridades del país advirtieron que se estaba ante una posible catástrofe.
En julio de 2023, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, reunió virtualmente a representantes de 84 países -entre ellos, México, principal vía de entrada de la sustancia al territorio estadounidense- para delinear una coalición y aumentar la cooperación en la lucha contra el fentanilo y otras drogas sintéticas.
“Estados Unidos es como el canario en la mina de carbón. Lo que está pasando aquí con el fentanilo pronto sucederá en el resto del mundo”, dijo Blinken.
Advirtió que, ya saturado el mercado en su país, las mafias criminales transnacionales están enfocándose en otros lugares. “Si no actuamos juntos con feroz urgencia, será una catástrofe”, sumó.
Recordó que las organizaciones criminales que trafican drogas sintéticas son extremadamente hábiles para explotar los eslabones débiles del “sistema global interconectado”. “Cuando un gobierno restringe agresivamente el precursor, los traficantes lo compran en otro lugar. Cuando un país cierra una ruta de tránsito, se trasladan. Ésta es la definición de un problema que ningún país puede resolver solo”, agregó.
China, productor de las sustancias químicas que se usan para fabricar fentanilo, fue invitada al encuentro, pero no participó. Sin embargo, se acercó recientemente a los espacios de diálogo internacionales.
Carteles
También en julio pasado, la DEA emitió un reporte sobre las operaciones de los cárteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación y aseguró que México produce fentanilo “en masa”.
El presidente Andrés López Obrador rechazó la información, que indicó que ambos grupos criminales tienen a más de 45 mil agentes en más de 100 países y que su variable de producción son los precursores chinos.
El gobierno acusó a China por producir fentanilo y aseguró que México sólo es la puerta de entrada del producto a su vecino del norte.
Poco después comunicó que está desarrollando un sistema para el rastreo digital de precursores en puertos costeros y cruces fronterizos y prometió tomar medidas más enérgicas.
“Nuevo criterio”
En septiembre, en la ceremonia de clausura de la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas, en Colombia, López Obrador llamó a asistentes a “fortalecer los valores” y atender el tráfico de drogas con “un nuevo criterio” y “no solo aplicar medidas coercitivas”.
Escoltado por Gustavo Petro, también apuntó contra “el consumismo y el modelo materialista” y pidió apoyar la lucha contra el fentanilo en Estados Unidos. “Aunque no sea un problema nuestro propiamente, o que no nos afecta de manera directa, tenemos la obligación moral, por humanismo”, afirmó.
En noviembre, al comprometerse con Joe Biden para frenar el tráfico, en la misma línea discursiva, el mexicano dijo ser consciente del daño que la potente droga le está causando a la población estadounidense y afirmó que México estaba actuando con “solidaridad” para combatirla.
Medidas punitivas
Ahora, López Obrador apunta a medidas punitivas. Presentó ante el Congreso, junto a otras 19 reformas, un proyecto para modificarla Constitución con el fin de penalizar a los consumidores de la droga.
Adelantó la idea a finales de enero, cuando adelantó que iba a “actuar con severidad” para evitar que aumentara el consumo de la sustancia.
La modificación pone el ojo en el consumo ilícito, además de en las personas que trafican las sustancias que se importan a México para producir fentanilo. De aprobarse, la industria, el comercio interior y exterior y el trabajo derivado de esos productos quedarían prohibidos.
Incluye la prohibición de vapeadores, cigarrillos electrónicos y otras “sustancias tóxicas”, como precursores químicos y drogas sintéticas en general.
Concretamente, veda “la producción, distribución y enajenación de cigarrillos electrónicos, vapeadores y demás sistemas o dispositivos electrónicos análogos que señale la ley, así como para la producción, distribución y enajenación de sustancias tóxicas, precursores químicos y drogas sintéticas no autorizadas legalmente, como el uso ilícito del fentanilo”.
La crisis del fentanilo, que acaba con la vida de más de 150 personas cada día solo en Estados Unidos, se volvió incluso una dificultad diplomática y las primeras cifras nacionales encendieron alarmas.
En diciembre pasado, un estudio publicado en la revista médica Harm Reduction Journal confirmó lo que los expertos dicen desde hace tiempo: que el fentanilo también se consume en el centro de México; es decir, que ya no es solo un problema de la frontera con Estados Unidos. La investigación se hizo en 2022, en un festival de música electrónica al aire libre cerca de México DF. Determinó que las muestras de cocaína o MDMA que llevaron un grupo de consumidores tenían fentanilo.
Al anunciar la iniciativa legislativa, López Obrador argumentó: “Estamos atendiendo las causas, estamos hablando de fortalecer valores y de apoyar a los jóvenes, que tengan garantizado el derecho al trabajo, al estudio, pero no podemos actuar como si se tratara de cualquier infracción”.
A continuación, aseveró que el consumo de drogas como el fentanilo “no solo destruye a las personas, sino que produce mucha violencia” y cerró: ¿Cómo se controla la violencia cuando hay un consumo generalizado?”.