El juez de Control Nº 3, Luis Nasís, confirmó ayer la elevación a juicio para los policías Oscar Reynaldo Aguilar y Mario Oscar Onainty, a quienes acusó como coautores responsables del delito de homicidio agravado criminis causae, por el vínculo y por alevosía, en el marco de la causa en la que se investiga la muerte del panadero Alejandro Corradini.
La resolución del magistrado dejó más cerca la posibilidad de que comience finalmente el juicio oral que, además de a Onainty y Aguilar, tiene como acusados a la esposa del panadero, Mercedes Segalá y a Victor “Mandrake” Quinteros. Excepto este último, quien está detenido por otro hecho, todos los acusados llegarán a juicio en libertad.
Aunque no se conocieron los fundamentos de la resolución de Nasís, la vinculación de Onainty y Aguilar con el crimen, figura en los expedientes desde el año 2000. Por aquel entonces, la investigación estaba en manos de la fiscal Liliana Sánchez, que aceptó un pedido de los investigadores policiales y autorizó un allanamiento al depósito del precinto. La situación de los policías se complicó porque en ese depósito se encontró el arma con la que fue asesinado el panadero.
Según el fiscal Marcelo Hidalgo, que instruyó posteriormente la causa, ambos planificaron el crimen con la viuda y decidieron contratar a terceros para cometer el crimen, lo que permitía a la viuda cobrar abultados seguros de vida. Si bien la defensa de los policías puede apelar ahora el fallo del juez de Control, que debería ser revisado en ese caso por la Cámara de Acusación, todo hace prever que el juicio comenzará en la segunda mitad del año.
Qué ocurrió
Corradini fue secuestrado la noche del 16 de noviembre de 1998, cuando a su domicilio particular de calle León Pinelo 1867, barrio Los Naranjos, de la Capital, llegaron varios hombres, a quienes hizo pasar y convidó con café. Luego de una breve conversación, los desconocidos ataron de pies y manos a Corradini y a sus tres hijos menores, tras lo cual llevaron al panadero hasta la calle y lo introdujeron en su propio auto, un Volkswagen Gol.
Mientras ocurría esa situación y como parte del plan preparado, llegó la esposa de Corradini, quien también fue amarrada y llevada junto con sus hijos. Desde ese momento se desconoció la suerte del panadero, hasta que al día siguiente fue encontrado su cadáver dentro de su automóvil, estacionado a pocas cuadras de la vivienda.
Como se informó, la acusación indica que Segalá contrató a delincuentes a quienes pagó 100 mil pesos para que ejecutaran a su marido.