Confirman que obró con odio religioso quien vandalizó paredes de una sinagoga

El acusado también pintó, con aerosol, cruces esvásticas y leyendas ofensivas en los muros de una filial de la Asociación Mutual Israelita Argentina. Todo sucedió en Entre Ríos, en 2014

En Entre Ríos, la Sala II de la Cámara de Casación de Concordia ratificó una condena por el delito de daño agravado por el carácter del bien y por ser cometido por persecución y odio a una raza y religión , en concurso real.

En el caso, en junio de 2014, el autor pintó con aerosol las paredes de una sinagoga y de una filial de la Asociación Mutual Israelita Argentina: dibujó cruces esvásticas y escribió leyendas ofensivas en ambas instituciones, ubicadas en la ciudad de Basavilbaso.

Al rechazar el recurso que presentó el encausado, cuyo letrado le achacó al a quo arbitrariedad en la valoración de la prueba sobre la participación de su asistido, el tribunal indicó que el juez tuvo en cuenta una referencia casual que lo situó en un horario aproximado al de la comisión de ilícito en las inmediaciones de los lugares de las pintadas -cercanos entre sí- junto a otros sujetos, cuya estadía circunstancial allí fue confirmada.

“No sería social ni jurídicamente saludable banalizar conductas significantes de auténticos dispositivos al servicio de la intolerancia, el odio, la discriminación, la hostilidad, la violencia, configuradores de un discurso eventualmente generador de un clima que puede preceder a la acción”.

(Del fallo de la Sala II de la Cámara de Casación de Concordia, Entre Ríos).

También precisó que se secuestraron materiales -parecidos a los empleados en los hechos- en la residencia de uno de aquellos individuos, a lo que se sumó la compatibilidad grafológica que detectaron las pericias -aunque sin certeza sobre la mano que suscribió los trazos-, la contextura física congruente con la altura en la que fueron estampadas las escrituras y un diálogo telemático que el enjuiciado mantuvo con otra persona, del que surge la sustracción, días antes, de una bandera de Israel, y la admisión de que estaría en su domicilio.

“Quedó perfilado, de manera contundente, el conjunto de indicios de participación criminal con entidad suficiente para abonar el grado de certeza necesario que ubica como legítima a la condena puesta en crisis”, concluyó el juzgador.

“A los fines del recurso de casación, la sentencia debe ser observada integralmente, merituada en su coherencia interna desde la motivación expuesta en sus considerandos, relacionada con las conclusiones finales, sin que resulte suficiente la ponderación de testimonios ni la prueba de presunciones e indicios en forma fragmentada y aislada, prescindiendo de una interpretación y valoración globalizada cuya trascendencia pudiera apreciarse en relación a un todo”, abundó.

Pena

A su turno, en marzo de 2020, el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Concepción del Uruguay le impuso al acusado dos años de prisión de ejecución condicional y las siguientes reglas de conducta: fijar residencia, la que no podrá ser modificada sin autorización del tribunal; abstenerse del abuso de bebidas alcohólicas y del uso de estupefacientes; asistir y aprobar un curso vinculado a la temática de derechos humanos, discriminación y ética ciudadana, con nivel terciario o universitario y mínimo de 40 horas cátedra, y hacer tareas comunitarias de seis horas mensuales por el término de un año, en favor de una institución perteneciente a la comunidad judía.

Sobre la pena, la alzada enfatizó: “No sería social ni jurídicamente saludable banalizar conductas significantes de auténticos dispositivos al servicio de la intolerancia, el odio, la discriminación, la hostilidad, la violencia, configuradores de un discurso eventualmente generador de un clima que puede preceder a la acción”.