Confirman condena contra abogados por mala praxis

La cámara entendió que fue negligente la estrategia procesal seguida por los letrados, quienes, al no lograr un acuerdo en mediación, dejaron perimir la causa

Al entender que la ejecución forzosa de la sentencia no procede, la Cámara 1ª Civil y Comercial de Córdoba confirmó el fallo de grado que hizo lugar a la demanda de daños y perjuicios por mala praxis, deducida en contra de quienes fueron abogados de la accionante.

A los ex letrados se les achacaba la perención de instancia declarada en otro pleito, tras validar como inatendible la causa de justificación que habían invocado, relativa a que la abstención de impulsar el trámite obedeció a la orden impartida por la demandante que, mediante un documento, los había liberado de responsabilidad y consignado que el juicio perimió como consecuencia de una estrategia pactada entre la cliente y los profesionales, asumiendo la primera los riesgos, pese a los reiterados consejos profesionales.

En instancia de cámara, los vocales Julio Sánchez Torres, Guillermo Tinti y Leonardo González Zamar precisaron que la accionante otorgó poder a uno de los letrados para que promoviera el juicio de mala praxis médica en contra del Sanatorio Allende, “hasta su terminación, dándole en consecuencia todas las facultades que como tal le son inherentes”.

Poder

El abogado, sin revocar el poder que poseía y prosiguiendo con la participación legal que tenía otorgada en dicho proceso, otorgó poder a un segundo profesional “para que en su nombre y representación, prosiga con las mismas facultades que tiene el poderdante”, lo que fue aceptado por el letrado mencionado.

Bajo esas premisas, la alzada estableció que en virtud de lo dispuesto por el artículo 1904 Código Civil los abogados demandados se encontraban obligados a cumplir el mandato oportunamente recibido y aceptado.

La cámara consideró que de conformidad a lo dispuesto por la ley 5805, era deber de los profesionales atender el juicio mientras se mantuviera vigente el poder que les había sido conferido y no abandonar o descuidar inexcusablemente la defensa que se le confió, siendo esto último una falta consagrada en dicha ley.

La decisión evaluó que, conforme surge del propio tenor del documento firmado con la actora, fue el letrado demandado en primer término quien lo redactó, agregando que allí se expresa que la causa se mantuvo inactiva, no por una orden de la accionante, sino como concreción de una estrategia “acordada con los letrados intervinientes”.

Responsabilidad

El tribunal infirió que no es posible negar que se configura la responsabilidad profesional cuando el asesoramiento brindado es notoriamente perjudicial para el cliente, como ocurre cuando la táctica procesal a seguir consiste en no impulsar el proceso durante el tiempo legalmente requerido para que se produzca la caducidad de la instancia, a la espera de un hipotético acuerdo con la contraparte que puede no llegar a concretarse.

Los camaristas concluyeron que lo expuesto pone al descubierto una estrategia que cualquier litigante profesional del derecho no puede aconsejar ni adoptar sin incurrir en una negligencia inexcusable y valoraron que no desarrollar actividad procesal alguna luego de concluida la etapa de mediación en el proceso judicial de mala praxis médica importaba una inejecución del mandato recibido.

Incluso, se añadió, en el supuesto de que el letrado fuese objeto de una concreta instrucción de la mandante, debieron abstenerse de cumplirla para evitar la caducidad del proceso o bien renunciar a la representación que les había sido conferida para que su inactividad no expusiera a su cliente a la posibilidad de que se produjera la perención.