Ex marido deberá pagar más de $4,5 millones por violencia doméstica

En la causa se tuvo en cuenta la actitud narcisista del demandado, quien -después de pedirle a su ex cónyuge que renunciara a su profesión de odontóloga- la despojó del hogar donde residía la pareja y la dejó sin sustento económico ni vivienda

El Juzgado en lo Civil y Comercial de 45ª Nominación de Córdoba admitió la demanda de una mujer contra su ex marido y lo condenó por los daños y perjuicios que le causó mediante violencia de género económica, simbólica y psicológica, además de obligarla a dejar el hogar conyugal.

El juez Héctor Suárez indicó que la demandante es odontóloga y que ejerció esa profesión entre 2015 y 2017, cuando trabajó para una empresa que operaba bajo la órbita de una prepaga médica, uno de cuyos socios es su ex cónyuge.

Habiendo iniciado su vínculo afectivo por esta situación, en 2016 la pareja contrajo matrimonio y un año después el hombre le pidió que dejara su profesión y le ayudara como su asistente personal, a lo que ella accedió aun sabiendo que dejaba de percibir ingresos directos pero en el convencimiento de que ello redundaría en beneficio de la comunidad conyugal.

Así las cosas, el magistrado tuvo por cierto lo relatado por la mujer y que resultaba evidente que, entre el ejercicio de la profesión y el trabajo de “asistente personal” o secretaria, “ aparece ínsito un menoscabo a la jerarquía científica del primero, y también de carácter económico. Infiriendo el juez que se proyecta asimismo como violencia de género simbólica pues coloca a la esposa en situación de desigualdad y discriminación, naturalizando la subordinación de la mujer en determinadas tareas ”.

En esa dirección, el juez apuntó que, a los fines de configurar la violencia económica, “ poco interesa que los depósitos obedezcan o no a una retribución, porque el hecho de depender de una suma de dinero depositada por el cónyuge para los gastos del otro, cuando este último es un profesional, resulta en sí mismo violencia de género por la indignidad que ello conlleva y que adquiere también relevancia y veracidad, la dependencia económica, luego de renunciar al ejercicio de su profesión de odontóloga ”.

Peritaje

Seguidamente, el tribunal valoró el peritaje psicológico del hombre, que develó una personalidad con rasgos narcisistas, con un comportamiento que ignora a los demás o a los sentimientos de éstos, dejando de lado las necesidades de quienes lo rodean, resultando de tal contexto que en la relación marital “ es verosímil la versión actora de adjudicación del rol de secretaria, atendiéndolo al marido, y no el de una profesional de la odontología ”.

Ello, no sólo -se dijo- con base en las pruebas sino “ en el reconocimiento de la existencia de patrones de conductas socio-culturales, conscientes o no, de prejuicios y prácticas consuetudinarias que colocan a la mujer en el cumplimento de roles distintos e inferiores a los del varón, en una jerarquía de carácter convencional y utilitaria” .

El tribunal analizó que en 2019 la mujer presentó demanda de divorcio, expresando que en conjunto habían adquirido un automóvil. Sin embargo, el peritaje contable constató la existencia de otros bienes, incluyendo derechos y acciones, que la mujer desconocía.

Frente a esa realidad, para el juez quedó acreditado el ocultamiento de la totalidad de los bienes que componían el patrimonio de la sociedad conyugal, así como la ventaja económica que el demandado pretendía obtener al ofrecerle a su ex solamente un automóvil usado.

Con ello, para el magistrado se destaca nuevamente la violencia de género como una constante en la relación de la pareja a lo largo de su existencia y no solamente en dos etapas, tal como entendía la mujer.

Conclusión

En esa dirección, Suárez concluyó que con anterioridad a la ruptura matrimonial, “ se manifiesta la violencia de género de una manera sutil, oculta, en silencio, tal vez con la propia anuencia de la víctima, como ha sido su alejamiento de su profesión y, luego, cuando ya no tenía ningún interés en la convivencia, erupcionó en una concatenación de hechos, que se subsumen en el catálogo de conductas reprochables en forma de violencia de género de diversos tipos (económica, psicológica, simbólica, doméstica) ”.

En consecuencia, al haberse acreditado los hechos, lo daños y su relación de causalidad con la conducta del demandado, en el fallo se resolvió hacer lugar a la demanda promovida por la ex cónyuge y condenar al hombre para que abone a la actora la suma de $810.400 en concepto de privación de uso del hogar conyugal y daño moral, suma que -actualizada- asciende a $4.697.016,69.

Asimismo, el magistrado ordenó que el hombre realice un curso con la temática de “violencia de género”, con la modalidad presencial y trabajo final, bajo apercibimiento de abonar un jus diario por cada día de retraso, en carácter de astreintes.