Colombia: ratifican que desear la muerte del empleador por WhatsApp justifica despido

El ex dependiente envió a un grupo un mensaje, en el que expresaba su deseo de que se cayera el helicóptero a bordo del cual viajaba el titular de la empresa minera en la cual se desempeñaba como operario. La máxima instancia de ese país confirmó la decisión de la firma

La Corte Suprema de Colombia ratificó que un trabajador que le deseó la muerte a su empleador por WhatsApp fue despedido con justa causa. [privado]

El tribunal concluyó que el proceder del hombre, además de ser “reprochable, ofensivo y censurable”, podía enmarcarse en un “maltratamiento o agravio grave” en contra de su ex jefe, R.G., y su familia.

M.Z. trabajó 12 años y medio como operador de perforación y camión en una empresa del sector minero-industrial de Colombia, que R.G. preside.

Su desvinculación de la firma se originó por un mensaje que envió a un grupo de WhatsApp. Escribió: “Con el favor de Dios, que es grande y poderoso, ha caerse (sic) un helicóptero de esos con toda su infinita misericordia para ver si el señor R.G. se entierra junto con los que lo aman”.

El texto llegó a conocimiento de las autoridades de la compañía. Después de recibir el telegrama de despido, M.Z. la demandó.

Negó ser el autor del mensaje y alegó que éste fue cursado desde su celular, sin su conocimiento, mientras se desarrollaba una huelga.

Pretendía que la empresa lo indemnizara, al estimar que no cometió ninguna falta que ameritara su desvinculación.

El a quo le dio la razón a la minera, pero el actor apeló, con éxito. El juzgador de segunda instancia revocó la decisión del inferior y le ordenó a la accionada que le pagara al trabajador la reparación por despido injusto consagrada en la convención colectiva de trabajo colombiana.

Opinó que de las pruebas no surgían con precisión el texto del mensaje, el número de teléfono desde el cual se remitió, ni su fecha y hora.

“No es cualquier falta la que da lugar a la terminación del vínculo laboral con justa causa”, arguyó.

“Es innegable que desear que el helicóptero donde viaja el presidente de la compañía se caiga para que éste muera con los que lo aman constituye un maltrato o agravio del trabajador en contra de su empleador y su familia, previsto en la normativa como justa causa para dar por finalizado el contrato de trabajo, que además está calificada como una conducta grave en el reglamento interno”, enfatizó la corte colombiana.

Sostuvo, además, que el eventual hecho de que el demandante hubiera realizado una manifestación por un grupo de WhatsApp no tuvo trascendencia para despedirlo con justa causa “desconociendo que llevaba más de 12 años laborando sin antecedentes disciplinarios”. En esa línea, razonó que la firma debió limitarse a sancionarlo.

A raíz del planteo recursivo de la empresa, la disputa llegó hasta la Sala Laboral de la Corte Suprema de Justicia colombiana, que advirtió que el juzgador de segunda instancia interpretó mal el ordenamiento vigente al considerar que el texto no constituyó justa causa de despido.

EL TEXTO QUE GENERÓ EL PLEITO El empleado despedido escribió: “Con el favor de Dios, que es grande y poderoso, ha caerse (sic) un helicóptero de esos con toda su infinita misericordia para ver si el señor R.G. se entierra junto con los que lo aman”.

“Es innegable que desear que el helicóptero donde viajaba el presidente de la compañía se caiga para que este muera con los que lo aman constituye un maltrato o agravio del trabajador en contra de su empleador y su familia, previsto en la normativa como justa causa para dar por finalizado el contrato de trabajo, que además está calificada como una conducta grave en el reglamento interno”, enfatizó al admitir la casación de la firma.

En su voto, el magistrado Martín Beltrán Quintero manifestó que el mensaje en cuestión, “en todo su contexto”, es “ultrajante, ofensivo y maltratador”, toda vez que no es aceptable que quien es parte de una organización empresarial “esté anhelando” que su titular tenga un accidente y muera junto con su familia.

Uno de los vocales de la máxima instancia judicial de Colombia, el juez Beltrán Quintero, resaltó que deseos como el del actor, expresados a través de un medio digital a compañeros de trabajo, reflejan total falta de consideración, respeto y lealtad hacia los superiores, “elementos fundamentales en el desempeño de las relaciones laborales”.

Bajo esa premisa, Beltrán Quintero resaltó que deseos de ese tipo, expresados a través de un medio digital a compañeros de trabajo, reflejan total falta de consideración, respeto y lealtad hacia los superiores, “elementos fundamentales en el desempeño de las relaciones laborales”.

La Corte precisó también que el actor no aportó ningún elemento de juicio tendiente a demostrar sus afirmaciones exculpatorias.

En suma, estableció que el proceder del demandante atentó contra la armonía, el respeto, la lealtad y buena fe que deben regir las relaciones laborales y enfatizó que vulneró la dignidad en la persona del presidente de la empresa.

Precaución

El tribunal también indicó que, si bien en el ámbito laboral la tecnología permite un mayor desarrollo y una comunicación más ágil, ello también exige más precaución, cautela y responsabilidad en su utilización o manejo, en la medida en que cualquier mensaje en contra de una persona, sin razones válidas, ya sea trabajador o empleador, puede afectar gravemente su buen nombre, dignidad, credibilidad, reputación, relaciones, tranquilidad e, incluso, su condición psicológica o de salud.

“Ante la capacidad de reproducción, divulgación y publicación de los medios digitales, fácilmente se puede generar una situación adversa que difícilmente logre revertirse”, advirtió.

Por ello, consideró la Corte que el envío y reproducción de un texto digital, incluso por redes, “debe tener la certeza y finalidad de informar, comunicar, expresar, participar, anunciar, notificar, advertir, construir e incluso elogiar o promocionar, con respeto”, pero aclaró que no es razonable usarlo para “deshonrar, ultrajar, denigrar, ofender, difamar, agraviar, insultar, maltratar, injuriar, desearle lo malo o agredir a los trabajadores o empleadores ni a sus respectivas familias, con manifestaciones inapropiadas”. [/privado]