Cicatrices que no afectan patrimonio se indemnizan dentro del daño moral

El tribunal entendió que el daño estético no es de por sí resarcible como pérdida de chance si no se demuestra en qué afectan las ganancias de quien lo sufre

Al advertir de que las cicatrices que le quedaron en el tobillo y la rodilla al accionante, como consecuencia del accidente de tránsito, no fueron corroboradas con una prueba que demostrara una afección patrimonial por el solo hecho de tenerlas, la Cámara 1ª Civil y Comercial de Córdoba redujo el monto de pérdida de chance y el porcentaje dado por el perito médico a dichas marcas y, en consecuencia, admitió así el agravio presentado por la demandada.

El tribunal integrado por los vocales Julio Sánchez Torres, Guillermo Tinti y Leonardo González Zamar analizó el agravio e indicó que de la pericial médica obrante se desprende que el experto concedió una incapacidad de 18% por las secuelas mencionadas.

El fallo apuntó que, más allá de que ese informe no fue impugnado por la recurrente, lo cierto es que debía acreditarse el vínculo causal que genera esa incapacidad con el trabajo diario que realiza el demandante, subrayando que no basta simplemente con padecer la minusvalía para conceder la reparación por daño patrimonial sino que es menester probar la relación causal del antecedente y el consecuente; esto es, cómo repercute patrimonialmente la incapacidad que acusa el actor, en este caso, las cicatrices, en el trabajo que efectúa esta persona.

Premisas

Bajo esas premisas, la alzada señaló que la prueba rendida en ningún momento demuestra cómo podrían haber influido las cicatrices que tiene el actor en el desarrollo de sus tareas habituales, de manera tal de generar esa minusvalía un detrimento patrimonial que debe mandarse a pagar.

Por ello, la cámara infirió que la incapacidad psicofísica -ya sea laboral o productiva, la denominada “vital”- no resulta indemnizable per se sino que constituye la situación lesiva que puede originar el daño resarcible.

Asimismo, los jueces concordaron con la apelante cuando afirma que la jueza ponderó que la mera existencia de cicatrices resulta suficiente para constituir un daño patrimonial indemnizable en la medida en que no se invoquen y acrediten específicas repercusiones económicas como consecuencia de aquéllas.

Integridad corporal

El tribunal agregó que no se desconoce que, si bien la lesión estética generalmente provoca un daño a la integridad corporal que ocasiona un agravio de tipo moral, en algunos casos puede, a su vez, producir un perjuicio patrimonial en el individuo afectado; sin embargo, las cicatrices y el grado de incapacidad sufrido por la víctima como consecuencia de ellas, no pueden valorarse en abstracto.

En esa dirección, el pronunciamiento acotó que no puede soslayarse que el damnificado es una persona de sexo masculino y que las cicatrices que presenta están localizadas en una de sus rodillas y en tobillos. Además, tuvo en cuenta que de la prueba rendida en la causa se desprende que al momento del siniestro prestaba servicios como personal de seguridad.

En consecuencia, la decisión advirtió de que las cicatrices constatadas por el perito oficial no constituyen más que una afección estética, no funcional, y que no ocasionan una disminución en las ganancias ni implican una dificultad o imposibilidad de obtener un ascenso u otro trabajo, circunstancias que, por cierto, no han sido siquiera invocadas por la víctima.

De allí que se estimó que el planteo no justifica otorgarle al actor un resarcimiento en concepto de daño patrimonial -a título de frustración de chance económica, como lo hizo la jueza a quo- que contemple un grado de incapacidad derivado de la lesión estética sufrida si las cicatrices no resultan de suficiente entidad para afectar funcionalmente y de manera permanente su capacidad laborativa ni su vida de relación.

Secuelas estéticas

A su vez, se valoró que, sin dudas, las mentadas cicatrices afectan su integridad corporal pero no puede perderse de vista que las secuelas estéticas del accidente fueron ponderadas al fijarse el resarcimiento otorgado en concepto de daño moral.

De ello se derivó que si, como en el caso, la lesión estética no afecta intereses económicos de la víctima -pues ello no ha sido invocado ni acreditado por el interesado-, dicha secuela no resulta indemnizable patrimonialmente -ni como daño emergente ni como lucro cesante, ni como pérdida de chance- sino que deberá resarcirse mediante la indemnización que se conceda en concepto de daño moral.

Por todo lo expuesto, en el fallo se resolvió que debe hacerse lugar al recurso de apelación interpuesto por la demandada y, en consecuencia, revocar el fallo apelado en todo aquello que ha sido motivo de agravio, debiendo suprimirse el porcentaje de incapacidad correspondiente a las cicatrices que afectan al actor.