El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, nombró al abogado Cristiano Zanin, de 47 años, como candidato a juez del Supremo Tribunal Federal (STF), la máxima instancia del país.
Si logra la venia del Senado, Zanin, quien defendió al primer mandatario en la trama Lava Jato y es conocido casi sólo por eso, podría ocupar una de las 11 sillas, que quedó vacante luego de una jubilación.
Según dijo Lula al confirmar la postulación, “todo el mundo” esperaba que fuera Zanin por el papel que tuvo en su defensa.
“Creo que Zanin se transformará en un gran juez del Tribunal Supremo del país”, sumó.
Los jueces del STF deben jubilarse, obligatoriamente, a los 75 años.
Si el Senado le da luz verde, Zanin sera el integrante más joven de los magistrados y podría ocupar su sillón hasta 2050.
Lawfare
La estrategia de Zanin se basó en la tesis del lawfare; es decir, en alegar que Lula era la víctima de una persecución judicial que buscaba apartarlo del poder.
Llevó la condena de su asistido al Comité de Derechos Humanos de la ONU, que le dio la razón al considerar que no tuvo derecho a un juicio imparcial y que se violaron sus derechos políticos.
Luego, la filtración de conversaciones entre el por entonces juez Sérgio Moro y el fiscal Dalton Dalagnol -que revelaron falta de imparcialidad del primero -quien, a la postre, fue designado ministro de Justicia por Jair Bolsonaro)- derivaron en la anulación de los procesos.
Por lo pronto, se le achaca a Lula no haber optado por la diversidad.
Según datos de la organización Gênero e Número, Zanin sería el 165º hombre blanco de una corte por la cual en 132 años pasaron 170 magistrados, de los cuales tan sólo 2,4% fue mujer y 2,7%, hombre de raza negra. A la fecha, ninguna mujer negra, el mayor grupo demográfico del país, tuvo la chance.