Tres empleados del Sanatorio Aconcagua de la ciudad de Córdoba irán a juicio por su presunta responsabilidad en el abandono de Valentino Blas Correas , quien fue asesinado de un balazo por la Policía en agosto de 2020, tras ser desatendido en el centro de salud.
Uno de los empleados enfrenta la acusación más grave por “abandono de persona”. Se trata de Fernando Castalino. En tanto, Guadalupe Moya y Paola Mesa Capo están imputadas por “omisión de auxilio”.
La decisión fue confirmada por la Camára de Acusación de Córdoba, que con la resolución, dejó firme la realización del juicio oral.
Según consta en el expediente, la madrugada del 6 de agosto de 2020, cuando los amigos de Blas llevaron al adolescente agonizando a este centro de salud, los acusados no lo recibieron y les dijeron que debían dirigirse al Hospital de Urgencias.
En el expediente, el fiscal de Instrucción, José Mana indicó que “Blas no solo arribó con vida al Sanatorio Aconcagua, sino que se retiró del lugar con signos vitales, y que en el nosocomio no se le brindó la ayuda necesaria que la ocasión ameritaba para intentar salvarle la vida”.
A su vez, el fiscal afirmó que, “pese a los ruegos y a los llantos de la joven, los mismos no fueron suficientes para hacerle cambiar de opinión a Casalino, quien no se hizo cargo, bajo el pretexto de que el hecho había ocurrido en la vía pública”. En cuanto a Moya y Mezzacapo, Mana les reprochó que hayan guardado “absoluto silencio, omitiendo deliberadamente procurar cualquier tipo de auxilio inmediato para el herido”.
Los jóvenes fueron interceptados por los móviles policiales y nunca pudieron dirigirse al otro nosocomio.