Banco responde por asesorar mal sobre uso de tarjeta en el exterior

La Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Azul (Buenos Aires) confirmó el fallo que acogió parcialmente la demanda deducida contra una sucursal del Banco de Galicia por el deficiente asesoramiento que se le bridó al actor en relación con los límites disponibles de su tarjeta de crédito, previo a que hiciera un viaje al exterior. [privado] El tribunal reseñó que en el proceso se acreditó que el demandate se reunió con un empleado de la entidad y que luego procedió a efectuar los depósitos en su cuenta, valorando que eso era una presunción de que el asesoramiento fue sobre los límites de la tarjeta, ya que, de lo contrario, sólo cabría pensar que el actor es una persona obstinada que procedió contra el consejo de su asesor, lo cual no es acorde con lo que acontece según el curso normal y ordinario de las cosas. En tanto, avaló la desestimación del daño patrimonial reclamado, razonando que el desbaratamiento de expectativas (hacer compras) al que el accionante aludió en su reclamo es una expresión genérica de la cual es imposible inferir perjuicio material alguno. Por otra parte, confirmó la procedencia del daño moral, argumentando que si bien la demanda no fue excesivamente descriptiva sobre las circunstancias del viaje -tales como duración, destinos y gastos ya pagados- , sí contenía referencias a las situaciones que el actor debió atravesar, tales como el rechazo de pagos que se pretendieron hacer con la tarjeta (con la lógica vergüenza que ello genera) y la necesidad de comunicarse con el demandado. “El reclamo de daño moral también se sustenta en las contingencias que debió afrontar el actor a su regreso de Europa, derivadas del hecho de que el accionado, además de no reconocer su error, no le devolvía el dinero depositado, so pretexto de que ya estaba ingresado en una cuenta de la tarjeta de crédito, por lo que debió recurrir a los servicios de un escribano”, subrayó. Además, respaldó la indemnización por daño punitivo, señalando que era inadmisible que el banco hubiera informado erróneamente al cliente en cuanto a los montos para gastar en el exterior, lo cual definió como una “grosera negligencia”. En esa línea, opinó que fue más censurable aún que el accionado no hubiera reconocido su error de inmediato, ya que luego de tomar conocimiento de la situación por el cliente opuso trabas burocráticas a la pretensión de la parte actora de retirar el dinero inútilmente depositado. “Los intereses correspondientes a los rubros indemnizatorios deben liquidarse desde el momento en que se produjo el perjuicio objeto de la reparación y, en el caso, éste no se configuró cuando se proporcionó el asesoramiento erróneo (que fue la causa del daño), sino cuando la tarjeta de crédito comenzó a ser rechazada”, estableció la alzada. [/privado]

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