A pesar de ser el país de la Unión Europea con más población vacunada con la pauta completa (87%), Portugal volverá a entrar en “estado de calamidad” (el nivel más alto de respuesta que permite la ley ante situaciones de catástrofe) a partir del miércoles 1 de diciembre, y aumentará las restricciones de ingreso a lugares cerrados para tratar de frenar la suba de coronavirus, a razón de 263 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días.
En tanto, el paquete de medidas que se decretará para la primera semana de enero incluye el teletrabajo obligatorio en todas las empresas, el cierre de bares y discotecas y la suspensión de la vuelta a las aulas.
En Portugal, que no celebra la tradición de Reyes, el regreso de la actividad escolar estaba previsto para el lunes 3 de enero y se aplazará hasta el lunes 10.
La “semana de contención”, como la denominó el primer ministro socialista António Costa, tratará de frenar la circulación del coronavirus tras un periodo de intensa vida social y familiar como son las fiestas navideñas.
El Gobierno portugués optó por proteger la actividad económica en un país muy dependiente del turismo y no impedir los viajes ni las celebraciones, aunque Costa apeló a la responsabilidad personal y animó a los portugueses a realizarse test antes de sus reencuentros familiares.