domingo 22, diciembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Renovables: con la electricidad aún en “baja tensión”, ¿llegó el momento del despegue?

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La generación eléctrica de fuentes limpias, incipiente, aún no termina de consolidarse. La matriz sigue teniendo alta dependencia de los combustibles fósiles pese a los proyectos eólicos y solares en marcha. Córdoba es pionera en autogeneración, ahora con chance de proyectos comunitarios. Y la electromovilidad recién da sus primeros pasos. ¿Hora de entrar en la ventana de oportunidades que se abre? Conciencia ambiental y evaluación económica, en la balanza

La matriz de generación eléctrica en Argentina refleja que 62% proviene de centrales térmicas que generan a gas, fuel oil o gasoil; 21%, de hidráulicas; siete por ciento, de nucleares, y el 10% restante, de proyectos renovables.

El dato de base es clave para ver dónde estamos parados con relación a un verdadero cambio en la matriz que evolucione hacia fuentes renovables.

De acuerdo con la ley 27191 de Régimen de Fomento Nacional para el uso de Fuentes Renovables de Energía destinada a la Producción de Energía Eléctrica, votada en 2015, modificatoria de una norma anterior, el artículo 5 se refiere a (…) “lograr una contribución de las fuentes renovables de energía hasta alcanzar el 20% del consumo de energía eléctrica nacional, al 31 de diciembre de 2025”.

En ese marco, el país ya cumplió la mitad de ese objetivo, al menos desde el lado de la generación, por lo que llegar a 20% no debería ser una meta de difícil alcance. De hecho, el 10 de julio pasado, la Secretaría de Energía informó que 24,11% de la demanda total de energía eléctrica en el país llegó a ser abastecida a partir de fuentes renovables, logrando así un nuevo máximo para Argentina. Sin embargo, ese hito se produjo a las 5.50 de la mañana de un sábado, en horario “valle”, es decir, con muy poca demanda respecto a un día hábil en horario “pico”.

Más allá de ese dato, hay al menos dos temas claves que se interponen en el camino de avanzar hacia los objetivos propuestos. El primero es que, aun alcanzando esa meta, 20% luce muy austero frente a los compromisos cada vez más ambiciosos del mundo en general.

El otro, no menor, es cómo compatibilizar esa contribución con un gobierno -en rigor no sólo el actual sino el anterior y seguramente el que vendrá- que tiene al yacimiento no convencional de Vaca Muerta como uno de los puntales para el despegue energético y la generación de divisas, clave en un país siempre escaso de dólares.

Y Vaca Muerta no es precisamente el paradigma de una fuente renovable de energía. Todo lo contrario, además de extraer hidrocarburos, el método utilizado -el frackingestá fuertemente cuestionado por su impacto medioambiental.

Es en ese marco, en el que los discursos respecto al compromiso oficial para colaborar con la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero chocan con las urgencias económicas de un país que encima arrastra tres años de recesión, alta inflación e inestabilidad periódica, todos ingredientes que atentan contra la posibilidad de avanzar en inversiones tanto en grandes o medianos proyectos renovables como incluso en la autogeneración o bien en la ampliación del parque de vehículos eléctricos, los incentivos fiscales y económicos parecen insuficientes para dar un salto cuantitativo.

Dos ejemplos bastan para ver dónde estamos: desde hace tres años, EPEC tiene autorizada la construcción de un parque solar en Arroyo Cabral por 40 megavatios de potencia. Sin inversores para los US$45 millones que requiere, esa iniciativa sigue como promesa aún sin fecha cierta de inicio.

Otro: el vehículo eléctrico más económico para recorrer distancias en línea con un auto convencional, la Kangoo ZE de Renault, tiene un costo de 4,19 millones de pesos. Y, para colmo, no hay a la fecha montada una infraestructura suficiente para la carga de esos vehículos, ni en Córdoba ni en el país.

De hecho, EPEC informó que tiene dado de alta sólo un medidor específico para la carga particular de un vehículo eléctrico, con tarifa diferencial en función de los incentivos económicos vigentes. ¡Sólo uno en toda la provincia! 

Mayor compromiso
Lejos de los compromisos asumidos por países europeos o incluso -ahora- por Estados Unidos o China -en rigor, los más contaminantes-, urge en Argentina avanzar de manera más decidida en el cambio de su matriz energética. Pero no todas son malas noticias, al menos no a futuro.

Por lo pronto, aunque demoradas por la incertidumbre económica, en el último año se avanzó en la puesta en marcha efectiva -ya inyectan al sistema- de numerosos parques eólicos particularmente en el sur del país.

Es cierto que son proyectos de las diferentes rondas del Renovar, plan dispuesto durante la gestión de Mauricio Macri y que recién ahora ven la luz. Como sea, ya son una realidad.

El desafío ahora es reforzar los marcos normativos de incentivos para lograr inversiones nuevas, situación que hoy no parece ser un objetivo central.

Sucede que, de no avanzarse en esa línea, de nada servirá fomentar la electromovilidad, por ejemplo, tal como se pretende concretar.

“Si la electricidad con que se cargan los autos, monopatines o bicicletas eléctricas se genera desde usinas térmicas, la ecuación ambiental no cierra”, indicó a Comercio y Justicia el secretario de Bioenergías y Combustibles Renovables de la Provincia de Córdoba, Sergio Mansur.

Autogeneración
Obviamente, en paralelo, siempre se puede avanzar en alternativas menos ambiciosas pero no por eso menos efectivas. En ese marco, el Gobierno de Córdoba dio un paso clave en los últimos días al habilitar la Generación Distribuida Comunitaria.

Se trata de un paso adelante respecto a la autogeneración individual, ya vigente a partir de la ley 10604 de Fomento a la Generación Distribuida de 2018, norma que a la vez adhirió a la ley nacional 27191. En paralelo, se avanzó en incentivos fiscales y económicos por medio de Bancor.

“Es un camino que hemos iniciado y que ya no tiene marcha atrás y que va mucho más allá de la generación eléctrica de fuentes renovables, también con los biocombustibles en dónde Córdoba ya tiene su propio marco normativo”, explicó por su parte el ministro de Servicios Públicos, Fabián López. 

Sin embargo, la autogeneración tiene muchas limitaciones, entre espacio físico, inversión y plazo de amortización.

La autogeneración en números 

Ahora, comunitaria
Con todo, una forma de sortear esa limitación será la posibilidad de convertirse en copropietario de un proyecto de generación de energía de fuentes renovables, a partir de la reciente puesta en marcha de la Generación Distribuida Comunitaria.

Concretamente, varios usuarios (comerciales, industriales, públicos, organizaciones no gubernamentales y/o residenciales) se convierten en dueños, en la proporción que deseen, de una o varias fuentes de generación de energía renovable. De hecho, invierten en un proyecto y hacen uso de la energía que esa infraestructura produce.

El aporte puede ser hasta 20% mayor que el de la energía que el usuario va a demandar. Concretamente, si se trata de un usuario residencial, el máximo a invertir será seis kilovatios, esto es, 20% más de los cinco kilovatios que hoy tiene un cliente de esa categoría.

El otro punto clave es que no hace falta que los clientes inversores habiten en un mismo espacio físico, ya sea edificio, manzana, barrio e incluso ciudad. “Deben, sí, pertenecer a una distribuidora, por ejemplo EPEC o una cooperativa”, señaló Mansur.

Sucede que el proyecto eólico, solar, minihidros o de biomasa que vayan a desarrollar, puede estar también en cualquier punto de la provincia, siempre en el ámbito geográfico de una misma distribuidora.

“A diferencia de la autogeneración donde, por ejemplo, los paneles solares deben estar en el mismo lugar donde se ejecuta el consumo, en los proyectos comunitarios, toda la energía generada va a la red eléctrica y después EPEC o una cooperativa se encarga de reflejar en la factura de cada usuario inversor, el aporte efectuado”, explicó el funcionario. La estrategia es aún embrionaria y fue presentada días atrás por el Gobierno provincial.

La normativa completa de la Generación Distribuida Comunitaria, creada desde el Ministerio de Servicios Públicos, Secretaría de Biocombustibles y Energías Renovables, puede consultarse en: ministeriodeserviciospublicos.cba.gov.ar

En paralelo, todos los detalles de las leyes vigentes, incentivos fiscales y económicos y números y datos sobre autogeneración y generación comunitaria, aparecen detallados en este informe:

GDCOMUNITARIA_Cordoba


Sergio Mansur, secretario de Energías Renovables de Córdoba

La generación comunitaria abre múltiples posibilidades

El secretario de Energías Renovables y Biocombustibles de la Provincia, Sergio Mansur, consideró que con la puesta en marcha de la generación comunitaria como alternativa a la autogeneración, el desarrollo de fuentes renovables en Córdoba tendrá un impulso clave para el despegue que está necesitando.

“La generación distribuida avanza de manera muy acelerada, estamos viendo una consolidación del sector, un crecimiento muy importante en la cantidad de empresas locales y de profesionales involucrados, una apreciable baja en los costos de los proyectos y un mayor interés y comprensión por parte de los cordobeses”, indicó Mansur a Comercio y Justicia.

El funcionario detalló los proyectos habilitados y las iniciativas en trámite (ver aparte) y ponderó el trabajo conjunto con los sectores involucrados y las políticas activas desde el Gobierno para dar el marco legal e incentivos necesarios. Respecto a la evolución futura, Mansur fue cauto en función del actual contexto económico. “Estamos convencidos de que el volumen de instalaciones seguirá creciendo, más allá de las dificultades de esta época”, dijo.

“Sería algo imprudente arriesgar una cifra, pero deseamos seguir liderando el crecimiento y estar cerca de los 10 megavatios (MW) de generación distribuida en la provincia antes de fin de año”, aseguró. En paralelo, mencionó los posibles problemas que enfrenta ese objetivo.

“El primero es el más común: lograr un financiamiento que sea capaz de promover iniciativas en un entorno muy inestable económicamente, con inflación sostenida y tarifas sin horizontes definidos. Además, nos estamos preparando para captar, cuando esto sea posible, financiamiento nacional o internacional ligado a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que generamos con las políticas que vamos desarrollando”.

Asimismo, consideró que otra dificultad está vinculada a la calidad de los proyectos: “En un nuevo mercado como éste, con tantas situaciones heterogéneas para cada tipo de cliente, proveedor y distribuidora, notamos disparidad en la calidad de las instalaciones y en la información que se transmite, donde finalmente los usuarios se ven perjudicados muchas veces. Estamos analizando una serie de auditorías para mapear estas anormalidades”.

La tercera amenaza, “aún no tan relevante, es que se asocie la generación para autoconsumo solamente con la energía fotovoltaica, un recurso inexistente durante casi el 70% del día y con casi nulo impacto territorial en relación a creación de empleo y cadenas de valor. Aprovechar la biomasa, el potencial eólico e hidráulico, mediante modelos de economía circular y/o asociativos, es todo un desafío para Córdoba”, concluyó.

Por lo demás, Mansur planteó como desafío la necesidad de “pensar más en los ecosistemas, las economías y la equidad, capitalizando los recursos regionales disponibles”. “La generación distribuida debe estar incluida en procesos de economía circular”, dijo.


“Estimular el cambio y crear conciencia”

Jorge Ferrero, empresario expendedor de combustibles

Las estaciones de servicio tienen como principal objetivo en su plan de negocios la venta de combustibles, en todos los casos derivados de los hidrocarburos, productos claramente contrapuestos con las políticas que apuntan a un cambio radical de la matriz energética y de consumo en todos los niveles como base para mitigar los efectos del cambio climático.

Sin embargo, dentro de ese contexto, hay experiencias disruptivas para, aun dentro del rubro, apuestan a un cambio que al menos mitigue en parte las consecuencias del producto que expenden.

Es el caso del empresario Jorge Ferrero, propietario de cuatro estaciones de servicio en la ciudad de Córdoba, tres de las cuales tienen instalados paneles solares para abastecer al menos en parte la demanda eléctrica en sus establecimientos.

“La idea empezó como una alternativa para reducir costos pero al mismo tiempo como un aporte para sumar conciencia y estimular el cambio”, señaló a Comercio y Justicia.

Ocurre que, además de bajar el costo eléctrico, los paneles solares que en el caso de la flamante YPF de Duarte y Quirós y Félix Paz son claramente visibles -la idea era que se vieran, dijo-, lleva a que muchos clientes elijan ese punto de carga como forma de apoyar la iniciativa.

Ferrero explicó que allí tiene 120 paneles que generan una potencia de 35 kilovatios, suficientes para cubrir el 30% de la demanda de toda la estación, incluido el shop. Además, cuenta con un techo verde, en línea con las nuevas disposiciones de la petrolera respecto a las estaciones de su bandera.

“La inversión allí fue de unos 30 mil dólares que se amortizan en un plazo de entre seis o siete años”, reveló y comentó que los paneles tienen una vida útil de entre 15 y 18 años, para luego ir reduciendo su eficiencia.

En sus otras estaciones también invirtió en generación solar. Por ejemplo, en la ubicada en ruta 36 a la salida de Córdoba tiene 65 KW instalados, y en la de ruta 20 frente a la “rotonda del ala” tiene otros 35 kW. Sólo en la restante no invirtió por el tipo de ubicación que tiene, indisponible para hacer eficiente la colocación del sistema.

Sin embargo, Ferrero está dispuesto a subir la apuesta. Planea una inversión de otra boca de expendio de Juárez Celman, sobre ruta 9 norte. “Allí estuve explorando la posibilidad de poner un molino de generación eólica”, anticipó.


El proyecto del Tito eléctrico superó las expectativas

Juan Manuel Baretto, Tito (Coradir)

“Tito” es uno de los tres autos eléctricos de ciudad que se fabrican en Argentina. A poco de comenzar a producirse en San Luis, el modelo pensado para cuatro personas y fabricado por la firma Coradir, ya agotó dos preventas y tiene pedidos por 200 unidades más.

“No sabiamos que el proyecto iba a tener la repercusión que tuvo”, aseguró a Comercio y Justicia Juan Manuel Baretto, responsable del proyecto.

“Cuando lanzamos la primera preventa sobre todo era para medir la profundidad del proyecto. Nosotros en la empresa siempre ensayamos tres escenarios: el pesimista, uno medio y otro optimista y la verdad que la respuesta de la gente superó el escenario optimista”, reveló y adelantó: “(Ahora) estamos firmando convenios con varias agencias para que el Tito se pueda vender en diferentes lugares del país”.

El empresario ensayó una explicación para el fenómeno. “Si bien la electromovilidad en Argentina viene muy atrasada respecto a otros países, creo que va a tener un cambio rotundo y va a adquirir otra dinámica porque son todas ventajas”, consideró. “Es eficiente y más barata, con nuestro producto competimos en precio con cualquier cero km del  mercado y eso es clave”, enumeró.

Además, dijo, “rompe con un problema de este tipo de autos que es el tema de la carga. En el mundo es muy difícil porque -si no hay una infraestructura en ruta o bien no se instala un cargador especial en la casa (tiene un costo de unos 10 mil dólares), no hay dónde cargarlo. Tanto nuestro vehículo como el resto de nuestros competidores en Argentina, son todos compatibles con la red eléctrica domiciliaria. El tiempo de carga es durante la noche y a la mañana el tanque está lleno”, reveló, para dar una idea de la simplicidad de un tema clave como es el sistema de carga del vehículo.

Además del Tito que se produce en San Luis, hay otros dos vehículos similares que se fabrican en Argentina: el Volt, en Córdoba, y el Sero Electric, en Buenos Aires, en todos los casos con prestaciones similares aunque con diferentes diseños y precios comparativamente cercanos.

Detalles en Tito


Sebastián Parra

Proponemos articular una mesa multisectorial para no quedar al margen de las nuevas formas de movilidad.

Sebastián Parra, presidente de la Regional Córdoba de la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara), consideró la necesidad de subirse a la ola del cambio de paradigma, ahora asentado en la movilidad sustentable requiere de la conformación de una mesa multisectorial público-privada que articule los mecanismos indispensables para evolucionar en línea con los principales países.

Expuso días atrás en el marco del Conversatorio “Autos eléctricos y alternativos”, como parte del Quinto Foro Mundial de Desarrollo Económico Local que se llevó a cabo en Córdoba. 

Luego de repasar algunos números respecto a la evolución del mercado mundial de automóviles y su mutación hacia vehículos híbridos o eléctricos, Parra recordó que esos cambios comenzaron en el mundo hace ya varios años. “Argentina debe subirse a esa realidad y no quedar aislada”, consideró, y señaló que para avanzar en esa línea se necesitan, entre otros puntos, incentivos fiscales.  

“La necesidad de disminuir la contaminación ambiental es clave y necesaria  Hay un compromiso de la Nación de reducción de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) en 18% para el año 2030, es un objetivo clave”, indicó. En ese marco, señaló que “la carencia de infraestructura e inversión eléctrica sustentable es una amenaza” y recordó que el mercado de vehículos alternativos es en Argentina aún muy bajo, apenas 1,3% del total.


Daniel Herrero (Toyota)

“Vamos hacia una empresa de servicios de movilidad”.

Ver video desde el minuto 23,27 hasta 33,07.


Monopatines y bicis eléctricas, el futuro ya llegó

A diferencia de los autos urbanos eléctricos, que recién comienzan a ofrecerse, o los híbridos para recorrer grandes distancias -que, por su costo y la falta de infraestructura de carga aún están lejos del alcance de los argentinos-, los monopatines, primero, y, ahora, las bicicletas eléctricas ya irrumpieron con fuerza en el mercado.

Ambos tienen claras ventajas. Por lo pronto, los precios, que parten de 50 mil pesos en el caso de los monopatines, que -además- pueden cargarse en pocas horas, tienen una autonomía desde los 30 kilómetros y una velocidad desde 25 kilómetros por hora.

“Son un medio de movilidad sustentable y sumamente práctico por su tamaño que ha tenido una explosión de ventas en muy poco tiempo”, dijo a Comercio y Justicia Carolina Bugliotti, socia gerente de RVN, una importadora que a su vez tiene salón de venta al público en la ciudad de Córdoba y ofrece service posventa y taller de reparación.

Bugliotti además integra la comunidad Mono_Cba que reune a cientos de propietarios de monopatines.

“Son un medio de transporte más que de recreación. Se usan para ir al trabajo, a estudiar…. se cargan con una toma común y encima se pueden ubicar en cualquier lugar por el escaso espacio que ocupan”, reveló.

Los detalles de los modelos que venden, precios y demás prestaciones se pueden consultar en la web RVN.

También las bicis
En el caso de las bicicletas, la situación todavía es embrionaria. El Gobierno nacional anunció días atrás el lanzamiento de una línea de créditos del Banco Nación para la compra de ese tipo de vehículos a electricidad y un acuerdo con fabricantes para sumar progresivamente piezas nacionales a cambio de aportes del Estado.

Enrique Españón, de Bicicletas Enrique, fue uno de los que participó del encuentro y que tendrá un rol activo en la puesta en marcha del nuevo esquema.

“Nosotros ya fabricamos dos modelos eléctricos”, reveló a Comercio y Justicia. A diferencia de los monopatines, las bicis tienen precios más caros, de entre 150 mil y 200 mil pesos, al menos ese será el tope que podrá ingresar en el plan para la compra en cuotas.

“La bicicleta tiene mayor autonomía que un monopatín y además puede usarse como bici. De hecho, hay que pedalear aún con el motor eléctrico funcionando, aunque el pedaleo puede ser sólo simbólico”, reveló Enrique. 


Más incentivos fiscales para despegar. Pero ¿cuánto invertir y en qué plazo se amortiza?

Javier Vago, ingeniero y responsable de Max Energía

Si hablamos de generación distribuida, si bien la provincia de Córdoba lidera en potencia y en cantidad de instalaciones bajo la ley nacional 27424, con aproximadamente 60% del total (3.026 KW respecto los 5.216 a junio 2021), Argentina está aún lejos de los niveles alcanzados por algunos de nuestros vecinos como Brasil y Chile.

Una de las principales diferencias que, a nuestro entender, impulsa esta diferencia, es la metodología elegida por el país para este tipo de sistemas. Argentina optó por el “net billing”, donde el precio de la energía inyectada por el usuario generador es menor que el precio de la energía demandada por él. En cambio, Brasil optó por la metodología “net metering”, donde simplemente existe un intercambio de energía (kWh) entre el usuario generador y el distribuidor, equivalente al mismo precio de compra y venta.

Una consecuencia de eso es el tiempo en que estas instalaciones se amortizan. Cabe aclarar que dependiendo del tipo de usuario y tarifa, los tiempos de amortización de los equipos varían sustancialmente.

Algunos ejemplos para el caso de EPEC
Comenzando por un sistema para un usuario residencial, que se encuentre en la franja o rango de demanda de 120 a 500 kWh, un sistema fotovoltaico (FV) de 2,5 kW que genera 330 kWh promedio mensual tiene un costo total de entre $350.000 y $450.000, dependiendo de la marca y características de los equipos a instalar. Para este tipo de usuario, el porcentaje de la generación autoconsumida respecto de la generada varía entre 25% y 50%, según modalidades de uso de la energía. Con este valor y la tarifa actual, el período de repago resulta entre 15 y 22 años. Mientras mayor sea el porcentaje de energía autoconsumida respecto de la inyectada, menor será el plazo.

Para el caso de un usuario comercial (maxikiosco por ejemplo) o pequeña oficina la ecuación cambia radicalmente. Suponiendo un sistema FV de 10 kW, con un costo de entre $1.400.000 y $1.550.000 y una generación mensual promedio de 1.400 kWh, la amortización del equipo será entre seis y ocho años. Esto se debe a la economía de escala, y principalmente al hecho de que en este caso el usuario consume entre 80% y 90% de la energía producida, inyectando muy poco excedente a la red.

Finalmente para los grandes usuarios, con VAD principalmente en la potencia, el resultado es dispar. Aquellos con demanda menor a 300 KW pagan muy barata la energía que consumen y los mayores a ese nivel, de acuerdo con las modificaciones realizadas en abril de este año, pagan un valor más próximo al costo real. Para los primeros, el sistema FV tendrá una amortización no menor a los 15 años mientras que para los segundos podrá estar próxima a los 10 años.

Estos tiempos de amortización podrían disminuirse si se aplicaran en la práctica los incentivos incluidos en la ley 27424 que tiene previstos y asignados fondos para créditos blandos y certificados de crédito fiscal, entre otras herramientas que aún no han sido aplicadas.

En el ámbito nacional la situación cambia considerablemente. Por ejemplo, en Buenos Aires, con altísimos niveles de subsidio a la energía, la inversión en estos sistemas es muy difícil de recuperar, con tiempos de repago superiores a 20 años, similar al tiempo de vida proyectado de estas inversiones.

Con ese contexto y si bien la demanda de sistemas se viene incrementando, aún proviene de un muy reducido grupo de usuarios, con características socioeconómicas singulares. Desde Max Energía SAS, empresa dedicada a las energías renovables, estamos observando una demanda sostenida de sistemas FV con baterías para abastecer de energía en lugares donde no está presente el servicio público.

Más información en Maxenergia

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