En medio de la crisis internacional y de la coyuntura electoral, el debate económico en el país está atravesado de varios ejes cruciales aún sin definición. Uno de ellos es el referido al nivel del tipo de cambio. En diálogo con Comercio y Justicia, el contador Esteban Dómina consideró que este debate debe incorporar también “otros instrumentos” y no sólo apuntar a una devaluación. Se expresó a favor de un retorno al Fondo Monetario, “pero sin condicionamientos extremos” e instó a no abandonar la puja por la baja de las tasas de interés, como forma de enfrentar “la falta de crédito accesible para la producción”.
– ¿Cómo analiza la evolución del dólar en un marco de fuertes pujas a favor y en contra de una devaluación?
– La política monetaria es prudente. Los industriales reclaman, como siempre lo han hecho, un dólar más alto, porque para ellos la competitividad está directamente atada al dólar. Considero que no hay razones para una disparada, porque en general las reservas son suficientes. Hay que estar mirando también lo que ocurre en la región, sobre todo las decisiones que toma Brasil, que es nuestro socio comercial. Pero la receta no es necesariamente la devaluación. Hay que aplicar otros instrumentos, como son los derechos de exportación, los subsidios, la promoción o la devolución de impuestos, que ayudan a que haya un tipo de cambio competitivo para la industria.
– ¿Qué opina de los pedidos de retornar al Fondo Monetario?
– Hay que volver al Fondo, porque en este momento, después de la crisis, se ha flexibilizado mucho y hay plata disponible para las economías emergentes. De hecho, la última reunión del G-20 estableció una liberación de recursos muy importante, que sería un capricho no aprovecharla. Porque si Argentina tiene algún problema ahora es la falta de acceso al crédito, lo que nos obliga a echar mano de las reservas locales, por ejemplo de la Anses. Entonces, recurrir al Fondo Monetario, sin condicionamientos extremos como pudo haber sido en el pasado, sería una muy buena decisión. Hay que dejar de lado los pruritos políticos y ponerse manos a la obra.
– ¿Cómo analiza la estatización de las AFJP y, más puntualmente, la participación de directores estatales en algunas empresas?
– Eso tiene dos lecturas. Si uno lo ve desde lo estríctamente legal, hay que reconocer que se hicieron las cosas por el camino señalado, porque hasta el Congreso aprobó la estatización, y que haya directores sentados en las empresas obedece a que las AFJP tenían en sus carteras acciones de esas compañías. Ahora, por otro lado, a mí no me gusta esa situación, y no estoy haciendo una defensa del sector privado, porque hay que reconocer que realmente dejó mucho que desear la administración que hicieron de los recursos, pensando más en su rentabilidad que en el futuro de los jubilados. Pero me parece que hay poca garantía para los jubilados futuros, porque los fondos se están manejando con un criterio muy coyuntural e inmediato. Hay que recordar que el manejo y la administración de fondos previsionales debe hacerse con un horizonte de por lo menos 30 años y no sé si se están tomando los recaudos del caso.
– Y respecto a la financiación del Gobierno y del Tesoro con esos fondos, ¿cuál es su opinión?
– Eso no es nuevo, ha sido