El surgimiento y desarrollo de mujeres emprendedoras es una tendencia general que va en aumento, tanto a nivel local como en América Latina y otras regiones del planeta. Existen investigaciones y recomendaciones de organismos internacionales o regionales que, precisamente, hacen mención a este fenómeno. “Una combinación de factores económicos, culturales, sociales y personales incide en forma efectiva para que las mujeres deciden ser creadoras de sus propios negocios o proyectos emprendedores. Y, por supuesto, el proceso no es sencillo de recorrer, porque conlleva mucho trabajo personal, la necesidad de hacer experiencia, y poner energías”, explicó la psicóloga clínica y laboral y creadora de la Red de Mujeres Emprendedoras, Inés Arribillaga.
– ¿Hay intereses o rasgos comunes entre las mujeres emprededores?
– Si bien nuestra experiencia de trabajo tiene lugar con mujeres emprendedoras de la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, constatamos -por talleres o charlas dictadas en otras ciudades y por las innumerables consultas recibidas- que las inquietudes, necesidades e intereses son muy similares en cualquier parte del país y hasta del mundo. Así, las mujeres emprendedoras pueden ser tanto profesionales universitarias o expertas en distintas áreas, como mujeres sin formación específica o de bajos recursos; inmigrantes o de comunidades aborígenes; del mundo del arte o las artesanías.
Pero todo esto representa poca diferencia si lo comparamos con los temas que les son comunes, sólo por el hecho de ser mujeres: la necesidad de cuidar a los hijos; el tener que velar por las personas mayores o enfermas de la familia; la obligación de coordinar ocupaciones laborales con los tiempos del embarazo y de la lactancia; la discriminación vivida por tener hijos; los cambios culturales respecto a nuevas configuraciones familiares y en la pareja; las propias necesidades de desarrollo personal, y la carencia de acceso a créditos u otros beneficios de los que gozan, aun en nuestros días, sólo los varones.
– ¿Es más dificil para las mujeres ocupar un rol directivo dentro de una empresa familiar?
– Incluso en empresas familiares, las mujeres tienen dificultades para hacerse oír o tener representación como directoras o dueñas. Hemos visto algunos casos en los que, conociendo bien el negocio que crearon los padres o hermanos, se incluyen sólo cuando la empresa pierde rentabilidad o muere el dueño. Y cuando quieren aportar sus conocimientos o intervenir modificando cualquier aspecto, se encuentran con dificultades para ser escuchadas, o tienen que ver que quienes toman el lugar de decisión son sus maridos. Lógicamente, esto las lleva a crear nuevas empresas.
– ¿Qué las impulsa a poner en marcha un microemprendimiento?
– Podría decirse que deciden iniciar un negocio o emprendimiento, básicamente por los nuevos y viejos roles que juegan en la sociedad: para tener mayor libertad o disponer de horarios flexibles para estar con los hijos; para afrontar el mantenimiento del hogar, por tratarse de jefas de familia o como efecto de separaciones o divorcios; para desarrollar negocios que puedan transmitir a los descendientes, como una suerte de seguro de trabajo e ingresos; para permitirse la creatividad en la manera de ofrecer productos o servicios; para trabajar en actividades que conocen o les resultan más atractivas.
– ¿Qué particularidades la diferencian de los emprendedores varones?
– Mientras las mujeres visualizan a los varones como hábiles o