ESCUCHARAlejandro Piscitelli -ex gerente General de Educ.ar. (portal educativo de la Nación argentina) y consultor organizacional en Internet y comunicación digital- considera que las currículas de los colegios son obsoletas, que de nada sirve dar masivamente computadoras a los chicos si no cambia el formato escolar estandarizado y que hoy ya no se pueden dar clases sin Internet. En su paso por Córdoba, con motivo de la apertura del curso de especialización en Periodismo Digital que dicta el Colegio Universitario de Periodismo (Cup), dialogó con Comercio y Justicia acerca de la nueva realidad educativa frente al avance de las nuevas tecnologías.
– ¿Cuál es su opinión respecto a la iniciativa del Gobierno nacional acerca del programa destinado a entregar tres millones de computadoras a alumnos de escuelas públicas?
– Primero, lo que escuchamos no es un programa, es un anuncio. Si se cumple, veremos qué pasa. Creo que opinar sobre algo que no se sabe si realmente va a pasar y cómo se va a implementar, no tiene mucho sentido. Si sos benévolo podés pensar que se trata de una iniciativa muy interesante; si sos malévolo podés pensar que son sólo ecos de la experiencia uruguaya del plan Ceibal (que concedió computadoras a los chicos de nivel inicial), que fue exitosa y maravillosa. Y como ellos pagaron el costo de hacerlo en una escala mucho más chica, muchos pensaron por qué no hacerlo en la Argentina. Qué va a pasar, nadie tiene la menor idea. Lo que seguramente uno tiene que tener en cuenta es que darle computadora a los chicos masivamente va a dinamitar la escuela. No sirve inundar con computadoras las aulas si no cambia el formato escolar estandarizado.
– En el caso de que finalmente se implemente este programa, ¿cuál considera que será la respuesta de los docentes frente a este nuevo paradigma educativo?
– El problema no es actual. La educación va “al garete” hace décadas. El problema es que la escuela se divorció de la sociedad hace muchos años. El problema es que los docentes no tienen buena formación. El problema es que las currículas están obsoletas. Son tantas las cosas que andan mal, que este nuevo programa no puede hacerlo peor. O bien puede no pasar nada, o puede sumar a lo malo o puede aportar algo positivo. Lo cierto es que el docente vive una gran distancia generacional, experimenta una distancia cultural, pero al mismo tiempo ve cómo se le escurre el poder porque el chico no escucha o se pone los auriculares del MP3 o se manda mensajitos de texto a escondidas con otro compañero. El desinterés por lo que pasa en las aulas es cada vez más grande, el divorcio se va ampliando.
En este sentido me parece una iniciativa muy interesante, porque ya estamos cansados de diagnósticos del tipo “esto no anda…”, de soluciones que siempre se dan en el marco de las elecciones y que nunca arreglan nada, de que siga existiendo la migración de la escuela pública a la privada y de que los tests de rendimientos sean cada vez peores. Veremos después de la implementación de esta iniciativa si es tan fuerte el impacto; es probable que pueda solucionar algunas de las otras cosas. Pero en lo que respecta a la educación digital, no es sólo un problema de manejo de herramientas. Se trata de un aprendizaje en red, de la identidad digital de las personas. Creo que hoy no se pueden dar clases sin Internet.
– ¿Cómo es la producción cultural actualmente?
– Creo que estamos viendo una complejidad creciente de la producción cultural. Es decir, la cultura de hoy es muchísimo más compleja a nivel masivo, no a nivel de nicho. En este momento, l
