El papa Francisco volvió a cuestionar el orden económico internacional, al considerarlo injusto y salvaje.
Reafirmó que “el hombre y la mujer” y no “el dios dinero” deben estar en el centro del sistema. En ese sentido, rechazó que se descarte a los jóvenes y a los ancianos y calificó de “barbaridad” que en Europa estén sin trabajo unas 75 millones de personas de menos de 25 años.
“Está probado que con la comida que sobra podríamos alimentar a la gente que tiene hambre. Cuando usted ve fotografías de chicos desnutridos en diversas partes del mundo se agarra la cabeza, no se entiende”, ejemplificó el papa Francisco en una entrevista al diario catalán La Vanguardia (LV).
“Creo que estamos en un sistema mundial económico que no es bueno. En el centro de todo sistema económico debe estar el hombre, el hombre y la mujer, y todo lo demás debe estar al servicio de este hombre. Pero nosotros hemos puesto al dinero en el centro, al dios dinero. Hemos caído en un pecado de idolatría, la idolatría del dinero”, consideró.
“La economía se mueve por el afán de tener más y, paradójicamente, se alimenta una cultura del descarte. Al descartar a los chicos y a los ancianos se descarta el futuro de un pueblo porque los chicos van a tirar con fuerza hacia adelante y porque los ancianos nos dan la sabiduría, tienen la memoria de ese pueblo y deben pasarla a los jóvenes”, afirmó.
En ese sentido, el papa señaló que “ahora también está de moda descartar a los jóvenes, con la desocupación”, y se manifestó preocupado por las tasas de desempleo en las franjas juveniles, que en algunos países supera 50 por ciento. “Alguien me dijo que 75 millones de jóvenes europeos menores de 25 años están en paro. Es una barbaridad”, precisó.
“Descartamos toda una generación por mantener un sistema económico que ya no se aguanta, un sistema que para sobrevivir debe hacer la guerra, como han hecho siempre los grandes imperios. Pero como no se puede hacer la tercera guerra mundial, entonces se hacen guerras zonales”, subrayó.
Para Francisco, esto significa “que se fabrican y se venden armas, y con esto los balances de las economías idolátricas, las grandes economías mundiales que sacrifican al hombre a los pies del ídolo del dinero, obviamente se sanean”.
Además, advirtió de que “este pensamiento único nos quita la riqueza de la diversidad de pensamiento y por lo tanto la riqueza de un diálogo entre personas. La globalización bien entendida es una riqueza. Una globalización mal entendida es aquella que anula las diferencias”.
Cooperativas
Francisco manifestó en reiteradas oportunidades que las cooperativas, en tiempos de crisis, reducen su margen de beneficio a cambio de mantener los puestos de trabajo y criticó los llamados “mercados”, para los que la palabra solidaridad “es casi una palabrota”.
Así lo hizo, por ejemplo, a mediados de noviembre, al recibir en el Vaticano a la dirigencia cooperativa mundial y de Argentina. En esa ocasión, ponderó esta forma de gestión empresarial y advirtió de que dejar de lado a los jóvenes desempleados supone una “hipoteca” para el futuro.
La entrevista de La Vanguardia a Francisco fue publicada el pasado viernes y se caracterizó por el abordaje sin tapujos, por el papa, de diferentes asuntos de la actualidad internacional. La conversación entre el Santo Padre y el corresponsal de LV en Jerusalén, Henrique Cymerman, recorrió los temas más diversos y causó un importante impacto internacional. No es habitual que el papa conceda entrevistas de esta profundidad y alcance.
Sin tapujos, Francisco cuestionó el actual modelo económico y reflexionó sobre el papel que debe jugar la iglesia Católica para reducir la creciente desigualdad entre ricos y pobres. Asimismo, también se refirió a su propio estilo de papado y a asuntos como el conflicto entre Israel y Palestina.