El estudio cordobés Van Gross desarrolló esta técnica, sin perder de vista la calidad constructiva y la habitabilidad. El sistema es de libre acceso y, actualmente, se aplica en la autoconstrucción de viviendas familiares y en desarrollos de mayor escala, como edificios
Por Luz Saint Phat – [email protected]
La problemática habitacional es una cuestión recurrente en Argentina no sólo por la falta de acceso de amplios sectores a la vivienda propia, sino también por los costos significativos de construcción, los cuales crecen al ritmo de la inflación general. En este contexto complejo, el estudio Van Gross de la ciudad de Córdoba ha experimentado y desarrollado un interesante sistema constructivo con base en el fardo de cortadera, el cual permite ahorrar hasta 50% en costos de construcción y en tiempos de obra, según especificaron los especialistas.
La propuesta, además, posee un diseño bioclimático, lo que aporta a la eficiencia energética del espacio, reduce la huella ecológica, es de libre acceso y puede aplicarse a la autoconstrucción de viviendas familiares, así como también en obras de mayor escala, como edificios.
“El recurso natural que se utiliza es una fibra vegetal botánicamente denominada Cortadeira Selloana, reconocida comúnmente como plumerillo o cortadera. Se caracteriza por un elevado potencial de renovación, siendo de crecimiento endémico en toda Latinoamérica, y no requiere procesos de industrialización para su manufactura”, explicó el arquitecto Armando Gross, especialista en bioconstrucción y egresado de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
“Mi humilde aporte respecto a este noble recurso es extender la frontera en el uso y aplicación del fardo de cortadera, que hasta ahora solamente se usaba para resolver cubiertas de quinchos con un período de duración entre ocho y 10 años”, agregó el profesional en conversación con Comercio y Justicia.
Con base en este recurso, el sistema constructivo puesto en marcha por el estudio se denomina técnicamente quincha seca de fardo de cortadera.
La combinación de esta fibra vegetal con masa térmica interior adquiere cualidades propias para todo tipo de climas, incluyendo los extremos, según especificó el especialista consultado.
“En el interior del hogar, se cubren las montantes con barro (tierra cruda), otorgándole al ambiente condiciones óptimas de habitabilidad por sus cualidades higrotérmicas (regulador de humedad y temperatura)”, indicó Gross y agregó: “Cuando el ambiente supera 50% de humedad, las paredes absorben el agua contenida en el aire, y la reemiten al ambiente cuando el aire contiene menos de 50%, manteniendo de esta manera una regularidad óptima para la salud”.
Mientras tanto, “en el exterior, el fardo otorga un eficaz aislamiento térmico, el calor no entra en época estival y no sale en época invernal”, dijo el arquitecto en conversación con este medio.
“El diseño bioclimático materializado mediante la bioconstrucción reduce hasta 50% o más la incorporación de energías adicionales para climatizar los ambientes. Es increíble que en la actualidad tengamos que seguir usando combustible fósil para calefaccionar los espacios, o megawats de energía eléctrica para refrigerar.
Consideramos que cuando esto sucede es que la arquitectura falló o desvió su objetivo esencial. No existen materiales en el mercado de la construcción que tengan el desempeño higrotérmico que presentan los materiales naturales como el barro y sus aliados”, aseguró Gross.
Cálculos
En cuanto al ahorro de los costos de construcción y los tiempos de obra, Gross indicó: “Para comprender mejor los costo del material y plazos de tiempo, podemos hacer una comparación directa entre un metro cuadrado de pared de fardo de cortadera y un metro cuadrado de bloque cerámico”.
“En términos comparativos, sólo resta analizar los costos de 16 bloques cerámicos que entran en un metro cuadrado de construcción convencional, que arroja un numero aproximado de $270 a $290, sin incluir cemento, revoques, bloques rotos por traslado y acopio y otros. En cambio, 1,2 metros cuadrados de quincha seca de fardo de cortadera se logran montando dos unidades de fardos a un costo de $70 cada uno y en un tiempo aproximado de 10 minutos entre dos operarios”, aseguró el arquitecto.
Alternativas eficientes
En tanto, para lograr una mayor eficiencia en los gastos energéticos de una vivienda construida con este sistema, se pueden tener en cuenta distintas alternativas existentes en el mercado.
“Se pueden anexar equipamientos para colectar energía solar y transformarla en electricidad, o en agua caliente con un termotanque solar, por ejemplo. Vale la pena destacar que la energía o calorías que se generen dentro de la vivienda se van a alojar de manera eficiente en los muros internos, para después ser entregada al ambiente en el momento que éste más lo necesite”, dijo Gross.
“Otro dato importante es que se debe ponderar el diseño bioclimático, entendiéndose como una correcta orientación de la vivienda, utilizando la misma arquitectura como dispositivo de acondicionamiento. Con este sistema se conciben las envolventes de una vivienda como una segunda piel que regulan el nivel de confort, temperatura y humedad. Si una vivienda se orienta con relación al movimiento solar, si su piel envolvente respira gracias a su materialidad, y si además incorporamos equipamientos que interactúen con el sol, con el viento, cosechadoras de lluvia, la construcción dejaría de parasitar los servicios conexos para convertirse en un sistema de alta eficiencia energética y autosostenibilidad”, agregó el arquitecto.
“El enfoque profesional radica en proponer una arquitectura en relación a una lectura sensible de los fenomenos naturales.Considero este enfoque como arquitectura consciente”, dijo el especialista.
Sustentable y sostenible
El desafío de disminuir la huella ecológicaCada materia prima que se utiliza como insumo para distintas producciones del hombre produce una huella ecológica, entendida ésta como la cantidad de recursos extra que son necesarios para producir determinados bienes de consumo.
Lo interesante de la utilización del fardo de cortadera es que también coadyuva a la disminución de la huella ecológica.
“Se trata de la energía y recurso que se aplica a la materia prima que se utiliza para un fin específico. Por ejemplo, la huella ecológica del petróleo comienza en la exploración y su búsqueda, hasta su refinamiento y posterior traslado a los centros de expendio, finalizando en su combustión”, explicó Gross.
En el caso de este sistema, “muchas veces la tierra sale del mismo terreno donde se emplaza la construcción, reduciendo aún más la huella ecológica. La tierra, al igual que la fibra de la cortadera, es un materiales que no requiere procesos de industrialización, se puede usar directamente en el estado que se encuentra y en cercanías de la obra, o a pocos kilómetros”, dijo el arquitecto.
“Otra cualidad de la bioconstrucción que quisiera destacar -en comparación con la convencional- es que una vez finalizada la vida útil del edificio, los materiales se reincorporan a la tierra de manera natural sin generar contaminación como son los escombros de una demolición, por ejemplo”, agregó.Para tener en cuenta
Para un mayor ahorro energético se pueden incorporar a la vivienda colectores de energía solar.
Los termotanques solares pueden ser otra alternativa viable para complementar el sistema
constructivo.La orientación de la vivienda es fundamental para aprovechar el diseño bioclimático de este tipo de edificaciones.
En números
Unos 16 bloques cerámicos que entran en un metro cuadrado de construcción convencional cuestan aproximadamente hasta $290. Mientras, 1,2 metros cuadrados de fardo de cortadera tienen un costo de $140 aproximadamente
Entre dos operarios, se pueden montar dos fardos de cortadera en unos diez minutos, lo cual reduce de manera contundente los tiempos de duración de las obras construidas con este sistema.