Contadores cordobeses opinaron ayer sobre la declaración de la Asociación Interamericana de Contabilidad (AIC) sobre a crisis financiera global y el rol de los contadores y auditores que incluyó recomendaciones como la revisión integral de los instrumentos financieros, así como de las normas para la exposición en los estados contables y el rescate del principio del valor histórico original como sustitución del valor razonable (valor de mercado).
Al respecto, los docentes de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Martín Quadro y Osvaldo Ripetta (este último además director del Departamento de Contabilidad), sotuvieron que si bien la primera propuesta de la revisión de los instrumentos “no merece objeciones”, expresaron algunas limitaciones a la interpretación de las restantes sugerencias provenientes de la entidad profesional internacional.
Los especialistas advirtieron que el “valor histórico”, en sí mismo, es más objetivo, pero no necesariamente una mejor medición de la riqueza actual. “El valor histórico debería adoptarse siempre que se trate de activos a largo plazo y se apliquen valores corrientes (entre los que se cuenta el valor razonable) como tope a la valuación de esos activos”, aclararon.
Asimismo, señalaron que la utilización de un valor razonable (de mercado) para activos de corto plazo no aparece como una solución temeraria por cuanto la liquidación del activo de que se trate corregiría la eventual sobrevaluación en el término de un año.
“La utilización de un valor corriente como tope al valor histórico puede evitar sobrevaluaciones de activos cuando bajas en los precios específicos de esos activos caen por debajo del valor de mercado”, concluyeron.
La cuestión ética
El documento de la AIC -publicado ayer en este medio- hace una referencia a la “muy pobre” labor que realizan las universidades en educar a los graduados en cuanto a la responsabilidad que tienen en relación con los accionistas, clientes y público en general.
Sobre este punto, los docentes señalaron que “la conducta ética, más allá de la tarea previa del profesor universitario, que seguramente incluyó la cuestión en el dictado de la materia, es una decisión del graduado en su rol de profesional”.
“Cuando un egresado puede optar entre dos valores permitidos por las normas contables, ¿qué pesará más en su decisión: una recomendación de su ex profesor de contabilidad sobre ética profesional o el incentivo económico que puede ofrecerle el directorio de una empresa? ¿Y si el valor a aplicar por el graduado es obligadamente un valor razonable?”, se cuestionan Ripetta y Quadro.
Finalmente, subrayaron el importante papel de los organismos profesionales en la formación de las normas contables aplicables. “En muchos casos fueron esas normas las que permitieron que los activos se mostraran a los valores que se mostraron”.
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Frente a la crisis global, la Asociación Interamericana de Contabilidad (AIC) recomendó la eliminación de plano del “valor razonable” (valor de mercado) en la contabilidad, como fuente de
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