lunes 25, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Actitud y ejecución para emprender

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No hace tanto tiempo atrás, en la Argentina difícilmente se hablaba de “emprendedorismo” o de “cultura emprendedora”. Fundaciones como Endeavor fueron las que dieron el puntapié inicial al comenzar a dimensionar la importancia que tienen los emprendedores en la economía de un país.
Andy Freire es el actual presidente de Endeavor Argentina, y más allá de haberse convertido en una especie de “gurú del emprendedorismo” en toda Latinoamérica, su experiencia como emprendedor exitoso lo llevó a escribir varios libros sobre la temática y a inspirar a otras personas a seguir sus pasos. Para ser breves, la empresa fundada por Freire, Officenet, revolucionó la industria de distribución de artículos de oficina. La compañía creció de dos a más de 700 empleados en cinco años, logrando rentabilidad consolidada apenas transcurridos 24 meses de operaciones. Esto ha sido caso de estudio en universidades de todo el mundo, como Harvard, Stanford, Columbia, Chicago, la Universidad Comercial de París y 15 universidades de Latinoamérica. En esta nota, explica a Comercio y Justicia su visión sobre los emprendedores y la situación actual.

– ¿Qué significa ser una persona emprendedora? ¿Qué características debe tener?
– Básicamente, existen dos dimensiones que hacen a una persona emprendedora. Una tiene que ver con la “actitud” de las personas hacia emprender y la otra está relacionada con el proceso concreto de llevar a cabo una empresa que lleve al mercado algo que tenga un valor agregado. En resumen, las grandes ideas abundan, pero los grandes emprendedores se caracterizan por llevarlas adelante.
Además, una característica de los emprendedores argentinos es que se manejan con una “cultura de la copia”. Esto es, por ejemplo, cuando fue la explosión de las canchas de paddle o de los parripollos, todo el mundo corrió a poner el mismo negocio. Lo hay que hacer, creo, es tomar una vieja industria y agregarle valor.

– Es tal vez el ejemplo de lo que hizo con Officenet…
– Claro. En ese caso pensamos cómo hacer de una industria que tiene muchísimos años, un nuevo negocio, es decir, teníamos que entrar en el mercado de una manera distinta. De ahí que comenzamos a comercializar productos de oficina a través de un catálogo en la web.

– Teniendo en cuenta su experiencia en Estados Unidos, ¿qué diferencias encuentra entre los emprendedores norteamericanos y los argentinos?
– Hay que partir de la base de que existen diferencias no sólo en los emprendedores sino también en la sociedad en general. El argentino es más “busca”, más creativo, tiene más capacidad para adaptarse a los vaivenes económicos del mercado, es más consciente de los costos de emprender y de los riesgos que acarrea. Básicamente, el emprendedor norteamericano sabe administrar la abundancia, pero no se maneja bien en épocas de crisis. Otra diferencia importante es cómo percibe la sociedad a los emprendedores: en los Estados Unidos, si un emprendedor fracasa es visto como un héroe porque pudo aprender y, seguramente, la próxima vez tendrá menos chances de quebrar. Acá, si te va mal en un proyecto te convertís directamente en un fracaso social. Permitirse fracasar es lo que genera muchísima más disposición para emprender; te diría que ésa es la principal diferencia.

– ¿

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