ESCUCHARLa Bolsa de Cereales de Buenos AIres (BCBA) estimó una baja de 2% en el área sembrada con el cereal, lo que equivale a 74 mil hectáreas que podrían producir -según los rindes promedio- 28,8 quintales ó 2,8 toneladas por cada una.
Las inundaciones que abarcaron gran parte de la cuenca del Salado pueden generar una pérdida en el cultivo de trigo de 2% del área implantada, de acuerdo con el relevamiento semanal que realiza la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), lo que equivale a que se producirán 207 mil toneladas menos de las estimadas.
Considerando que para la campaña 2015/2016 se estima un área total de siembra de 3,7 millones de hectáreas en todo el país, la caída de 2% en la superficie sería igual a 74 mil hectáreas.
A su vez, si se considera que el rinde promedio de una hectárea implantada con trigo durante la campaña pasada se ubicó en 28,5 quintales, o 2,8 toneladas, la pérdida estimada a causa de las inundaciones en la cuenca del Salado se ubica en torno a 207 mil toneladas del cereal, sin considerar las pérdidas ocasionadas por el lavado de nitrógeno del suelo y la merma en la calidad y cantidad del cereal, y la baja tecnología aplicada en muchas de las regiones afectadas.
Menos intención de siembra
A la situación generada a partir de los inconvenientes climáticos -las prolongadas y copiosas precipitaciones- hay que sumarles la baja en la decisión de sembrar el cereal por parte de los productores.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimaba al principio de la siembra que se implantarían 3,4 millones de hectáreas, superficie que luego se incrementó a 3,7 milones. Sin embargo, la mejor estimación se ubica 24,3% por debajo del área sembrada en el ciclo pasado, cuando alcanzó 4,6 millones de hectáreas.
Según la BCR, la disminución en la intención de siembra la encabezan las provincias del norte del país y Entre Ríos, con reducciones que están cerca de 50%.
En tanto, en Córdoba y Santa Fe las caídas esperadas pueden estar en el orden de 16%. Buenos Aires podría perder cerca de 300.000 hectáreas sobre los dos millones que registró en el ciclo anterior (dato previo a las inundaciones). “En el principal núcleo triguero del sudeste bonaerense, el potencial de caída interanual podría superar 30%, lo que comprometería la capacidad productiva nacional”, indicaba la BCR hace un par de meses.
Sin implicancia en el consumo
En tanto, consultado por Comercio y Justicia, el titular de la Cámara de Fabricantes de Pastas Alimenticias y Afines de la provincia de Córdoba, Aldo Ferreyra, desestimó la posibilidad de que la caída en la producción del cereal pueda afectar la elaboración del insumo necesario para hacer frente al requerimiento del mercado interno.
“La demanda del mercado interno se ubica normalmente en 60% de la producción total, que en los últimos ciclos se ubicó entre 10 y 12 millones de toneladas”, explicó el dirigente.
En ese sentido, si las hectáreas totales destinadas a la producción de trigo se ubicaren en torno a tres millones (ya que 700 mil se perderían por las inundaciones), y el rinde promedio se fuere cercano a 2,8 toneladas por hectárea, la producción total, de mantenerse las actuales condiciones climáticas, podría aproximarse a 8,5 millones de toneladas.
Asimismo, si el mercado interno requiere alrededor de 6 millones de toneladas, la consecuencia de las inundaciones de la cuenca del Salado afectaría los volúmenes excedentes destinados a la exportación, por lo cual estaría asegurado el abastecimiento de los argentinos -no así la rentabilidad o el negocio de los exportadores de trigo-.
