El sorpresivo triunfo de Sergio Massa, quien ahora dirimirá en el balotaje con Javier Milei la futura gestión a partir del 10 de diciembre, presagia un escenario cambiario que seguramente mantendrá la tónica de la semana pasada y un dólar oficial sin cambios por ahora, al menos hasta el 15 de noviembre, cuando el Banco Central retome las microdevaluaciones, según indicó la semana pasada el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein.
En rigor, no sólo porque la divisa mayorista a 350 pesos ya quedó atrasada -como de hecho ya sucedió tras los datos de inflación de agosto y septiembre- sino básicamente porque, Massa -todavía en competencia- apelará a todas las herramientas para no devaluar, menos aún como lo hizo tras las PASO, lo que derivó en una inflación récord.
En todo caso, el funcionamiento de la economía en general retomará cierta normalidad, luego del virtual parate de la semana pasada ante la incertidumbre sobre los resultados electorales y sobre qué podría suceder el día después, básicamente con el tipo de cambio.
Por lo demás, el panorama de la macro sigue siendo el mismo que el viernes último: una economía en baja, inflación alta que se mantendrá al menos hasta fin de año y un aumento del déficit fiscal, producto de las últimas medidas tomadas por Massa para mejorar su performance electoral y volcar más fondos en la calle, entre ellos la suba del mínimo no imponible de Ganancias y el programa Compre sin IVA, además de otras medidas como créditos subsidiados, entre otros.
Esa estrategia surtió efecto electoral pero habrá que ver cómo financia ese mayor gasto, en principio con emisión monetaria pero también con la quita de subsidios a diferentes sectores.
Mientras tanto, habrá que ver qué pasa después del 31 de octubre, cuando venzan diferentes acuerdos de precios, como el congelamiento del precio de los combustibles, los medicamentos y el programa Precios Justos que no logró el impacto esperado, al menos en el interior del país.
Más allá de ese esquema, quedó claro que Massa logró separar su gestión -cuyos resultados, una vez más, no fueron positivos desde el punto de vista económico-, de la de Alberto Fernández y también de la de Cristina Fernández, presidente y vicepresidente, quienes no tuvieron protagonismo alguno en la campaña, salvo en el acuerdo que logró articular un candidato de unidad.
En cuanto a Milei, no logró repetir la performance y habrá que ver qué estrategia elige ahora para mívencer a Massa en el balotaje.
Un razonamiento lógico sería que buena parte de los votos de Bullrich se vuelquen a Milei y refuercen el volumen necesario para vencer a Massa en la segunda vuelta.
Sin embargo, esa cuenta no es tan lineal. Muchos radicales que integran Juntos por el Cambio muy probablemente no apoyen a Milei. Tampoco es seguro que voten a Massa.
Finalmente, la muy buena performance del cordobés Juan Schiaretti, quien mejoró su situación respecto a las PASO cuando todo indicaba que podría sufrir el efecto del denominado “voto útil”, sumará tres legisladores nacionales a Diputados y, además, será un actor clave en el balotaje.
¿Adónde irán los votos obtenidos por Schiaretti?. Muy probablemente una parte se incline por Massa pero otra porción podría apoyar a Milei.
Con todo, para Schiaretti y desde el 10 de diciembre para Martín Llaryora, no es la mejor noticia. El desafío del gobernador electo de Córdoba, en caso de que Massa resulte el futuro presidente, será negociar varios frentes que hoy están judicializados, entre ellos los fondos para la Caja de Jubilaciones, la deuda por obras y probablemente también los subsidios al transporte.
En cuanto a Myriam Bregman, no logró mejorar con relación a las PASO y mantuvo el núcleo duro de la izquierda.