jueves 26, diciembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

También en ganadería: después de la sequía, nuevos problemas

FEEDLOTS. Fueron excluidos de las compensaciones a quienes alimentan animales en confinamiento.
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Con menos cosecha, suben los valores de los granos que se requieren para engordar el ganado y terminar los productos para venta. Tampoco hay pasturas de reemplazo. Se frustraron además los negocios marginales de la actividad frigorífica y, para colmo, las familias consumen menos y diferente

Como en la perinola, “todos pierden” este año después de la sequía histórica que superó las marcas de los últimos 61 años. Pero no sólo por la falta de lluvia, que nos vino de arriba, sino también por lo que “supimos conseguir”: un conjunto de medidas macroeconómicas, cambiarias y sectoriales que instrumentó el Gobierno nacional que influyen de diversos modos sobre actividades agroganaderas.
Ésta es la idea general que dejó la última Charla Ganadera organizada por la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra), en la que los establecimientos de Córdoba cuentan con la vicepresidencia, en la persona de Daniel Urcía, conocido referente de los frigoríficos locales.
Disertaron en la actividad el economista de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCba) Gonzalo Agusto y el analista ganadero de AgroIdeas, Federico Santángelo. En el comienzo, Urcía, también vicepresidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Nacional (IPCVA), resaltó el nombramiento de Jorge Grimberg como nuevo presidente del organismo, así como el acuerdo salarial con los representantes de los trabajadores de la industria, que fue de 48%.

Córdoba, castigadísima
El economista Agusto dijo que en la provincia de Córdoba el resultado del malísimo combo económico ya descripto “es negativo para todas las regiones” productoras. A modo de ejemplo, mencionó que en localidades de la zona núcleo, como Marcos Juárez, en la actividad sojera el resultado neto termina siendo negativo en 178 dólares por hectárea, en tanto que en maíz llega a 232 dólares por hectárea. Estas pérdidas, aclaremos, contabilizan la afectación por el desdoblamiento cambiario y los derechos de exportación, que reducen los ingresos de los productores.
Para este año, la estimación de la BCCba es de un rinde de maíz de sólo 54 quintales por hectárea, contra los 74 del año pasado. En definitiva, de un potencial productivo de 41 millones de toneladas entre ambos granos, se cosecharían apenas 20 millones, indicó el especialista, tal como ya resaltó Comercio y Justicia acá.

El país, hundido
Pero también pierde toda la economía cordobesa y la nacional. Si para el país hay estimaciones sobre que se dejarían de exportar bienes por entre 15.000 millones y 20.000 millones de dólares, sólo en la provincia de Córdoba caería el ingreso en 7.700 millones de dólares.
“Eso equivale a 600.000 viajes de camión”, destacó Agusto para graficar cuánto afecta la seca no sólo a los agricultores sino también otras actividades vinculadas, como la del transporte de cargas.
Este faltante de granos tendrá también repercución en los costos de las transformaciones productivas de los granos, entre ellas la actividad ganadera, que deberá competir con las demás por el poco maíz y la poca soja disponibles para la formulación de las dietas intensivas, que serán ahora más requeridas por la falta de pasturas.

¿Dólar Soja III?
Ante el escenario de escasez de granos de este año, el analista destacó la posibilidad de que el Gobierno ponga en marcha un “dólar soja 3” o un “dólar maíz”, lo que abriría ventanas de oportunidad comercial para mejorar el ingreso, aunque eso no compensará las pérdidas que causó el clima.

Ganadería: problemas en toda la cadena
A su turno, el consultor Federico Santángelo analizó lo que sucede con la cadena ganadera.
En primer lugar destacó que el criador es quien más está sufriendo las consecuencias climáticas y económicas.
Si desde 2020 el ternero pasó a ser refugio de valor y contó con alta demanda y, a su vez, se vendió con buenos precios la vaca por la alta demanda de China, este año el panorama es precisamente el contrario.
Al no haber pasturas para la recría, se adelantaron los procesos productivos. El ternero salió antes y con poca demanda para la recría. Sus precios cayeron en términos reales porque mejoraron sólo 30% en forma interanual, contra una inflación de alrededor de 100%.
Esto mejoró la ecuación del engorde a corral, que por primera vez en mucho tiempo tiene una ecuación positiva en la compra–venta, aunque mucha incertidumbre respecto de si los feedlots contarán con el alimento y a qué precio lo deberán pagar para poder terminar hacienda, que se espera tendrá un pico de ofrecimientos “y muchas dudas respecto de que pueda siquiera copiar la inflación“, dijo Santángelo.
El analista consideró que hasta al menos bien entrada la primavera, habrá hacienda liviana en cantidad para el mercado interno, ya que estas categorías tuvieron una oferta más reducida en el verano y eso permitió la mejora en los valores.
Pero entre el recorte en el poder de compra del salario y la alta oferta prevista, “no se esperan mejoras significativas sino más bien un nuevo período de retraso” en los valores, afirmó.
En cuanto al sector de la industria, “hay preocupación por el escenario macro” ya que la inflación de costos en diferentes rubros “no da tregua”.
Dante Cerino, directivo de Fifra, se refirió a esta cuestión y resaltó el poco valor que tienen los subproductos que años atrás permitían un ingreso que cubría costos fijos, como los salarios.
Por ejemplo, el Gobierno nacional prometió liberar la exportación de cueros crudos salados “pero por ahora no hay novedades” al respecto. Esto sería de gran importancia para las industrias cárnicas que sufren la baja del valor de este subproducto y del resto, como huesos, sebos y menudencias que “cada vez tienen menos aceptación” entre los consumidores locales.
En tal sentido, dijo que la industria destinada al consumo “necesita de esas medidas” ya que no tiene otra forma de evitar el traslado inmediato de la suba del precio de la hacienda.
Finalmente, el economista destacó su preocupación por “la caída en los volúmenes de venta de carne a nivel minorista“, lo que se refleja en las complicaciones para trasladar al precio la recomposición necesaria de valores que tuvo la hacienda, que “sigue atrasada respecto de la inflación”.

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