Sin negar los problemas que a diario muestra la coyuntura, muy por el contrario, casi pareciendo más un analista que el Presidente de la Nación, Mauricio Macri habló ayer, en Córdoba, del pasado, el presente y lo que él ve como el futuro del país. En ese sentido, adelantó que -a su modo de ver- “se viene una revolución del crecimiento de los argentinos”.
Las declaraciones fueron parte del diálogo que mantuvo con Miguel Clariá en el marco del 41º Aniversario de la Fundación Mediterránea en el Sheraton.
Allí hizo un resumen de su gestión: “Estábamos tomando envión en 2017. Nos habíamos propuesto secuenciar la reducción de los problemas en el tiempo, acompañándolo con crecimiento y financiamiento. Tal vez el objetivo no fue coherente. Nos propusimos bajar demasiado gradualmente el déficit fiscal y la inflación. Pero la fragilidad del país que requiere de financiamiento de manera permanente porque gasta más de lo que tiene, en un mundo tan volátil, nos expone a cualquier tormenta. Es parte del proceso de aprendizaje. Estamos poniendo los problemas sobre la mesa y dejando de hablar de magia. No se puede gastar de más. Eso no existe. Hay una mayoría de la sociedad que lo entiende. La dirigencia a veces entiende y acompaña, y a veces no y recae en actitudes demagógicas. Y el camino por ahí no es. Lo bueno es que tenemos talento y eso va a construir la argentina que queremos. De abajo para arriba. Tenemos que entender que lo que nos regalaron era mentira. Hoy lo que estamos haciendo, aunque para muchos sea lento, es consistente”.
Según relató ayer, suceden cosas buenas. Al campo, al turismo y al sector de los servicios les está yendo bien. “Hay un proceso virtuoso de generación de oportunidades, con una pesada herencia que fue por sostener una fiesta. Para los que me dijeron y criticaron que no dije que el país estaba quebrado y era una catástrofe, yo les digo que de ahí no se juntan energías para arrancar. Por eso le dimos una visión optimista de la realidad. Así soy yo. Y a los que dicen que el país no tiene arreglo, les digo que yo creo que sí lo tiene”, remarcó. Respecto del tamaño de esos problemas, el Presidente indicó que son “más manejables que en 2009, 2014, ni hablar de los de 2001. Por eso estamos caminando, por todo lo que hemos hecho. Por eso, en la medida en la que rápidamente emitamos un mensaje de que estamos en este rumbo y no lo vamos a cambiar, más se va a acelerar el proceso de recuperación”.
“En el camino, lo único que hay son oportunidades por delante. Y eso que aún no dominamos la inflación y los impuestos siguen siendo altos. Imagínense cuando lo dominemos. En mi visión, esto va a ser una revolución del crecimiento de los argentinos”, aseguró.
“Más allá del momento difícil por el que estamos pasando, por esta tormenta que nos chocó de frente cuando nos estábamos embalando, siguen pasando cosas muy importantes en términos de futuro”, dijo y usó como ejemplo la actividad generada en Vaca Muerta. “Llevó tiempo ponerse de acuerdo con el gremio y los gobiernos provinciales. Si no hubiéramos hecho el esfuerzo, eso seguiría estando allá abajo, hubiéramos seguido importando y no hubiéramos generado trabajo y la posibilidad de bajar el costo de la energía”, dijo y aseguró que este año se va a exportar gas a Chile, y en “dos años, máximo tres vamos a ser exportadores netos. Es una revolución que puede llegar a generar medio millón de empleos”, dijo.
De igual modo se refirió a la producción de litio en el norte. “En la medida en que tengamos mucha producción, una macroeconomía ordenada, y el Estado no aplaste a todos con impuestos que dañan la actividad privada, va a ser más fácil que la gente apueste a agregarle valor”, indicó.
En cuanto al comercio exterior y las posibilidades que se le abren al país en esa materia, se manifestó “entusiasta en la relación con China porque es una gran oportunidad. Al igual que Japón están apostando a Argentina. Ellos consideran que esta situación que atravesamos es coyuntural. Tenemos que terminar de hacer los deberes”.
“Ahora nos toca presidir el G20 y como tal nos hemos propuesto como facilitadores para sostener los valores del comercio justo, abierto. A los países que mejor les fue en los últimos 30 años son los que más comerciaron, los que más integraron. No hay dudas de lo que tenemos que hacer, debemos integrarnos al mundo. Ya probamos otros modelos y nos fue mal. Tenemos muchas cosas que resolver, tenemos problemas internos de productividad, muchas cosas por resolver, de comportamientos mafiosos y prepotentes que generaron costos para otros argentinos, producto también del comportamiento del Estado que se lleva todo el dinero que anda dando vueltas acá y en el mundo para financiar la deuda externa. Hay que ponerle un límite. Y hay que entender también que cuando hablo de la política del gasto público descontrolado es la que nos impide crear empleo de calidad que es el principal objetivo que tenemos para brindar oportunidades”, dijo.
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