El secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, reconoció hoy que “el riesgo de un embargo de petróleo y gas a Rusia puede poner al mercado en mayores riesgos”, en medio del comienzo de discusiones con la Unión Europea y el resto de aliados para prohibir las importaciones de hidrocarburos rusos.
En una entrevista con la cadena CNN, Blinken señaló que “en lo que se refiere al petróleo, ayer mismo lo estaba hablando con el Presidente Joe Biden”.
“Ahora mismo estamos hablando con nuestros socios europeos y el resto de aliados la forma de declarar, de manera coordinada, la posibilidad de prohibir la importación del petróleo ruso al tiempo que nos aseguramos que todavía quedan reservas apropiadas en los mercados mundiales”, reveló Blinken.
En la misma línea, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se reunió de manera virtual con 280 miembros del Congreso de EE.UU. y les pidió ayuda para que se prohíba la importación de petróleo procedente de Rusia, ante lo que muchos legisladores expresaron su respaldo.
Aunque el veto al petróleo ruso ha ganado apoyo en EE.UU. a nivel doméstico, la Unión Europea (UE) aún no ha expresado su aprobación.
En otra entrevista con CNN, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, que se encuentra en Berlín, reiteró hoy su deseo de que Europa deje de depender de Rusia, diversifique sus fuentes de energía y acelere su inversión en energías renovables.
No obstante, la líder europea rechazó hacer comentarios sobre cualquier conversación con Washington acerca del petróleo ruso.
La UE depende de Rusia para el suministro de energía, ya que importa el 41% del gas natural y el 27% del petróleo que consume de ese país, según datos de Eurostat.
A diferencia de la Unión Europea, los EE.UU. tienen una enorme capacidad para producir su propio gas y petróleo gracias a la producción de hidrocarburos no convencionales y sólo importa el 8% de crudo desde Rusia, de acuerdo con datos de la Administración de Información Energética (EIA).
La prohibición de las importaciones de crudo ruso privaría al Kremlin de una importante fuente de ingresos, pero podría perjudicar a la economía mundial al provocar una subida de precios de la energía y sus consecuencias frente a la alta inflación en todo el mundo.
Los precios han alcanzado niveles elevados y cerraron el viernes en 115,70 dólares para el barril de la variedad WTI y 118,10 dólares para el tipo Brent.