martes 24, diciembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Rumores de apoyo de Estados Unidos ante el FMI para destrabar los desembolsos de este año

JOE BIDEN. La gestión del presidente norteamericano estaría interesada en apoyar a la Argentina.
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La falta de reservas sigue presionando al Gobierno, que necesita apoyo internacional para evitar una espiralización de la crisis. Aunque todavía potencial, la situación sería un bálsamo para el gabinete económico. Tensiones hacia adentro de la coalición gobernante.

El sitio económico Bloomberg echó a correr una versión de que la Administración Biden apoyaría acelerar los desembolsos del programa de US$44.000 millones de Argentina con el Fondo Monetario Internacional si las autoridades del país pueden negociar con éxito un nuevo calendario con la entidad. El sitio atribuye tal información a funcionarios estadounidenses que siguen de cerca el asunto.

Según el programa actual, Argentina debe recibir US$10.600 millones del FMI entre junio y diciembre. Sin embargo, una delicada situación económica -alimentada por la caída de las reservas, una inflación anualizada cercana al 120% y una feroz sequía- empuja al Gobierno a insistir en un adelantamiento de los desembolsos. A la luz del escaso apego del país por respetar los acuerdos alcanzados hasta ahora la empresa se presenta difícil.

Es en ese contexto que el posible apoyo de Estados Unidos para adelantar los pagos sería fundamental. El medio argumenta que esto se daría porque la potencia del norte ve la necesidad de evitar que la crisis económica de Argentina empeore, con los efectos que eso traería para los intereses políticos y económicos de Estados Unidos en la región.

El apoyo de EEUU es importante, dada su condición de mayor accionista del FMI y el deseo del organismo multilateral de tomar decisiones por consenso.

Pero negociar el desembolso anticipado del préstamo con el personal técnico del FMI no será tarea fácil para Argentina. Es probable que el Fondo exija condiciones que podrían ser difíciles de cumplir para el país, especialmente por tratarse de un año electoral. El largo historial de incumplimiento del país es otro elemento que le jugará en contra a la hora de ir a argumentar que los problemas se deben a la sequía y no a un excesivo énfasis en mantener bajo el tipo de cambio.

Según Bloomberg, un funcionario estadounidense advirtió que Estados Unidos tendría que revisar cualquier acuerdo del personal técnico y consultar con la dirección del FMI y otros miembros del directorio antes de adoptar una postura oficial. Dicha aclaración se puede traducir al lenguaje político como que difícilmente exista ese respaldo público, aunque sí existan presiones extraoficiales para que se concrete ese adelanto de fondos.

Una relación difícil

Aunque es algo inusual para sus normas, el FMI ha adelantado fondos a Argentina con anterioridad. En 2018, el FMI aprobó adelantar desembolsos al Gobierno del expresidente Mauricio Macri mientras la economía se hundía en una crisis monetaria desencadenada por otra importante sequía. Sin embargo, el adelanto de los fondos no estabilizó la economía y el programa se suspendió en torno a las elecciones presidenciales de 2019.

Sin embargo, hoy la situación parece ser aún más complicada. La semana pasada, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner culpó al acuerdo existente de los problemas económicos del país. Con profundo desconocimiento de la economía, se quejó de que las normas del fondo impedían al Banco Central intervenir para frenar la caída del peso. Dicho compromiso existe en el acuerdo, pero para evitar que las reservas se sigan escurriendo día tras día.

Después de los US$5.400 millones extendidos como financiamiento fresco a principios de abril, lo recibido por el país de parte del FMI durante el gobierno de Fernández alcanzó los US$28.900 millones, una abultada cifra que se espera aumente.

Dardos de Cristina

Antes de ayer la vicepresidenta Cristina Kirchner salió al cruce del exdirector del FMI para el hemisferio sur, Alejandro Werner, promotor del Stand By que el organismo le otorgó a Cambiemos en 2018. El economista consideró “descabellada” la propuesta de la titular del Senado de atar el pago del crédito al superávit comercial, lo que motivó un intercambio que parece más un mensaje a las filas internas de la coalición gobernante que a los funcionarios del organismo.

Fue a través de Twitter que la expresidenta se refirió a una declaración de Werner en el diario Clarín, en la que se expresó sobre vincular el pago del crédito de US$45.000 millones a una variable macroeconómica como es la evolución de la balanza comercial del país. “Es totalmente descabellado. Cualquier contrato de crédito paga una tasa de interés fijo o variable. El condicionar el pago de deuda a un desempeño macroeconómico hace que el instrumento se empiece a parecer a una acción”, dijo el economista.

“Descabellado fue haberle dado un préstamo político por US$45.000 millones de dólares al gobierno de Mauricio Macri para que ganara las elecciones como reconocieron de los dos lados del mostrador, Mauricio Claver Carone, ex Presidente del BID y Carlos Melconian ex Presidente del Banco Nación”, dijo la vicepresidenta. Claver Carone en aquel momento se desempeñaba como representante de EEUU ante el FMI y en distintas oportunidades manifestó que el préstamo fue impulsado por orden de Donald Trump para apoyar al gobierno de Macri. La referencia, a la luz del apoyo que recibiría su gobierno por parte del de Joe Biden, parece un mensaje a los que están detrás de las negociaciones con el organismo.

En cuanto a su propuesta de atar el pago de una deuda a una variable macroeconómica, la vicepresidenta dijo que: “es lo que hizo Néstor Kirchner cuando reestructuró de forma exitosa la deuda que otros habían defaulteado en el año 2001 y ató el pago del cupón al crecimiento del PBI de nuestro país”.

Sin embargo, Argentina ató al PBI el pago de la deuda a los bonistas, no al FMI. La jugada sirvió para favorecer el ingreso de los acreedores al canje de Lavagna, pero empujó a una posterior manipulación de los datos del PBI, lo que generó juicios en el exterior, uno con un reciente fallo en contra registrado en Londres. Además, ni el canje del 2005 encarado por Néstor Kirchner, ni el del 2010 ordenado por la propia Cristina Fernández de Kirchner impidieron que el país cayera en default en 2014.

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