ESCUCHAREl ministerio de Agroindustria lanzó el Programa Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos. Promueve la reutilización o la concesión de productos aptos para consumo humano. Sin embargo, encuentran el limitante del Código Civil, que buscan resolver
Unas 16 millones de toneladas de alimentos se pierden en Argentina cada año. Eso equivale a 365 kilos por persona al año, o a un kilogramo por día por persona, según un trabajo realizado por el Ministerio de Agroindustria de la Nación. De esa cifra, casi 72% corresponde a hortalizas y frutas, y 10% a lo de los supermercados.
Si bien hay varias iniciativas para evitar esto -desde “la heladera social” que nació en Tucumán hasta los Bancos de Alimentos-, el problema crucial que limita la donación de alimentos para combatir la pobreza -que, según cifras del Indec, hoy alcanza a uno de cada tres argentinos- es la responsabilidad civil de ese acto, es decir, la responsabilidad por lo que ese alimento pudiera causar en quien lo llegue a consumir.
Desde al menos 2005 se intentó reglamentar la donación de alimentos en general: hay algunos proyectos presentados y uno que llegó a sancionarse (el del “buen samaritano”, 25989) pero que fue vetado por el ex presidente Néstor Kirchner porque justamente eximía de responsabilidad civil al que entregaba el alimento.
Respecto de este tema y en el marco del lanzamiento del Programa Nacional de Reducción de Pérdida y Desperdicio de Alimentos que realizó el Ministerio de Agroindustria hace algunas semanas, Comercio y Justicia dialogó con Mercedes Nimo, subsecretaria de Alimentos y Bebidas.
-El objetivo del programa es promover un sistema alimentario eficiente ¿qué herramientas han diseñado para conseguirlo?
-El programa tiene dos ejes, uno es el consumidor y el otro son los integrantes de las cadenas de valor, es decir, los productores, las industrias y los puntos de ventas. Para el caso de las cadenas de valor, primero se va a hacer un estudio para determinar cuál es el nivel de pérdida específico que tienen aquellas cadenas más sensibles, es decir, que desperdician más. Y las herramientas básicamente están orientadas a capacitación y la implementación de sistemas de gestión de calidad que son los que permiten hacer un proceso mucho más eficiente y disminuir las pérdidas que se producen durante el proceso. Por otro lado está el trabajo con el consumidor. En ese caso se trabajará la concientización por medio de una serie de recomendaciones que van desde cómo hacer las compras, cómo reutilizar los productos, cómo leer la etiqueta de un alimento, hasta cómo hacer la recorrida en el supermercado para minimizar el corte de la cadena de frío en los productos frescos.
-¿La capacitación con los integrantes de la cadena productiva será en buenas prácticas?
-El programa es mucho más amplio de los que tenemos hoy en día de buenas prácticas agrícolas y de buenas prácticas de manufactura, porque tenemos que trabajar con las dos instancias, los productores y las industrias. Y luego también con los puntos de ventas, porque allí también se generan desperdicios y es necesario ver qué tipos de herramientas podemos poner en práctica para incentivar las donaciones o la reutilización.
-¿Cómo se resolverá la cuestión legal de la responsabilidad civil?
-Diría que es el tema más complejo a resolver. Estamos trabajando con los bancos de Alimentos y con los legisladores en un proyecto de ley que incentive la donación de alimentos y pueda ofrecer una solución a este tema, porque claramente hay una cuestión de responsabilidad que está contemplada dentro del Código Civil. Ése es el temor que tienen muchas empresas o proveedores de servicios antes de donar un producto porque, en caso de que surgiera algún problema, serían solidariamente responsables.
-Había una iniciativa ¿en qué están pensando ustedes?
-Es un tema que está sobre la mesa y estamos, entre todos, buscando las soluciones, porque claramente debemos incentivar a donar más. Resolver esta cuestión está dentro de nuestras prioridades. Hace meses que estamos discutiendo qué camino legal es el adecuado. No es fácil, pero entre tanta gente, algo se nos tiene que ocurrir.
-Imagino que los hoteles y restaurantes deben ser de los mayores generadores de desperdicio ¿o no?
-Ellos y los mercados concentradores de frutas y hortalizas, que tiran muchos productos que no se comercializan. Con estos últimos estamos viendo la manera de reutilizar esos productos para que no terminen siendo basura; por ejemplo, estamos viendo la forma de obtener energía. En el Mercado Central de Buenos Aires estamos trabajando para poder contar con un biodigestor que pueda procesar toda la cantidad de desperdicios que se generan diariamente.
-¿Piensan replicar el modelo?
-Es la idea. Sabemos que va a llevar tiempo porque el Mercado de Buenos Aires es uno de los más grandes del país y el biodigestor que se está previendo es enorme. Pero una vez que esté ajustado, que esperamos esté avanzado el año que viene, llevaremos la idea a los mercados centrales de las grandes provincias.
12 % del total de alimentos que se producen en el país por año se desperdicia, esto es, 16 millones de toneladas, o 365 kilos de alimentos por persona por año, según un estudio del Ministerio de Agroindustria.
