La última ola de calor que afectó a la región núcleo del país, fue para muchos el golpe final para los cultivos de verano que ya venían muy afectados por la sequía y la helada temprana que se registró a mediados del mes pasado.
Para el consultor de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), Alfredo Elorriaga, no hay registros desde hace mucho tiempo de un escenario con altas temperaturas como se registró en los últimos días. “Las temperaturas extremas que no cesaron desde finales de febrero, no hay registros en los últimos 100 años de una ola de calor tan larga en el tiempo – 18 días consecutivos– y con temperaturas mínimas y máximas tan elevadas”, dijo el especialista en un informe que presentó la entidad.
Además, expresó que “lo llamativo fue que las temperaturas mínimas durante este período presentaron el mismo nivel que las temperaturas máximas medias de marzo, y las temperaturas máximas estuvieron 10°C por encima de la temperatura máxima promedio para el mes”. Por otro lado, señaló que ante un escenario complejo desde lo climático, la buena noticia es que “los pronósticos indican que a partir de la segunda quincena, el bloqueo comienza a desplazarse hacia el este y la circulación de los sistemas frontales aumenta su incursión hacia el centro del país. Esto provocará un cambio de masa de aire, un descenso generalizado de las temperaturas y el desarrollo de lluvias y tormentas que, aunque todavía erráticas y dispares, aumentarán su área de cobertura hacia el centro del país”.
El viernes la Bolsa de Cereales de Buenos Aires volvió a recortar las estimaciones de cosecha total de soja y maíz. En el caso de la oleaginosa, se recortó en 4 millones de toneladas la estimación, que ahora se ubica en 25 millones de toneladas. Se trata de una cifra que representa una caída interanual del 42,2% y del 44,4% en relación a las últimas 5 campañas. Por el lado del cereal, el ajuste a la baja fue de 1,5 millones de toneladas y la proyección ahora es de 36 millones de toneladas, son 16 millones de toneladas menos en relación a la campaña anterior.
Gripe aviar
Aunque en el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) se muestran calmos y seguros de las tareas de control que están realizando frente a la Influenza Aviar altamente patógena de la variante H5, uno de cada cinco análisis que se realizan ante cada sospecha remitida al laboratorio de Martínez está dando positivo. Esto claramente es un porcentaje todavía muy elevado.
Hasta este fin de semana suman 59 las detecciones de la enfermedad.
Esa cifra de casos positivos equivale a una quinta parte de las más de 300 notificaciones analizadas por el Laboratorio del Senasa, donde ya se acumulan 49 focos en aves de traspatio, 4 en aves silvestres y 6 en el sector de granjas comerciales.
La mayor preocupación, está concentrada en la provincia de Córdoba (con 18 casos confirmados), donde abundan los positivos en gallineros caseros, de patio o de autoconsumo, donde prácticamente no existen los controles sanitarios. En declaraciones a CNN Radio, el titular de la Cámara de Productores Avícolas (Capia), Javier Prida, dijo que ese sector escapó de los radares sanitarios. “El ave de traspatio en la Argentina en su gran mayoría no tiene un control adecuado”, denunció.
El gran peligro es que la IA H5 se traslade de allí a los establecimientos comerciales donde el stock de gallinas ponedoras y pollos parrilleros se cuentan de a millones, ya que la estrategia para evitar la difusión de la enfermedad es la matanza inmediata de todos los ejemplares de cada foco. Es lo que sucedió en los seis casos de ese tipo detectados hasta ahora.
Fuentes oficiales destacaron al portal Bichos de Campo que “van unas 700.000 aves muertas en los 6 focos detectados al momento en el sector comercial, un 30% por la propia enfermedad y un 70% sacrificadas en el marco de las acciones sanitarias para evitar que se disperse”.
Esto, según evaluó Prida, equivale a solo 2% del stock nacional, mientras que en otros países como Ecuador este porcentaje de sacrificios ya llegó al 5% de las aves comerciales.
De empeorar la situación se agravaría el cuadro de presión sobre el costo de los alimentos, que aumentaron en Córdoba un 12,25% en el mes de febrero.