ESCUCHARLa presidenta Cristina Fernández reglamentó ayer la ley 26457, que incentiva la producción nacional de motos y motopartes. El Gobierno pretende de esta manera intervenir sobre un sector que actualmente importa componentes por alrededor de 450 millones de dólares.
La ley establece un plazo de cinco años para que las partes importadas de las motos que se venden en el país constituyan sólo 30% del valor de producción de la unidad. Actualmente, el nivel de componentes importados supera 50% y la ley obliga a incorporar hasta ese porcentaje en el primer año.
La ley incluye además incentivos en materia arancelaria y fiscal para orientar la integración local de motopartes y la producción nacional de ciclomotores y cuatriciclos.
El año pasado se importaron motopartes y motovehículos por más de 450 millones de dólares y se vendieron más de 800 mil motos, de las cuales 70% fueron importadas.
La ley prevé, además, la reducción hasta 60% de los aranceles de importación de partes y motos a las empresas que presenten un plan para la fabricación de motos en nuestro país. Ese tratamiento arancelario promocional durará cinco años y será decreciente hacia el final del régimen.
Según Giorgi, este sector adquiere “mucha relevancia” en el entramado industrial nacional porque es mano de obra intensiva, con personal calificado y genera “más de 25 mil empleos directos e indirectos”.
La ministra comentó que a comienzos de año las proyecciones de venta preveían 300 mil unidades, estimación que ya fue superada y que terminará bordeando las 550 mil motos. De este total, 50% serán de producción nacional, mientras el año pasado sólo 30% fueron fabricadas en el país.
La funcionaria adelantó, además, que el Gobierno decidió “financiar un proyecto para la producción nacional de un motor para motos, porque es el corazón del rodado”, sin aportar más datos al respecto. Sólo agregó que en la iniciativa intervendrá el Instituto Nacional de Industria.
